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Multas a padres cuyos hijos no rindan en la escuela

Los padres deben asegurarse de que sus retoños estén físicamente preparados para aprovechar el día.

La ciudad de Basilea ha dado un paso más para introducir fuertes sanciones a los padres con hijos que normalmente acuden al colegio con sueño, hambre y sin haber hecho los deberes.

El gobierno cantonal aprobó una enmienda a la Ley de Educación esta semana que prevé penas de hasta 1.000 francos para las infracciones más graves.

La sanción es parte de una serie de medidas que el cantón pretende introducir, lo que supondría una de las normativas más estrictas de Suiza.

La medida se enfrenta al voto final por parte del parlamento de la villa de Basilea en primavera. El director de educación municipal, Christoph Eymann, confía plenamente en que se efectúe esta aprobación.

Actualmente, los padres de los escolares de la localidad tienen una obligación legal –asegurarse de que sus hijos e hijas vayan a la escuela con regularidad. Pero con las posibles modificaciones también tendrían que asistir a reuniones vespertinas con los profesores, y testificar que sus retoños estén físicamente preparados para aprovechar el día y con sus tareas escolares hechas.

“A menudo escuchamos a los profesores decir que los estudiantes se quedan dormidos en clase porque ven la televisión hasta medianoche”, expone Eymann.

“Los padres tienen que asegurarse de que sus hijos lleguen descansados a la escuela, que acudan asiduamente, y que sean capaces de absorber los conocimientos que les enseñan”.

Objetivos comunes

La enmienda señala que en los casos problemáticos, padres y escolares deberían acudir primero a un encuentro con el colegio. La siguiente fase significaría que los padres firmen acuerdos escritos comprometiéndose a hacer más. Las sanciones se aplicarían como última medida, indica a swissinfo Eymann.

En particular están los padres que afirman no querer seguir las reglas que se prevén aplicar. Desgraciadamente existen familias así, según Eyman. Y sus hijos pueden molestar a otros niños y niñas durante las lecciones.

El responsable de educación municipal argumenta que los padres que no pueden arreglárselas, como aquellos que luchan por criar a los niños por su cuenta, recibirán ayuda por parte de la escuela.

La nueva medida se asienta en la idea de una mejor cooperación entre familias y centros escolares “para conseguir objetivos comunes en materia educacional”. Eymann indica que las medidas son importantes para garantizar que todos los niños reciban una buena educación.

“Queremos frenar que los jóvenes entren a formar parte de la lista de desempleados, en el peor de los casos. Pretendemos dar a los niños la mejor oportunidad de satisfacer su potencial. Este es un pequeño azulejo del mosaico, aunque se deben adoptar otras medidas para acabar el mosaico”.

“Sabemos que esto supone una gran intromisión en la privacidad de las personas, pero sería como último caso. Si todo lo demás falla, queremos contar con la opción de imponer multas”.

Otras soluciones

Sin embargo, Anna Hausherr, secretaria principal de la Asociación Suiza de Familias Monoparentales, indica que la propuesta no es realista y los padres no deben ser penalizados debido a su situación particular en sus casas.

“Realmente ésta no es una buena solución. Tampoco ofrece a los padres un marco de apoyo que precisan”, explica a swissinfo.

“Suiza cuenta con una enorme carencia de instalaciones para el cuidado infantil, como programas escolares tras las horas lectivas o comedores escolares, que muchos otros países con la misma calidad de vida tienen. Eso es lo que se debería hacer primero”.

Hausherr recomienda que las escuelas dejen tiempo a los pupilos para que hagan sus tareas y que ofrezcan comida y bebida adicional por la mañana, si se tiene el caso de que los niños acuden a clases con hambre.

No todos los padres y madres tienen la capacidad o el tiempo para ayudar a sus pequeños con los deberes, argumenta. Además es complicado a veces conseguir que los niños desayunen bien antes de ir al colegio. La hora de acostarse puede variar entre culturas, y Hausherr cree que sería mejor hablar con las familias para ayudarles a cambiar sus hábitos.

“Las multas afectarían sin duda a aquellas familias que no dispongan de demasiado dinero”, concluye.

Ánimos y estímulos

Viviane Fenter, de la Asociación Suiza para la Formación de los Padres, está de acuerdo.

“Las sanciones nunca sirven de ayuda. Los estímulos y los ánimos pueden mejorar la situación mucho más que las sanciones”, declara Fenter.

El sistema de penalizaciones está ampliamente extendido en países vecinos como Alemania y Austria.

Los cantones de Berna y Zúrich también mantienen conversaciones de cara a que los padres tomen mayor responsabilidad en torno al papel de sus hijos en la escuela.

El presidente de la Asociación Suiza de Profesores, Beat Zemp, ha dado la acogida a la medida que persigue la ciudad de Basilea, ya que según él los padres pueden tener un efecto más positivo sobre sus hijos del que pueden ejercer los profesores.

El parlamento municipal de Basilea debe esperar hasta primavera para que la Comisión cantonal de Cultura y Educación tome su decisión respecto a la normativa. Con el respaldo de los sindicatos de profesores de enseñanza a la posible medida, Eymann concluye que “es bastante seguro” que finalmente se apruebe.

swissinfo, Jessica Dacey
(Traducción: Iván Turmo)

Ya existen multas de este tipo en varios cantones suizos.

En el de Argovia hay sanciones de entre 600 y 1.000 francos para los padres que no asisten a las reuniones con los profesores.

El semicantón de Appenzell Rodas Exteriores establece multas de hasta 5.000 francos, que se aplican cuando los escolares se ausentan de la escuela.

Bajo la ley de Zúrich, las familias deben mandar a sus hijos al colegio y las excursiones “vestidos y equipados apropiadamente”.

De aprobarse la medida en la ciudad de Basilea, las multas podrían alcanzar los 1.000 francos.

El centro educativo bilingüe (español y suizo-alemán) se dirige a familias de habla española que residen en Basilea u otro cantón cercano.

Se ocupa del cuidado y la educación de niños de entre 0 y 10 años de edad y se basa en un concepto pedagógico que une las culturas y lenguas española y suiza.

Cuenta con la subvención del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España y del Departamento de Educación del cantón de Basilea-Ciudad.

En 2001 se fundó la Asociación de Padres de la Guardería Infantil Española (AGIE) que consiguió los fondos necesarios para garantizar la persistencia del centro.

La colaboración con las autoridades de Basilea es principalmente de carácter financiero.

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