Mujeres inmigrantes, de las más afectadas por la violencia familiar

763 mujeres y 762 niños hallaron, en 1999, refugio en una de los 15 centros de acogida para las víctimas de la violencia doméstica. Keystone

Los centros de acogida para mujeres maltratadas unen esfuerzos a través de una comisión para obtener mayor apoyo de las autoridades a fin de mejorar su tarea, que en muchos casos tiene que ver con mujeres inmigrantes sin salida ante la violencia conyugal.

En un país de inmigración, cuyo 19,6 por ciento de su población total (7.165.000) es extranjera; y donde los divorcios afectan a más de la mitad de los matrimonios, el problema de la violencia conyugal conduce, sin duda, a tintes mucho más graves en el sector de las parejas mixtas.

En Suiza, el matrimonio entre parejas de distinta nacionalidad es algo cotidiano. Según datos de la Oficina Federal de Estadística, tan sólo en 1998, del total de matrimonios realizados, más de un cuarto de ellos se efectuó entre hombres suizos y mujeres extranjeras o viceversa.

Los malos tratos en ese tipo de relaciones conducen a situaciones mucho más complicadas, pues la dependencia económica y el temor a perder el permiso de estadía en el país son factores que impiden una fácil ruptura.

Este es precisamente uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los asistentes sociales que laboran en los centros de acogida para mujeres maltratadas.

Claudia Meyer, miembro de la casa de acogida “Solidarité Femme” de Friburgo, explicó a swissinfo las difíciles condiciones a las que se enfrentan estas mujeres inmigrantes debido a conflictos con la pareja, pues constantemente son amenazadas con perder su permiso de estancia si optan por el divorcio.

“Se necesitan cambios legislativos para mejorar la situación de las mujeres maltratadas. Hay varias iniciativas parlamentarias que están en discusión para permitir a las mujeres inmigrantes, obtener un permiso de trabajo de manera independiente sin el deber de contraer matrimonio con algún nacional”, precisó Claudia Meyer al respecto.

Actualmente, un hombre o mujer de origen extranjero casado con un ciudadano suizo, recibe, en los primeros cinco años de matrimonio, permisos anuales de estancia, sin obtener la autorización de residencia permanente.

“Esta exigencia conduce a chantajes. Si hay ruptura de este matrimonio, la mujer podrá separarse, pero no divorciarse so pena de perder su permiso de estancia” explica Meyer.

Los matrimonios entre nacionales no se escapan de casos de maltrato. Meyer explica que las mujeres suizas en conflicto acuden, por regla general, a los centros de acogida para ser aconsejadas y permanecen poco en ellos, porque cuentan con el apoyo de familiares y de un entorno social conocido.

En 1999, 763 mujeres y 792 niños encontraron refugio en una de las casas de recepción para protegerse de la violencia familiar. Elevado número de víctimas de maltratos que hace insuficiente la oferta actual de los centros de acogida.

Ante tal panorama, los 15 centros helvéticos decidieron unirse y crear una comisión para dar a conocer la tarea de estos organismos, despertar la conciencia social y solicitar mayor apoyo de las autoridades.

El objetivo de la comisión, explicaron este viernes sus fundadores en una conferencia de prensa celebrada en Berna, es divulgar la idea de que la violencia doméstica no es un problema individual sino un conflicto social que debe ser resuelto a través de un contexto legal adecuado.

Otro tema básico para esta comisión es difundir la importancia de una mayor financiación para las obras de los refugios familiares. En 1999, estas casas recibieron en total 9 millones de francos para sus tareas, cifra aún insuficiente para cubrir la demanda de camas para mujeres y niños maltratados.

Concretamente estas instituciones buscan apoyo del Gobierno federal, pues hasta ahora las subvenciones cantonales y comunales sostienen el 60 por ciento de la labor de las casas de acogida, además de las donaciones de particulares.

swissinfo y agencias