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El horror de las prisiones sirias impacta a estudiantes suizos

170 alumnos del liceo del barrio bernés de Kirchenfeld participaron en el seminario organizado por Amnistía Internacional. swissinfo.ch

Dos refugiadas sirias describieron las condiciones vividas durante su detención en las prisiones de Damas ante jóvenes estudiantes de un liceo suizo. Testimonios de crueldad y barbarie. Los jovenes suizos dicen haber descubierto una verdad que los medios europeos no reproducen.

Rostros aterrorizados, miradas congeladas, silencio de tumba en la sala cada vez que una de las dos intérpretes traducía las palabras de las refugiadas sirias Raneem Matouq y Amal Nasr,

¿Siempre estuvieron bajo esa represión los sirios, o la situación empeoró en los últimos años?” ¿Cuántos sirios han sido perseguidos por el régimen? ¿La gente en Suiza o en Alemania es amable con ustedes? Preguntas de los alumnos de liceo público Kirchenfeld, de entre 16 y 20 años de edad, a las dos invitadas sirias.

Ambas mujeres visitaron varios colegios y universidades suizas, en el marco de una gira organizada por Amnistía InternacionalEnlace externo, cinco años después del levantamiento popular contra el régimen de al-Assad. La represión del gobierno contra los opositores es atroz,.

Amal Nasr, defensora de los derechos de la mujer desde la década de 1990, inicia el seminario con la lectura de una carta de una presa política de 22 años, detenida en Adra, (cerca de Damas), inculpada de actos terroristas:

“Fui detenida por la policía judicial en Adra e interrogada por el jefe de la sección, que utilizó todos los métodos de tortura corporal durante mi interrogatorio. Mi espalda fue torcida con la técnica llamada “el tapete volador’. Me fracturaron el pie izquierdo, me cortaron el pelo con un cuchillo, me apagaron cigarrillos en las manos, me golpearon en la espalda y en las manos. Sangré durante 3 meses. Perdí la vista durante tres horas. Solo entonces fue transferida a un hospital, donde sufrí una operación ginecológica, pero no sé de qué tipo, pues era virgen”.

De sueño a pesadilla

Nasr recibió asilo en Suiza hace más de un año. Escapó de Siria porque las fuerzas de seguridad, que la detuvieron en varias ocasiones, no cesaban de perseguirla. Cuenta al joven público que la mayoría de las mujeres sirias dejan su tierra para proteger a sus hijos de “violación, muerte, rapto y prisión”.

“Abandoné Siria, pero dejé a mi única hija, de 20 años, en Damasco”. Lucha para evitar romper en lágrimas al hablar de su hija, que no puede venir a Suiza porque la ley helvética no permite el reagrupamiento familiar a hijos mayores de 18 años.

Nasr explica que la última vez que fue detenida por participar en una manifestación pacífica. Fue acusada de terrorista. Su sueño de paz terminó en pesadilla en una de las cárceles más grandes de Siria, la de Andra.

Bajo las rejas quedó confinada, junto con otras 800 detenidas. “Hermanas, madres o hijas de hombres que tomaron las armas para luchar contra la violencia del régimen”.

“Hubo arrestos políticos antes de la revolución, pero la situación empeoró. Éramos 12 mujeres en una celda de 2 metros de largo y uno y medio de ancho. No podíamos ni dormir ni sentarnos. Había chicas de 13 años y ancianas de 86. Nunca olvidaré el día en el que entró una joven a nuestra celda y gritó el número 15 940. Acababa de ver el cadaver de ese preso”.

Muchos presos llevaban en la espalda un número. Así sabían cuando les llegaría la muerte. Lo sabe Raneem Ma’touq, que también estuvo detenida en Adra, donde conoció a Nasr, amiga de sus padres. Hoy vive en Alemania, que le otorgó refugio.

Amal Nasr entre los estudiantes berneses. swissinfo.ch

El número de la espalda

« Veía a niños en la prisión con números en su espalda. Aquellos que tenían esta indicación morirían por tortura o por ejecución. No puedo creer que esos niños sean terroristas”, testimonia la otrora estudiante Ma’touq, que encontró refugio en Alemania, junto con su madre y hermano, hace un año.

“Una decena de cadáveres era evacuados cada día de la prisión. Pero estas operaciones no tenían lugar después de matarlos. Los cuerpos permanecían varios días entre los prisioneros con vida, para que el olor a muerte se uniera al olor de libertad”.

Con voz baja, la joven explica cómo los detenidos eran encerados en sitios secretos para que no quedara huella de las perores formas de tortura que les practicaban: se violaron mujeres y se extirpaban órganos de los detenidos, para traficar con ellos”.

Un estudiante suizo le pregunta: “¿Por qué te detuvieron?”:

“Organizaba manifestaciones estudiantiles pacíficas para reclamar la libertad y el Estado de derecho. Para el régimen, nuestra actividad era más peligrosa que la de los grupos armados o el terrorismo del grupo Daesh. A pesar de nuestras solicitudes pacíficas por la libertad, fuimos calificados como terroristas, ante los tribunales”.

El padre de Ma’touq, Khalil, era abogado y militante de derechos humanos desde hacía 20 años. Desapareció en octubre de 2012, junto con un colega, cuando se dirigían a su oficina en Damas. La joven nunca supo más de él y el régimen, sospechoso de haberlo detenido, niega toda acusación.

Reclamo de la verdad

“La represión existe en Siria desde hace más de 40 años, pero ha crecido”, indica Nasr. El 60% de la gente es perseguida por el régimen y más de un cuarto de la población es señalada como desaparecida.

Sobre el trato e interés de la población en Suiza y Alemania, Raneem Ma’touq responde: “La gente en Europa es generalmente tímida y reservada”. Su experiencia en Alemania le ha mostrado que “la mayoría de la gente quiere saber lo que pasa en Siria, porque los medios no siempre informan toda la verdad”.

Una estudiante suiza, entre el auditorio, dice a swissinfo.ch haber quedado consternada al saber que “los familiares de la gente que lucha por la democracia también son perseguidos. Estoy consternada de que nuestros medios escondan esa parte del conflicto”.

Estudiante suizo: “Cuadro realista del asilo”

“Quedé profundamente afectado por estos testimonios”, indica otro estudiante. “Me impactó la numeración de los prisioneros, que podían así saber con antelación que serían asesinados”.

Su camarada, él mismo, refugiado de Kosovo, se dice muy conmovido por el testimonio de Ma’touq, y agrega: “Estos seminarios dan la oportunidad a la gente que no tiene relación con los refugiados de obtener un cuadro realista del asilo”, mientras otro alumno subraya el hecho de desconocer en Europa lo que sucede en Siria: “Cuando leemos los diarios o vemos la tele, no recibimos el mismo cuadro sobre ese país. Cuando oímos estas historias es como si descubriéramos una nueva verdad”.

Los sirios en Suiza

– Provienen de Jordania y Líbano (países que los recibieron primero).

– Son considerados como personas sin riesgo.

– Entre los 500 primeros refugiados sirios aceptados,  predominan mujeres y niños.

En 2015, Suiza suspendió la evaluación de expedientes de personas sirias.

– Esta decisión ha provocado mayor lentitud en los procesos ya abiertos de solicitudes de asilo, opina Denise Graf, de Amnistía Internacional.

– La legislación federal permite otorgar permiso de trabajo provisional a la persona que esté a la espera de la decisión de su solicitud de asilo, tres meses después de haber llegado a Suiza.

– No obstante, las autoridades cantonales no emplean  esta posibilidad, indica Graf, a swissinfo.ch.

La ONU denunció el sistema carcelario sirio

En febrero de 2016 en Ginebra, la Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria (a la que pertenece la suiza Carla del Ponte) apuntó justamente a la suerte reservada a los prisioneros de Damas.

“Testimonios y pruebas documentadas señalan que decenas de miles de personas han sido detenidas por el gobierno sirio. Miles desaparecieron tras su arresto en manos de la fuerzas del Estado, durante su huida por el territorio vigilado por el gobierno o al caer en manos de los grupos armados”.

El informe habla de “un ataque sistemático y generalizado contra la población civil”.

Adaptación: Patricia Islas

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