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El poder de unos pocos

Plaza pública con poca gente y pocas sillas
¿Por qué son tan pocos los suizos que votan y eligen? Salvatore Vinci / 13 Photo

A nivel internacional, Suiza es un ejemplo de democracia que funciona. Pero si se observa más de cerca, se ve que el sistema está lejos de ser perfecto: el “poder de todos” se manifiesta como el “poder de unos pocos”.

Este artículo forma parte de #DearDemocracy, la plataforma de swissinfo.ch para la democracia directa que recoge aportaciones de la redacción y de autores externos. Sus opiniones no necesariamente coinciden con las de swissinfo.ch.

El 24 de septiembre de 2017 no fue un domingo cualquiera. Como se dice en Suiza era “domingo de votación”. Pero no fue eso lo que hizo que fuera un domingo especial, ya que hay cuatro “domingos de votación” al año. La particularidad venía, más bien, de los temas sobre los que había que votar. Y es que hay una reforma urgente e importante del sistema de pensiones. Un tema que, tarde o temprano, nos afectará a todos de manera directa.

Durante el día parecía que la reforma no había obtenido la mayoría de los votos. No se había aprobado. Pero esa misma noche, cuando los últimos municipios entregaron sus resultados a las autoridades competentes, llegó la verdadera desilusión.

Cuesta decirlo: solo el 47,2% de los ciudadanos con derecho a voto fue a votar. Más de la mitad de quienes tenían derecho a votar no tenían una opinión sobre esta cuestión tan importante o, por otras razones, desistieron de ir a las urnas.

Y esto plantea algunas preguntas. ¿Cómo puede ser que tantos votantes se abstengan sobre una cuestión tan importante? ¿Por qué se renuncia al derecho a opinar sobre cuestiones básicas? ¿Qué significa para la democracia un índice de participación tan bajo?  

Un domingo completamente normal

Ese porcentaje de participación en absoluto resulta algo excepcional. Al contrario, es lo habitual en Suiza. Sean elecciones sean votaciones, lo raro es que la participación supere el 50%.   

Descubra los referendos que más han movilizaron a la población suiza

El siguiente gráfico muestra la evolución de la participación en Suiza entre 1919 y 2015.

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Las gráficas muestran que el porcentaje de participación en votaciones fluctúa más que en elecciones. Y esto se debe a que durante algunas legislaturas ha habido pocas consultas, aunque estas hayan sido muy disputadas y hayan movilizado más a la gente.

El efecto del voto femenino

Además, desde finales de los años setenta se ha producido un descenso general de la participación que oscila entre el 40% y el 50%. La razón de esa gran disminución registrada desde 1971 no es otra que la aprobación del derecho de las mujeres a votar. Es cierto que el número de votantes en cifras absolutas aumenta, pero la participación en términos porcentuales baja porque al principio las mujeres rara vez hicieron uso de ese nuevo derecho.

‘El lado oscuro de la democracia’

Suiza es, sin duda, el campeón mundial en número de veces que se convoca a la ciudadanía a votar. Pero la democracia al estilo suizo no es tan perfecta a pesar de este record de más de 620 consultas populares.

En esta serie Sandro Lüscher analiza de manera crítica las partes oscuras. El autor estudia Ciencias Políticas en la Universidad de Zúrich y tiene un blogEnlace externo sobre la política suiza.   

¿Por qué la participación es tan baja también en elecciones? Los politólogos ofrecen dos explicaciones al respecto. La primera, que Suiza no tiene un sistema parlamentario, sino un sistema democrático semidirecto. Y, por tanto, no hay una alternancia entre la mayoría y la oposición. Y, al existir la posibilidad de expresarse sobre temas importantes, las elecciones pierden su sentido. La segunda, que los cambios sociales habidos desde la Segunda Guerra Mundial han conducido a una disminución general de la participación política en los países industrializados.     

¿Es la democracia la “tiranía” de una minoría?

Si tenemos en cuenta que los resultados de una elección o una votación repercuten en el conjunto de la población, la situación es aún más dramática. Así, volviendo al ejemplo de la reforma de las pensiones, el 30,4% de la población ha decidido por todos. Dicho de otro modo: esta decisión no representa a casi el 70% de quienes viven en Suiza. ¿Tiene esto algo que ver con la democracia?

El siguiente gráfico muestra quién tiene derecho a voto y quién realmente lo utiliza, en proporción al conjunto de la población.  

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Las curvas muestran que hasta 1971 menos de un tercio de la población suiza podía elegir y votar. En 1939 no era más que una quinta parte. En 1971, cuando las mujeres conquistaron el derecho a votar, el electorado se duplicó de golpe. Pero desde 1919 en las elecciones nunca ha participado más de un tercio de la población.   

En la zona situada encima de la línea azul oscuro están quienes no tienen derecho a voto: la población extranjera, los suizos menores de 18 años, las personas que, por uno u otro motivo, están privadas de los derechos civiles y, antes de 1971, también las mujeres. El área comprendida entre las dos líneas azules aglutina a quienes tienen derecho a voto pero no lo utilizan: los abstencionistas. Un grupo que desde 1971 se ha más que triplicado.

Distorsión problemática  

Lo que el gráfico no revela es que casi siempre se muestran políticamente activos los mismos conjuntos de personas. Si los grupos de activos, pasivos y personas excluidas del derecho al voto tuvieran siempre la misma composición, esta baja participación no sería un problema. Pero no es el caso. Por eso, las decisiones políticas provocan una distorsión que difícilmente es compatible con los ideales democráticos.

Sin embargo, hay estudios que muestran otra imagen. El politólogo Clau Dermont, que ha examinado la participación en la ciudad de San GallenEnlace externo, ha demostrado que casi el 50% de los ciudadanos participan de manera ocasional, selectivamente, ya sea en votaciones o elecciones. Junto a estos, casi una cuarta parte prácticamente vota siempre y otra cuarta prácticamente no lo hace nunca.

Estos resultados, de alguna manera, pueden llevar a relativizar el problema de la baja participación, pero sería erróneo utilizar este argumento para evitar este debate tan importante políticamente.

La participación suiza respecto a otros países

Según un estudio de la OCDEEnlace externo (2016), Suiza tuvo la participación más baja de todos los países miembros de la OCDE en las últimas elecciones. Y es también el único país en el que, en casi 40 años, la participación no ha alcanzado el 50%.

Participación política desigual

El politólogo Wolf Linder, en su libro ‘Schweizerische DemokratieEnlace externo’ (2012), muestra que la diferencia entre quienes votan y quienes no lo hacen se basa sobre todo en cuatro características: sexo, edad, educación e ingresos. En la práctica, quienes menos se implican son las mujeres, los jóvenes y las personas con bajos niveles de educación e ingresos.

Traducción del francés: Lupe Calvo

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