De Soto: «Globalización es universalización»
El economista peruano y fundador del Instituto Libertad y Democracia (ILD) expone a swissinfo sus puntos de vista sobre la economía mundial y su concepto de Suiza.
Considerado uno de los cinco latinoamericanos más innovadores del siglo XX, De Soto dictó – de paso a Davos – una conferencia en la Universidad de Zúrich.
De manera previa a su participación en el Foro Económico Mundial, que arrancó este miércoles en la estación alpina de Davos, Hernando de Soto expuso las razones por las que 4.000 millones de personas están excluidas de la economía mundial y no aprovechan la globalización.
En entrevista con swissinfo, el especialista hace un análisis de la situación económica que vive el mundo, así como de su relación personal con la Confederación Helvética.
¿Por qué viene al WEF de Davos y no va al Foro de Porto Alegre?
Unos amigos de Attac (Movimiento para una economía mundial solidaria y contra la globalización neoliberal) “amenazaron” invitarme pero nunca recibí la invitación. Davos subvenciona mi viaje y me da la oportunidad de conversar con varios jefes de Estado y puedo ver a colegas que admiro y tienen ideas que me son útiles.
El debate ‘pro’ o ‘anti’ globalización – usted lo formula Davos vs. Porto Alegre – es una dicotomía europea, esencialmente un problema de corrientes y anticorrientes europeas y norteamericanas, más que tercermundistas. El mexicano o el árabe corriente no piensa así, probablemente va a preguntar qué es Davos.
¿Son estas dos corrientes irreconciliables?
No las sigo muy bien, aunque veo menos marchas anti-globalización. El mundo se está dando cuenta de los vacíos en la reglamentación mundial, falta un gobierno mundial que siga el comportamiento de las grandes multinacionales.
Pero conforme pasa el tiempo los gobiernos están coordinando mejor, incluso políticamente. Hoy no importa si Pinochet está en Londres o Madrid. Las posibilidades de actuar contra alguien que hace daño son cada vez mayores y como resultado de esto hay menos conflictos.
Lo que preocupa a los pobres en los países en desarrollo es si hay posibilidad para ellos de actuar en el mercado. Una dicotomía tercermundista existe en Venezuela entre Chávez y sus opositores; y una alternativa es la que se ve en Colombia entre Uribe y las FARC.
Que la globalización no excluya a 4.000 millones de pobres en el planeta ¿no es una utopía más que una posibilidad real?
La globalización es simplemente el nombre que se da en los últimos 14 años a la universalización. Los seres humanos empezaron a universalizarse hace mucho tiempo. Los españoles y portugueses llegaron a América Latina hace 500 años, si eso fue malo o bueno, es lo que somos hoy.
Hoy los latinoamericanos son casi 40 millones en los Estados Unidos, cada vez hay más razas involucradas en el gobierno de ese país, creo que 12% de los suecos son originarios de otros países, mucho de ellos del Tercer Mundo, todo eso es universalización.
La globalización de hoy tiene que ver más con intereses privados, pero va llegar a todo el mundo porque es la única respuesta a la paz. Lo que ocurre es que no es un sistema dirigido por alguien y por tanto viene con desigualdades. De ahí vienen las quejas.
¿Es sólo el acceso de los pobres al mercado lo que los sacaría de la pobreza? Alguien dijo que hay pobres porque no son capaces de producir bienes atractivos al mercado…
No lo creo, al fin y al cabo los pobres siempre han logrado organizarse. Suiza era un país pobre hace escasamente 100 años. Y logró encontrar productos que todos queremos.
Dicho sea de paso, cuando los pobres de América Latina emigran a Europa, encuentran qué hacer. En las calles de Zúrich he encontrado muchos que vienen del Tercer Mundo.
El problema es que los pobres no tienen los medios legales para organizarse, para formar compañías, muchas personas en el Tercer Mundo ni siquiera pueden identificarse. Nigeria tienen 120 millones de habitantes oficialmente, pero un funcionario me ha dicho que quizás son 180 millones.
¿Cómo puede la gente sin identidad vender, llenar un reporte de embarque, certificar una venta, hacer una transferencia?, ¿cómo un banco puede recibir dinero de un “sin papeles” que vive en una casa que no está registrada legalmente?
Usted propugna el otorgamiento de créditos a los pobres, ¿no cree que el proceso es: créditos, endeudamiento, mayor dependencia, también entre los gobiernos?
A nivel de gobiernos ha sido así. Muchos países en desarrollo se han prestado muchísimo más de lo que pueden devolver. Deberían controlar sus gastos. Es igual con los individuos, se prestan lo que tienen.
Sólo en los últimos dos años hubo 5 millones de quiebras en los Estados Unidos. El mercado da crédito a quien tiene potencial y lo castiga si lo utiliza mal o fracasa. El otro sistema es no tener ningún crédito y eso tampoco es viable.
Usted que defiende el “sistema de propiedad” ¿no cree que deberían ser los países pobres propietarios de sus propios recursos naturales?
Esos recursos son soberanamente nuestros y la gente importa capital para desarrollarlos. Cuando en los años 30 en América Latina no se dejaba importar capital para explotar el caucho, llevaron las semillas de ese árbol a Malasia, que se volvió un país rico.
Hay que escoger: o los recursos son nuestros y no tenemos dinero o los ponemos al mercado. Las plantas de América Latina pueden crecer en cualquier parte y si no las combinamos con capital nos va a ir mal.
Su relación con Suiza es de larga data. A menudo usted menciona a este país como modelo de organización…
Recibí la hospitalidad de este país cuando tenía 8 años porque mis padres debieron salir del Perú tras un golpe de estado, por lo que estoy muy agradecido. Al margen de eso, su sistema es ejemplar y eso es reconocido mundialmente. Tiene una democracia extraordinaria, descentralizada, todo está organizado bajo el principio de la colaboración. Como cualquier democracia del mundo no es perfecta, pero es una de las mejores.
Sin embargo, crece la brecha entre pobres y ricos y 7% de la población activa es ‘working poor’…¿Puede ser ejemplar bajo estas condiciones?
Si comparo a Suiza con mi país, donde aproximadamente el 70 % de la población activa es ‘woorking poor’, diría que Suiza está diez veces mejor que nosotros.
Una comparación más realista: en los Estados Unidos, 100 millones de sus 300 millones de habitantes no puede acceder a un banco y 40 millones no tienen acceso a la propiedad.
Suiza sigue siendo un buen ejemplo, aunque por cierto no estoy a favor de que se margine a ese 7%. Pero ese 7% en las condiciones actuales no la descalifica como modelo.
Usted es considerado uno de los latinomericanos más innovadores del siglo XX. ¿Tuvo que ver en esto la educación que recibió en Suiza?
A la larga es muy difícil decirlo porque la vida está conformada de tantas influencias y circunstancias. Creo, sin embargo, que mucho se lo debo a mi educación.
Si me comparo con muchos colegas en el Perú, trabajo y me organizo en forma distinta, escribo en papel cuadradito, como los suizos, escribo lo que voy a hacer en una pizarra, planifico, modifico mi agenda.
Supongo que esas cosas me vienen de Suiza, lo que no puedo decir es si eso me hace exitoso o no. Pero debe tener alguna influencia.
¿Qué pasaría con la naturaleza si los 4.000 millones de pobres de pronto alcanzaran el bienestar que disfrutan los habitantes de los países más ricos del planeta?
Sería grandioso. Pero depende de las condiciones, de que no expolien a la naturaleza y los pobres tienen tendencia a hacerlo, tanto como los ricos. Por supuesto que hay que aspirar a un desarrollo sostenible, lo cual implica respeto a la naturaleza. Creo que de ello hay cada vez mayor conciencia.
swissinfo, Rosa Amelia Fierro
Hernando de Soto fundó el Instituto Libertad y Democracia (ILD) en 1980
Es autor de los libros ‘El otro sendero’ (1986) y ‘El misterio del capital’ (2000)
De Soto dictó en Zúrich una conferencia intitulada ‘Globalización – ¿por qué la mayoría no es integrada?’.
La presentación fue organizada por el Centro para la Responsabilidad Corporativa y la Sostenibilidad, en el marco de sus conferencias ‘Diálogo sobre sostenibilidad con líderes y pioneros’.
Estas disertaciones son iniciativa común del Centro para la Responsabilidad Corporativa y la Sosteniblidad de la Universidad de Zúrich, la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y Novatlantis.
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