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“Un lugar para ser construido”

Retorno de la izquierda al Elíseo después de 17 años. Keystone

La victoria debía ser y la victoria fue. El candidato “normal” François Hollande deberá demostrar ahora que no es solamente una solución provisional, subraya la prensa suiza de este lunes. Pero el camino es cuesta arriba.

“No hubo sorpresa. Los franceses no reeligieron a Nicolas Sarkozy. Sin discusión. Como consecuencia -y cabe señalarlo- eligieron a François Hollande. El otro. Casi por casualidad, en cualquier caso, no con entusiasmo”. El análisis del Tages Anzeiger y del Bund se encuentra en muchos comentarios de la prensa suiza. Más que elegir al candidato socialista, los franceses sancionaron a Nicolas Sarkozy.  

“El eslogan ‘todo excepto Sarkozy’, de 2007, siguió resonando durante cinco años”, observa Le Temps, según el cual “el presidente saliente, a pesar de su energía, su voluntarismo y su capacidad para abrir nuevos caminos, se encontró con la terrible crisis y el aumento del desempleo, lo que conduce inevitablemente al fracaso”.

“Sarkozy, al igual que otros líderes europeos desalojados del poder en los últimos años (Gran Bretaña, Grecia, Italia, España, etc.) paga las consecuencias del descontento generado en Francia por la crisis financiera y económica mundial y las medidas de austeridad decididas en Europa para frenar la deuda pública”, refiere el Corriere del Ticino.

Falta poner la primera piedra

Menos perentorio, La Regione, advierte que el señalamiento de que “Hollande no ganó, sino que perdió”, “significa ofrecer una lectura reduccionista de la voluntad de la mayoría de los franceses, enfrentados con dos modelos diferentes, sino es que claramente en conflicto”. Para el diario del Tesino, “al final, en el resultado de los votos escrutados contó el ‘proyecto global’ del heredero de Mitterrand y de su partido. Un proyecto que ubica en su centro la necesidad de una mayor justicia social y contributiva”.

Falta poner la primera piedra de la cantera, anota el Corriere del Ticino, que intitula su comentario “ Un lugar para ser construido”. “Tendrá que transformar las bellas palabras en hechos. Reanudar el hilo del crecimiento, crear puestos de trabajo, lograr la transición ecológica…” resume Le Matin.

Hollande, apunta el Basler Zeitung, deberá probar que es más que solamente una solución provisional. “El antisarkozysmo – escribe el diario de Basilea – no constituye un programa”. Hasta ahora, sin embargo, Francia se ha resistido a las reformas “necesarias”, como aquellas del mercado de trabajo.

Esfuerzo colectivo

Con la votación del domingo, los franceses han mostrado su voluntad de “castigar al personaje, su deseo obsesivo de omnipresencia, su frenético estilo personal, la racha de problemas (seguridad, exceso de inmigrantes, Islam) caros a la xenófoba extrema derecha”, observa La Regione.

“El futuro se anuncia difícil para François II y la nueva mayoría de esta Francia febril dentro de una Europa frágil”, subraya, por su parte, el Quotidien Jurassien. Si usted quiere “limpiar el déficit, mejorar el crecimiento, ofrecer un poder adquisitivo a la gente, la Francia de mañana tendrá que ser la del esfuerzo colectivo”.

Un esfuerzo que, sin embargo, se mantuvo como tema tabú durante la campaña, anota Le Temps. “Las profundas reformas por venir, su amplitud y su utilidad no han sido explicadas” a los franceses. “Empero, llegó el día de pagar la factura de 37 años consecutivos de déficit, de sueños sin financiamiento y de disparates económicos”. “Nos guste o no, el nuevo presidente francés tendrá que adaptar su programa a las necesidades. En el contexto francés, ¿lo logrará?,  se pregunta el periódico de expresión francesa.

Una advertencia que plantea también el Berner Zeitung: “Francia vive por encima de sus posibilidades, pero no lo dice y “la campaña liderada por François Hollande refleja esa grotesca negación de la realidad”.

Para el editorialista de La Tribune de Genève y de 24 Heures, la posición de Hollande se hace aún más difícil ya que debe hacer frente a “dos elementos contradictorios”. Por un lado, sus conciudadanos se muestran cada vez más impacientes frente a una economía que se deteriora y quieren que el jefe de Estado establezca rápidamente salidas de emergencia. Por otro, el margen de maniobra del Estado es cada vez más estrecho. 

Entre austeridad y reactivación económica

De acuerdo con el Neue Zürcher Zeitung, el nuevo inquilino del Elíseo tendrá que “presentar pronto un programa financiero creíble si se quiere evitar cualquier duda sobre la capacidad del país para honrar sus deudas”.

“Durante la campaña, François Hollande ha demostrado, sin embargo, saber tergiversar sin por ello perder el rumbo”, anotan la Tribune de Genève y 24 Heures. “Este aparente defecto […] podría convertirse en una cualidad valiosa delante de Angela Merkel”.

Para el Neue Zürcher Zeitung, el debate de un equilibrio adecuado entre las medidas de ahorro y las medidas para estimular el crecimiento es necesario. El temor del diario es, sin embargo, que “el triunfo de Hollande se perciba en el resto de Europa como una señal de que la consolidación fiscal puede esperar”, lo que el periódico zuriqués considera fatal.

Un temor compartido por L’Agefi, según el cual la victoria de Hollande y el estancamiento político predecible en Grecia “entrañan el riesgo de un efecto desestabilizador inmediato y significativo al nivel de la Unión Europea”. Con “consecuencias poco tranquilizadoras para Suiza, en particular en el aspecto monetario”.

¿Preocupaciones exageradas? Es lo que parecen considerar el Tages Anzeiger y el Bund: Hollande “no es un socialista prehistórico” y no pretende “socavar los cimientos del programa de ahorro europeo”, incluso si quiere corregirlo mediante la introducción de un componente de crecimiento. Un cierto optimismo se refleja en las columnas de La Liberté:

“Su programa, con el sello de la economía social de mercado, está más cerca de la socialdemocracia que de la toma de la Bastilla”.

Francois Hollande, socialista moderado, derrotó al saliente presidente conservador Nicolas Sarkozy con un 51,7 por ciento de los votos en la segunda vuelta del domingo, después de una dura campaña dominada por la molestia frente a la crisis económica, que ha hecho caer a otros 10 líderes europeos desde fines de 2009.

Hollande lideró la carrera presidencial de principio a fin, tras esbozar en enero un amplio programa basado en alzas de impuestos, especialmente sobre los más acaudalados, financiar el gasto y mantener bajo control el déficit público. Prometió equilibrar el presupuesto del país antes de 2017.

Si gana en las elecciones legislativas de dos rondas del 10 y el 17 de junio, el Partido Socialista podría contar con la mayor influencia política en sus 43 años de historia, al tener el control de la presidencia, ambas cámaras del Parlamento, casi todas las regiones y dos tercios de las municipalidades francesas.

Fuente: Reuters

Traducción, Marcela Águila Rubín

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