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Guatemala y Bosnia: el largo camino hacia la paz

Pierre Hazan, del Instituto de Paz de los Estados Unidos y Jonathan Sisson, de Swisspeace. swissinfo.ch

Diez años después de la firma de los acuerdos de paz en Guatemala y Bosnia Herzegovina, las víctimas de los conflictos sociales que asolaron a estos países no han sido rehabilitadas.

En el largo trecho por recorrer hasta lograr la reconciliación, la comunidad internacional seguirá jugando un rol decisivo, quedó asentado en la conferencia anual de la Fundación Suiza por la Paz, Swisspeace.

Enfrentar el legado de pasadas violaciones de derechos humanos es uno de los retos más difíciles para una sociedad que ha pasado por conflictos, señaló Jonathan Sisson, de Swisspeace, al inicio de la conferencia anual de la organización helvética.

Al encuentro, que llevo por título ‘La superación del pasado en sociedades que vivieron conflictos- 10 años después de los acuerdos de paz en Guatemala y en Bosnia’, asistieron 150 participantes.

Sisson, directivo del Centro de Formación para la Paz de Swisspeace y otros oradores enfatizaron que enfrentarse al pasado es precondición para la reconciliación:

“La admisión pública de los abusos, el juzgamiento de los responsables de violaciones y la rehabilitación y compensación de las víctimas es un proceso de dimensiones políticas y económicas necesario para establecer la responsabilidad y la confianza en la sociedad.”

Mediación internacional fue decisiva

Pero en Guatemala y en Bosnia, este camino está inconcluso o lleno de obstáculos, sea porque los violadores de derechos humanos siguen teniendo poder, por falta de voluntad política o porque persisten la marginación o los nacionalismos.

“La firma hace 10 años de acuerdos de paz en Guatemala y Bosnia es una oportunidad para presentar dos casos que, pese a sus diferencias históricas y culturales, tienen en común que en uno y otro se alcanzó la paz con ayuda de la mediación internacional y se tuvo que prever un largo período de transición política bajo supervisión internacional.

“En ambos casos se introdujeron instrumentos de la justicia internacional para acompañar la transición y asegurar el establecimiento de las leyes», agregó Sisson, quien precisó que Guatemala puso énfasis en la búsqueda de la verdad y Bosnia, en acceder a la justicia.

Rol de Suiza en Guatemala

Al referirse al rol de Suiza como actor externo en Guatemala, Mô Bleeker, funcionaria del Ministerio suizo de Asuntos Exteriores dijo: “apoyamos la implementación de los acuerdos de paz y las recomendaciones de la Comisión de Clarificación Histórica”.

“El programa de promoción de la paz, derechos humanos y seguridad humana, que forma parte de la política externa suiza, tiene un proyecto muy amplio que en Guatemala trabaja en dos niveles: con la sociedad civil para que ésta pueda negociar y formular propuestas hacia el Estado y con el Estado para que éste pueda hacer reformas”, indicó a swissinfo.

Cada vez que se puede y se nos pregunta, tratamos de crear espacios donde haya un diálogo constructivo, vinculante para salir adelante en la búsqueda de la reconciliación, precisó.

“Trabajamos a nivel de Estados, pero como también nos ocupamos de promover la paz y los derechos humanos, es absolutamente imprescindible trabajar con la sociedad civil, siempre tratando de apoyar los esfuerzos de diálogo entre ambas instancias”.

Se ha ganado terreno en lo jurídico

Preguntada sobre lo que podría hacer Suiza o la comunidad internacional para luchar contra la impunidad, Bleeker respondió que “hay leyes y normas internacionales a las cuales todos tenemos que referirnos”.

Citó el caso de Ríos Montt:

“Este ejemplo nos demuestra que no se puede escapar de las responsabilidades frente al pasado. La última declaración del Parlamento Europeo ha instado a sus miembros a apoyar la captura y juzgamiento de Ríos Montt. Creo que hemos ganado mucho terreno en el desarrollo de las normas internacionales y en su implementación”.

Otro esfuerzo para lograr la paz es el apoyo a los procesos democráticos y a la lucha contra la pobreza. Suiza está presente en este campo en Guatemala a través de ONGs que hacen un trabajo importante a nivel regional, en las provincias y comunidades, dijo Bleeker.

Según Bleeker, es muy delicado ser actor externo, se puede hacer mucho daño o cosas muy positivas. “Lo importante es generar visiones comunes, reflexionar sobre las dificultades para lograr un apoyo pertinente y consultivo a la lucha contra la impunidad. En Guatemala hay todavía mucho que hacer para que reconocidos responsables de crímenes sean juzgados”.

Se necesitan tribunales y comisiones

Pierre Hazan, experto invitado del Instituto por la Paz de los Estados Unidos, al exponer el tema ‘¿Tribunales o comisiones de la verdad?- dilemas en la búsqueda de verdad y justicia’, señaló que la justicia transicional, la que actúa después de terminado un conflicto, se ha desarrollado mucho y que en América Latina ha jugado un rol determinante.

“Lo hemos visto sobre todo en Argentina. Para evitar riesgos de desestabilización por parte de los militares involucrados en la violación de derechos humanos se dio la Ley del Punto Final y de la Obediencia Debida. Pero ante el clamor de justicia de las víctimas tuvo que actuar la justicia penal, que es necesaria para que una sociedad pueda recomponerse”.

Hoy todos están de acuerdo en que es imprescindible una complementariedad entre la ley penal, que se interese por los grandes criminales, y las comisiones de la verdad, que interesan a todo el mundo, pero son incapaces de castigar a los grandes criminales, apuntó.

También se refirió a la discusión actual sobre el lugar de la justicia local o tradicional, el rol que cumple y si puede adecuarse a los estándares internacionales y, por último, a cómo articular los diferentes niveles de justicia regional, nacional e internacional.

En conversación con swissinfo, Hazan reconoció que si bien hoy en día hay más recursos para lograr la paz y la reconciliación, al mismo tiempo las dificultades son mayores.

“Pensemos sólo en Afganistán, donde ni el gobierno afgano, ni el estadounidense, ni el Europeo, ni la misma ONU han hecho lo suficiente para castigar crímenes contra la humanidad. La situación es inquietante.”

Continúa en MÁS SOBRE EL TEMA con ‘Impunidad, un problema del presente, no del pasado’

swissinfo, Rosa Amelia Fierro

En Guatemala, las investigaciones sobre violaciones de derechos humanos fueron conducidas por dos comisiones de la verdad.
Una estuvo bajo los auspicios de las Naciones Unidas y otra fue una iniciativa independiente bajo los auspicios de la Iglesia Católica.
Hubo programas de exhumación de las víctimas y de ayuda psico-social a los sobrevivientes.
En 2003 se formó una comisión para compensar a las víctimas como parte del programa nacional de restitución.
Hasta el momento, ésta comisión ha sido incapaz de cumplir su mandato debido a diferencias políticas entre sus miembros.
A pesar del juicio exitoso en el caso de Myrna Mack, antropóloga social asesinada en 1990 por las fuerzas de seguridad, llevado hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la impunidad generalizada prevalece en los abusos de los derechos humanos.

Desde su establecimiento en 1993, el Tribunal Internacional para la otrora Yugoslavia (ICTY) en la Haya es el indicado para acusar y perseguir a los criminales de guerra en Bosnia.
A pesar de muchos logros como el establecimiento de un documento histórico sobre la guerra y la persecución de figuras clave, este tribunal ha sido criticado por sus logros limitados en la lucha contra la impunidad.
El 2005 se estableció una cámara interna sobre crímenes de guerra para probar el papel de sospechosos de menor nivel.
Finalmente, a pesar de los repetidos esfuerzos para establecer una comisión de la verdad y la reconciliación, no hay consenso en el país acerca de su posible composición, tampoco sobre el ámbito de su mandato.

Las partes en conflicto cometieron crímenes de guerra y contra la humanidad, incluyendo genocidio.
La violencia directa contra la población civil resultó en un gran número de refugiados y de desplazados internos.
La intervención internacional, incluyendo la mediación política (en Bosnia, la intervención militar) fue necesaria para terminar con los conflictos armados.
Los acuerdos de paz estuvieron centrados no sólo en temas inmediatos (desmovilización, retorno de refugiados, etc.) sino también dirigidos a combatir las causales del conflicto (derechos indígenas, respeto a las leyes y a las instituciones).
Se estableció la presencia de la ONU como parte de los acuerdos de paz.

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