El desarrollo contrastado de las ciudades fronterizas
Mientras Ginebra vive con aprietos su desarrollo regional, las zonas basilense y del Tesino asumen de mejor manera su estatus de zonas fronterizas, constatan expertos.
Reunidos durante un congreso internacional en Ginebra, explican a swissinfo el interés que tiene para Suiza asumir su desarrollo urbano constante; hasta que un día el país se convierta en una inmensa ciudad fronteriza.
Las cifras recién publicadas por el Departamento de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Ginebra lo confirman: el número de personas que cruzan la frontera entre Francia y Suiza para venir a trabajar a Ginebra va en constante aumento.
Un estudio realizado en 2005 contabilizó medio millón de pasajeros trasfronterizos por día, que llegan a la ciudad suiza por todos los medios de transporte existentes.
«En tres años, el número de pasajeros diarios aumentó 32.000 unidades», subraya Robert Cramer, jefe de la sección de ordenamiento territorial de Ginebra.
Para hacer frente a ese proceso de la aglomeración ginebrina, las autoridades locales ponen en marcha un vasto proyecto de infraestructuras trasfronterizas denominado CEVA.
Este programa permitirá establecer una red de transportes en común que enlacen los transportes franceses y suizos en toda la región, un proyecto que constituye la primera realización de envergadura en el marco de la cooperación trasfronteriza.
Desconfianza ginebrina
«Con este proyecto los ginebrinos muestran que están abiertos a la cooperación con sus vecinos franceses. Pero en otros sectores se muestran más reticentes», subraya el geógrafo Jacques Lévy, participante en el 50° Congreso de la Federación Internacional para la Habitación, el Urbanismo y el Ordenamiento Territorial.
Una desconfianza ejemplificada en estos días con la nueva polémica en torno a los trabajadores trasfronterizos.
A guisa de respuesta a ese aspecto tenso entre las relaciones entre los vecinos ginebrinos y franceses, Migros Ginebra –el gigante del comercio al menudeo y el mayor empleador privado del cantón suizo- decidió limitar a 10% el número de trabajadores fronterizos en su plantilla laboral.
Una forma oficial de dar preferencia a los desempleados de la propia Ginebra.
Del lado francés, el tono de las críticas se han elevado ante esta decisión. En Ginebra, la clase política se congratula por la noticia o se abstiene de señalarla.
Falta de visión política
«Esa medida y las pocas reacciones que ha provocado me molesta. Esto me habla de una tendencia pragmática y de una manca de visión política ya que ese tipo de medidas del lado francés no se olvidan», declara el geógrafo Claude Raffestin.
Profesor honorario en la Universidad de Ginebra, Claude Raffestin es el autor del primer estudio sobre los trabajadores fronterizos, realizado a principios de la década de los 70.
«Tras los acuerdos de libre circulación para las personas que pertenecen a la Unión Europea y Suiza, el único criterio para contratar a un empleado deben ser sus cualificaciones», puntualiza.
El Tesino y Basilea, más abiertos
Claude Raffestin dice que esa presión fronteriza fue manejada de manera totalmente distinta en el cantón suizo del Tesino: «Temiendo que muchos empleos quedaran en manos de italianos, las autoridades tesinesas realizaron grandes esfuerzos para la formación de sus habitantes».
La otra gran zona fronteriza de Suiza, la región de Basilea, al noroeste del país, desarrolla desde hace muchos años una mejor política trasfronteriza. «Los intercambios han sido siempre simétricos y simultáneos entre las partes francesa, alemana y suiza en la región», advierte Claude Raffestin.
Los ginebrinos tienen todo el interés de superar sus pasadas reticencias para continuar aprovechando las ventajas comparativas relacionadas con su estatus de ciudad fronteriza. Esto debido a que en Suiza la situación evoluciona de forma rápida.
«Con el mejoramiento de las infraestructuras del transporte y la reducción del tiempo de los trayectos, todas las grandes ciudades suizas se convierten en ciudades fronterizas», señala Jacques Lévy.
«Visto el desarrollo urbano en el conjunto de la planicie, toda Suiza se vuelve una ciudad fronteriza», recalca el profesor de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).
Obtener un efecto de talla
La constitución de una metrópoli helvética en el corazón de Europa deviene esencial en el mundo globalizado de hoy, apunta en concreto Jacques Lévy.
«En una economía postindustrial, basada en la creatividad y la innovación, resulta importante desarrollar metrópolis de varios millones de habitantes que comprendan a gente llegada de todos los horizontes», explica el fundador de la revista espacetemps.net.
«Uno de los mejores criterios para producir esa innovación es la confrontación con otras realidades desconocidas. Un encuentro facilitado en las metrópolis cosmopolitas que permanecen como los principales sitios de la creación industrial y artística.»
El desarrollo metropolitano, que debería ser administrado a nivel nacional, se contrapone a los pensadores federalistas de Suiza, reconoce el geógrafo.
Finalmente Jacques Lévy advierte: «Si el proceso de integración no se profundiza, sería grande el riesgo de que Suiza estalle en provecho de las tres regiones metropolitanas de Alemania, Francia e Italia».
swissinfo, Frédéric Burnand en Ginebra
(Traducido del francés por P. Islas Züttel)
La Federación Internacional para la Habitación, el Urbanismo y el Acomodo Territorial (FIHUAT) realizó su 50° Congreso Internacional en Ginebra del 10 al 13 de septiembre.
Unos 400 expertos sobre acomodo territorial y urbanismo venidos de 47 países participaron en la conferencia.
El debate se centró en el tema ‘Urbanidad, fronteras y mutaciones’ y en él también participaron geógrafos y sociólogos.
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