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‘Las Pavas’ abre una puerta de esperanza a la tierra

El Tribunal Constitucional ha ordenado la restitución de la hacienda Las Pavas a los campesinos. colombia.com

La finca ‘Las Pavas’, en el norte de Colombia, ha sido testigo de los abusos que padecen los campesinos desplazados en ese país. Una decena de ONG suizas siguen atentamente su lucha por la tierra.

El reciente fallo de la Corte Constitucional a favor de 123 familias campesinas es “trascendental”, según el congresista colombiano Iván Cepeda, porque allana el camino a la justicia.

“Allí se libra uno de los forcejeos más importantes para la restitución de tierras, y este fallo es un paso esperanzador que hay que aprovechar muy bien”, sostiene el congresista por el Polo Democrático Alternativo (partido de izquierda).

En calidad de representante del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) acompaña desde hace años a las 123 familias que fueron expulsadas de sus tierras por paramilitares en la década de los 90. En una entrevista concedida a swissinfo.ch en Buenos Aires, el activista y defensor de los derechos humanos evalúa las perspectivas de la comunidad campesina de Las Pavas, recién retornada a sus tierras.

swissinfo.ch: ¿Cómo cree que va a evolucionar el conflicto de Las Pavas?

Iván Cepeda: Esta es una historia larga. Algunos de esos procesos datan de mediados del siglo anterior, y han sido ciclos permanentes en los que los campesinos obtienen su derecho a la tierra, son desplazados, vuelven a esa tierra, y así, una y otra vez. El caso de Las Pavas data de comienzos de los noventa.

swissinfo.ch: ¿Por qué cree que ante este reclamo las ONG suizas acuden a usted?

I.C.: Mi trabajo es acompañar a las víctimas. Lo hago a través del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) que represento, pero también acompañado de una red de organizaciones campesinas, indígenas y de afrodescendientes.

Por mi trabajo he obtenido un nivel de vocería pública y de acceso a medios de comunicación, y estar ahora en el Parlamento me permite incidir en la opinión pública en este proceso.

swissinfo.ch: ¿Cómo evalúa el papel de estas organizaciones helvéticas?

I.C.: El movimiento de los campesinos de Las Pavas, así como otros movimientos de campesinos -por ejemplo las Comunidades de Paz, las Organizaciones de los Pueblos Indígenas- necesitan visibilidad, porque parte del éxito de su lucha por la tierra reside en que puedan generar altos niveles de disuasión para que puedan protegerse en términos de legitimidad y en términos de su integridad física.

Por eso valoro particularmente los esfuerzos que se hacen en el plano internacional para apoyar las luchas que libran las comunidades en Colombia. Creo que es muy importante para hacer visibles estas causas.

swissinfo.ch: Usted habla de “protección”, de “riesgos”. ¿A qué se refiere?

I.C.: Muchos de estos campesinos están expuestos a un altísimo nivel de riesgo y sus vidas corren peligro.

Entonces cuando hay una acción internacional, cuando una asociación suiza lanza un llamado de alerta sobre la vida de alguno de los líderes de una comunidad, como por ejemplo Las Pavas, tiene un carácter disuasivo y es un respaldo muy importante.

swissinfo.ch: El pasado 5 de mayo la Corte Constitucional reconoció estos derechos a los campesinos de Las Pavas, pero el tema sigue. ¿Cree que el presidente Juan Manuel Santos hará algo al respecto?

I.C.: Los campesinos de Las Pavas han tenido una estrategia integral. Se han movilizado y han retornado a sus tierras utilizando manifestaciones no violentas y totalmente legítimas, y al mismo tiempo han adelantado un proceso de defensa de sus derechos ante el Tribunal Constitucional a través de una acción de amparo y de tutela.

Esta situación le da una mayor legitimidad a su lucha porque la Corte les ha dado la razón.

El presidente Santos ha dicho “vamos a restituir tierras”. Pero esa es una declaración que contrasta con otros hechos, porque su administración está dando generosas concesiones a transnacionales mineras (que arrasan las riquezas de la tierra) y a empresas del cultivo de palma de aceite (que destruyen el sistema ecológico), como es el caso del Grupo Dávila Abondano.

El presidente tiene que tomar una decisión: defender el capital trasnacional o respetar -sin espantar a todas las compañías multinacionales que hay- a los campesinos.

Y esa decisión va a poner a prueba si lo que está diciendo en su discurso es coherente con los hechos.

swissinfo.ch: ¿Se refiere al ‘Plan de choque’ de restitución de tierras?

I.C.- Sí. A la Ley de Víctimas y a la de restitución de tierras. Es ahora cuando viene la aplicación de una serie de programas que él ha anunciado.

Pero esos programas ya comienzan con problemas: están asesinando a líderes campesinos, y líderes de Las Pavas y de otras comunidades han sido amenazados. Todo esto sucede cuando el gobierno persiste en decir que ya no hay paramilitares en Colombia, que lo que hay ahora son bandas de criminales, de narcotraficantes. 

Pero la explicación que da el gobierno no es satisfactoria. Si no fueran paramilitares, si no fueran el brazo armado de los terratenientes, de las compañías multinacionales, ¿por qué están asesinando a los líderes campesinos?

swissinfo.ch: Si finalmente no prospera el ‘Plan de choque’, ¿podría hacerse desde el Parlamento una Ley Nacional para devolver las tierras a los campesinos?

I.C.: Creo que primero hay que aprovechar la oportunidad que se abre con los anuncios que están hechos. Y eso hacen los campesinos de Las Pavas.

Ahora, si esto fracasa, si se impone de nuevo la violencia, seguiremos en ese proceso que, repito, no es nuevo.

Digamos que el movimiento social en Colombia está acostumbrado -aunque esto suene duro- a situaciones muy adversas: ha sido víctima de muchas persecuciones y de ataques criminales, y por eso mismo tiene las fuerzas, el talento y la capacidad de adaptarse a situaciones difíciles.

Las 123 familias llevan varias generaciones trabajando las tierras de Las Pavas (departamento de Bolívar).

 
En los años sesenta, grandes latifundista los obligaron a salir y en 1983 las  tierras pasaron a manos de un familiar de Pablo Escobar, el barón de la droga.
 
Cuando Escobar abandonó la propiedad, los campesinos volvieron para cultivar las tierras y crearon la asociación ASOCAB.
 
En 2003 un grupo de paramilitares los obligó a huir. Un año después, las familias regresaron de manera paulatina a Las Pavas para cultivar sus alimentos.  
 
En junio de 2006 presentaron una solicitud al Ministerio de Agricultura para el reconocimiento de su derecho a la propiedad, dado que la tierra había estado  abandonada por más de tres años.
 
En el mismo periodo, reapareció Jesús Emilio Escobar. Desalojó a la comunidad, destruyó sus cosechas y vendió la tierra al consorcio El Labrador.

 
Los campesinos, sin embargo, no se dieron por vencidos y continuaron con el cultivo de parte de la tierra, mientras que las multinacionales empezaron a sembrar palma aceitera.
 
En julio de 2009 los campesinos fueron desalojados por la policía. Una acción  considerada ilegal por el Ministerio de Agricultura.

El 6 de mayo de 2011 la Corte Constitucional ordenó la restitución de las tierras a las 123 familias.

Nació en Bogotá en 1962 y es hijo de Manuel José Cepeda, un dirigente de izquierda asesinado en 1994.

Vinculado desde los 13 años a las Juventudes Comunistas, estudió Filosofía en Sofía (Bulgaria). Tras su regreso a Colombia se acercó más a la corriente política del M-19.

Después del asesinato de su padre fundó, junto con su esposa, la fundación Manuel José Cepeda para investigar su muerte.

En 2000 se exilió en Francia, donde se especializó en Derecho Internacional Humanitario en la Universidad Católica de Lyon.

Cepeda asumió como suyo el drama de las víctimas de los paramilitares y de miembros del Estado.

Ha estado presente en el conflicto de Las Pavas desde hace años a través del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE), fundado en 2003.

En 2009 decidió lanzarse a la política y fue elegido como representante por Bogotá. Desde entonces, sus esfuerzos se centran en sacar una ley de víctimas.

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