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Cooperación suiza en Bolivia espera programas concretos

La población boliviana entre la esperanza y la promesa. swissinfo.ch

El Plan Nacional de Desarrollo del presidente Evo Morales persigue cambios de fondo y el bienestar de la gente, pero aún carece de proyectos concretos.

Esta impresión fue expresada a swissinfo por Marco Rossi, director residente de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) en La Paz. Entrevista.

A juicio del responsable de COSUDE, la gestión del primer presidente indígena en Bolivia deja hasta ahora experiencias positivas y algunas negativas.

La desacertada acción de los productores que tomaron medidas de fuerza en un proyecto con apoyo de COSUDE en la provincia Carrasco, del departamento de Cochabamba, insta a reflexionar sobre el origen del aquel acto, pero no altera el aporte de la cooperación suiza en el país andino, donde está presente desde 1969.

Contrastando con ese hecho, Marco Rossi destaca la promulgación del Plan Nacional de Desarrollo, pero aún pone en tela de juicio su aplicabilidad.

swissinfo: Señor Rossi, ¿cuál es su valoración del Plan del presidente Morales?

Marco Rossi: El análisis del plan nos demuestra que se trata de cambios profundos, no cosméticos ni superficiales. Lo que pretende el Gobierno es un cambio radical, donde lo más importante para nosotros – como cooperación internacional-, es que está tratando de poner en el centro a la gente, que puedan vivir mejor. Eso es para nosotros una buena señal, y la razón para contribuir a esa finalidad.

Sin embargo examinándolo con más detalle nos damos cuenta de que, aun, no es un plan que se puede ejecutar, porque no es suficientemente concreto, tiene muy pocos indicios de programas precisos, y más bien lineamientos generales.

swissinfo: ¿Cuales serían esos programas?

M.R.: Nosotros somos una agencia pequeña y no podemos entrar en programas costosos, como infraestructura vial o el sector energético, en los cuales no tenemos ni la experiencia ni los recursos financieros necesarios.

Nosotros nos mantendremos en las dos áreas de trabajo que venimos desarrollando en los últimos años, uno es el fomento empresarial a la pequeña producción, englobando toda la cadena productiva, desde la agricultura hasta la comercialización de los productos.

El otro ámbito es el de la gobernabilidad, particularmente a nivel de municipios, porque en esta coyuntura nos parece importante seguir dando apoyo en este terreno. Ambos campos de trabajo están priorizados en el PND. En este sentido ya estamos alineados a la política del Gobierno.

swissinfo: Sin embargo, los campesinos de algunas provincias quieren aplicar su propias políticas.

M.R.: Yo creo que la integración de los intereses de los pueblos indígenas que viven en Bolivia es importante, porque Bolivia no puede dar soluciones a sus múltiples problemas sin tomar en cuenta a los pueblos indígenas. Bolivia requiere de políticas inclusivas.

A nosotros nos importa que estos intereses sean tomados en cuenta de una manera democrática, y ahí es donde podemos apoyar. Consideramos que los problemas se tienen que solucionar pacífica y democráticamente.

swissinfo: Pero no todos parecen respetar las reglas de juego.

M.R.: Es cierto. Lamentablemente en uno de nuestros proyectos nos ha afectado de modo directo esta manera de proceder.

Estamos apoyando un proyecto de semillas de papa en la provincia Carrasco del Departamento de Cochabama para formar empresas mixtas entre los campesinos, productores de semillas y privados, organizaciones no gubernamentales y actores del Estado como el Ministerio de Desarrollo Rural. La intención es pasar nuestras acciones sobre todo a los productores de semillas, para que ellos sean los dueños.

Recientemente tomaron por la fuerza algunas instalaciones del proyecto. Es una actitud desagradable para nosotros, porque no podemos actuar bajo ese tipo de presiones físicas y lamentamos mucho. Ahora estamos reflexionando sobre cómo podemos dar solución a este tipo de problemas.

En tanto cooperación internacional no podemos ni queremos recurrir a las Fuerzas Armadas o la Policía, y más bien creemos que debe ser el Gobierno, a través de las instituciones mencionadas, quien ponga orden a las cosas, pero, empleando ante todo a la palabra, el diálogo en vez de la fuerza represiva.

swissinfo: ¿Parecería que los indígenas confunden la palabra empoderamiento con el poder de la fuerza.

M.R.: Nosotros estamos interesados en que los productores se empoderen, que estén conscientes de su propia capacidad para asumir un rol protagónico en la sociedad y en el nivel técnico, como productores. Lo que pasa es que a veces no se respeta el marco legal en el cual los sectores sociales deben desarrollarse.

Empoderarse es asumir responsabilidades, tener derechos, pero también tener deberes.

Los indígenas, como todo ciudadano, tienen que cumplir con las reglas del juego. Ahí es donde tengo la impresión de que esto no se ve siempre de una manera equilibrada. No sé en qué medida la situación tan politizada y polarizada haga que en ciertos sectores -no estoy hablando solamente de los indígenas sino también de todos los ciudadanos-, se tomen a veces medidas de fuerza, lo que se considera nada positivo.

La mayoría de los ciudadanos estaba cansada de este tipo de situaciones, de jugar con la fuerza popular, pero lamentablemente, parece que estamos volviendo a los tiempos pasados.

swissinfo: ¿Usted ha podido notar que hay cierto racismo de la otra parte?

M.R.: No he vivido esta experiencia ni he tenido ningún problema al respecto, pero es cierto que se habla mucho sobre este tema: que hay racismo al revés. Esto habría que entenderlo como una reacción al pasado del país.

Racismo, provenga de donde provenga, lo considero dañino. Puede ser que en este campo la cooperación internacional pueda ayudar a sensibilizar a todos los estratos sociales para que el racismo desaparezca de Bolivia.

Pero el racismo no sólo es de ahora ni de éste país, porque nosotros en Europa también tenemos problemas con los emigrantes que llegan, hay sesgos racistas en nuestras sociedades, por eso creo que no tenemos el derecho de juzgar sobre otros países.

swissinfo: ¿Cómo ve las políticas del Gobierno sobre la producción de la hoja de coca?

M.R.: Nosotros, felizmente, no estamos en programas anticoca o sustitución de coca, la cooperación suiza ha tomado hace muchos años la decisión de no entrar en este campo.

Mi percepción es una percepción con distancia, yo puedo ver que la hoja de coca es una planta que tiene múltiples usos, desde alimento hasta para el uso ritual. Considero que Bolivia tiene derecho a decidir sobre sus costumbres.

Pero debo decir es que la coca como insumo para la producción de droga es ilegal y nociva, y ahí es cuando el Gobierno debe tomar medidas para evitar este mal uso de la hoja de coca.

Entiendo que es muy difícil porque es un mercado lucrativo y es difícil combatirlo, pero reitero que es responsabilidad del Gobierno el tomar las medidas necesarias.

swissinfo: ¿Usted considera posible industrializarla?

M.R.: Eso sería un camino para usar la coca lícitamente. De alguna manera ya se está dando, aunque todavía en nivel muy artesanal.

Tengo entendido que por ejemplo en el Perú está más avanzado, porque ahí ya tienen pequeñas industrias que emplean la hoja de coca para elaborar pasta dental, pasteles, medicamentos etc.

Otro asunto sería utilizar los mecanismos del mercado comprando toda la producción de la hoja de coca, pagando a los productores un precio convenido y después destruirlo o hacer lo que se quiera, sería una suerte de subvención a los productores. Aparentemente esta práctica ha dado resultados positivos en otros países.

Entrevista swissinfo: Félix Espinoza R, La Paz.

Bolivia es gobernada desde enero de 2006 por el primer presidente indígena de su historia: Evo Morales.

El país tiene 1.098.581 km2 de superficie y más de 8,2 millones de habitantes. Su Producto Nacional Bruto PNB fue de 7.790 millones de dólares en el año 2002.

El gobierno de Morales encara una política de nacionalización, especialmente de los hidrocarburos.

Los conflictos internos no permiten ver aún avances tangibles. Bolivia es uno de los países más pobres de América Latina.

El gobierno de Suiza asigna en este 2006 la suma de 24.2 millones de francos para la ejecución de proyectos de cooperación al desarrollo en Bolivia.

Esa cantidad es presupuestada y desembolsada a través de COSUDE y la Secretaría de Estado de Economía (seco).

La cooperación helvética está presente en el país andino desde 1969 y abarca esencialmente programas destinados a las comunidades campesinas.

COSUDE trata de contribuir al primero de los Objetivos del Milenio de la ONU: reducir a la mitad la pobreza, de aquí al año 2015. Por otra parte promueve la igualdad de género, el buen gobierno y el fomento de proyectos que garanticen un medio ambiente sostenible.

En Bolivia, casi 65% de la población vive en algún grado de pobreza, particularmente en las áreas rurales.

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