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El altermundialismo a la sombra de un baobab

El Foro Social Mundial, que por primera vez hace escala en Senegal, quiere construir un mundo más justo para las nuevas generaciones de los países en desarrollo. Reuters

Apenas concluido el Foro Económico de Davos, corresponde expresarse ahora a los detractores de la globalización. Desde este domingo se reúnen en Dakar en la octava edición del Foro Social Mundial. Este año, las migraciones constituye uno de los temas clave del encuentro.

“Otro mundo es posible”:  bajo este eslogan, en 2001, con ocasión del primer Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre (Brasil), el movimiento altermundialista había respondido a los chantres de la mundialización sin límite y de la ideología neoliberal triunfante.

Diez años más tarde, después de una crisis económica que puso al desnudo los lados oscuros del capitalismo mundializado, este eslogan tienen una pertinencia mayor. Desde este domingo será repetido por decenas de miles de personas venidas a la capital de Senegal para intercambiar experiencias, buscar puntos de convergencia, poner de manifiesto nuevas ideas y, sobre todo, encontrar un nuevo aliento en la lucha por un mundo más justo.

“El FSM representa un medio para adquirir nuevas experiencias y compartirlas con otras personas que viven la misma situación que nosotros”, declara Miriam Sow, directora de una ONG senegalesa. “Para nosotros es extremadamente importante observar que en el mundo entero hay gente que lucha por un mundo mejor”.

¿Un movimiento en decadencia?

El anti Davos, como ha sido llamado a menudo el FSM, sufrió en el curso de sus últimas ediciones una reducción de su visibilidad. Este débil eco mediático se ha debido particularmente a dificultades en el ámbito europeo. De ahí que el último Foro Social Europeo, en julio de 2010 en Estambul, apenas reunió a 3000 personas, lo que llevó a algunas personas a declarar que el movimiento alter mundialista estaba en decadencia, por no decir, clínicamente muerto.

Sin embargo, el FSM – que este año no se celebra al mismo tiempo que el Foro Económico de Davos por razones de organización – no ha dejado de crecer. Los 20.000 participantes de la primera edición se hicieron 130.000 hace dos años en Belém, Brasil, y las actividades organizadas pasaron de 400 a más de 2000.

“La dinámica de los foros no disminuyó, sino que tomó formas diferentes, observa el sociólogo Jean Rossiaud, miembro de la delegación suiza en Dakar y especialista en movimientos sociales. Hace dos años participé en el Foro Climático de las Naciones Unidas en Copenhague. No era un foro social, pero era un poco la misma cosa; había el mismo tipo de organizaciones y hablábamos también del aspecto social, aunque fuera solamente bajo el ángulo del clima”.

“Una parte de las cosas que decíamos hace diez años contra el Foro Económico de Davos (WEF) han sido retomadas como temas por el WEF”, prosigue. “La crisis financiera comprobó – y líderes políticos como Nicolas Sarkozy o Barack Obama lo dicen también – que el sistema no puede continuar sobre las mismas bases. Desde un punto de vista ideológico, en cierto sentido hemos ganado, porque nuestros temas se impusieron”. Un ejemplo entre otros: la lucha contra los paraísos fiscales, que se hizo una prioridad para numerosos Estados.

Integrar otras partes de la sociedad

Según Jean Rossiaud, el FSM también sigue creciendo porque nuevos segmentos de la sociedad civil se integran a cada edición. “En Belém, fue la población de la Amazonia”, recuerda. “Este año serán ciertamente los emigrantes. Cada año, la envergadura de la sociedad civil que se implica aumenta, y con ella, la coordinación entre los diferentes movimientos”.

La víspera de la apertura del foro verá así una asamblea mundial de emigrantes en un lugar extremadamente simbólico: la isla de Gorée, en la bahía de Dakar, dónde fueron embarcados los esclavos con destino a América.

“Los emigrantes son vectores de cambio”, subraya el politólogo. “Para hacer frente a los desafíos con los cuales nuestro planeta está confrontado, nos hacen falta personas que están a caballo entre las culturas. Es el caso de los emigrantes”.

Primavera de Túnez

En el tema de los emigrantes también se concentrará el sindicato suizo Unia, que organizará un taller sobre los derechos de esta categoría de la población. Las otras organizaciones suizas presentes en Dakar propondrán por su parte encuentros sobre temas tales como la ayuda al desarrollo en África occidental, el ciclo de negociaciones de Doha sobre la liberalización de los intercambios comerciales internacionales y el comercio equitativo.

Todos estos temas se añadirán a las problemáticas ‘clásicas’ del FSM, como los efectos de la crisis sobre los países más pobres, la reorganización de la economía mundial, la lucha contra el hambre, los cambios climáticos, etc.

Pero como ya fue el caso para el WEF de Davos, la edición 2011 del FSM se desarrollará  ciertamente a la sombra – o más bien a la luz – de la ‘Primavera de Túnez’ y de los  acontecimientos que tienen lugar en Egipto.

“Después de lo que pasó en Túnez, el Fondo Monetario Internacional y la Banca Mundial ya no pueden cerrar los ojos ante el hecho de que, con el pretexto de que algunos gobiernos sostienen la liberalización, esos mismos gobiernos acaparan el poco crecimiento económico existente”, observa Ibrahima Sène, número dos del principal partido de oposición en Senegal.

Para concluir, advierte: “Prepárense para vivir en África occidental momentos como los vividos en Túnez”.

El 1º Foro Social Mundial se celebró en 2001 en Porto Alegre. Las dos ediciones siguientes tuvieron lugar en la misma localidad brasileña.

En 2004, el FSM dejó por primera vez América Latina para realizarse en la India, en Mumbaï (Bombay), a donde llegaron más de 70.000 participantes.

La edición 2005 volvió a Porto Alegre.

En 2006, el FMS se efectuó en Bamako, Caracas y Karachi.

En 2007, el FMS se celebró por primera vez en su totalidad en suelo africano, en Nairobi, Kenia.

El FMS precedente retomó sus raíces brasileñas, pero esta vez en Belém, Amazonia.

Una importante delegación suiza está presente en Dakar. Con más de 50 integrantes, es la más numerosa desde la creación del Foro Social Mundial.

Además de los diversos representantes de los sindicatos y de ONG, la delegación suiza cuenta también seis parlamentarios de izquierda,  incluido el presidente del Partido Ecologista Suizo, Ueli Leuenberger.

El FSM también representa una ocasión para entretejer lazos a escala internacional. Los parlamentarios verdes, por ejemplo, participarán en la reunión de los ‘Global Greenes’, una red internacional de partidos y de movimientos ecologistas.

Personalidades de primer plano también son esperadas en Dakar, como el ex presidente brasileño Inacio ‘Lula’ da Silva, la ex candidata al Ejecutivo francés, Ségolène Royal, y el actual mandatario boliviano, Evo Morales.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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