Parkinson: importante logro de la investigación suiza

Científicos de las Universidades de Lausana y Ginebra han experimentado con éxito una terapia genética aplicada a un grupo de simios afectados por el mal de Parkinson. Los resultados son muy alentadores.
La técnica probada por un grupo internacional de investigación, integrado también por las Universidades de Lausana y Ginebra, se basa en un gen destinado a tratar la enfermedad de Parkinson, recurriendo a un virus que sirve de vector para la inserción directa del gen en el núcleo de la célula cerebral atacada por el mal. La noticia del logro médico ha sido difundida en el último número de la revista especializada «Science».
La dolencia de Parkinson provoca la degeneración progresiva de las células productoras de dopamina, una sustancia que sirve de mensajera a las neuronas. La dopamina es indispensable en el cerebro para mantener el control de la musculatura del cuerpo. La persona con insuficiente nivel de dopamina sufre de temblores incontrolables y dificultad de movimiento.
De un tiempo a esta parte se observa que una proteína llamada GDNF tiene el poder de proteger y reparar las células cerebrales dañadas y de restablecer el nivel necesario de dopamina. Pero las tentativas de curar la enfermedad inyectando la proteína al cerebro del paciente han sido infructuosas hasta ahora.
Los investigadores suizos, en labor conjunta con sus correspondientes estadounidenses y franceses, han detectado el problema. Después de aislar el gen responsable de la síntesis de la proteína GDNF, lo han insertado en el ADN de un lentivirus perteneciente al género del VIH.
Cuando un lentivirus ataca una célula, penetra el núcleo y regenera en su interior el material genético. El virus usado en el experimento fue manipulado y privado de su capacidad de reproducción. Después fue inyectado a los cerebros de un grupo de simios preparados previamente con daños cerebrales parecidos a los de la enfermedad de Parkinson.
En todos los animales tratados, el gen llegó a su destino. Entró al núcleo de la célula cerebral, se incorporó en su ADN y activó la síntesis de la proteína GDNF. En otros términos, reactivó la producción de dopamina y detuvo la degeneración de los tejidos. Los simios recobraron la capacidad motriz que habían perdido.
Los análisis efectuados en un intervalo de ocho meses, evidencian que el gen transplantado sigue cumpliendo su función.
«Estamos en condiciones de frenar la enfermedad en sus orígenes e impedir su avance» declaró el neurólogo estadounidense, Jeffrey Kordower.
Los científicos suizos, Patrick Aebischer y Nicle Deglon, de la Universidad de Lausana, coinciden en que recién dentro de tres a cinco años podrá probarse este tratamiento en seres humanos. En todo caso, surgen esperanzas para cientos de miles de personas afectadas por el mal de Parkinson en el mundo.
swissinfo y agencias

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