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¿Resucitará Suiza conversaciones antinucleares?

Sala de Consejo del Palacio de las Naciones
La Sala de Consejo del Palacio de las Naciones (Palais des Nations) se utiliza desde 1979 para los encuentros de la Conferencia de Desame, cuya misión es lograr el desarme nuclear internacional. Keystone

Suiza asume este mes la Presidencia del principal foro multilateral para conseguir el desarme nuclear global. ¿Será capaz un pequeño Estado de reunir las condiciones necesarias para revitalizar los avances de un grupo estancado desde hace dos décadas?

Es una fría tarde ginebrina de invierno. La luz inunda, generosa, las ventanas de la Sala del Consejo del Palacio de las Naciones. En esta imponente sala, diplomáticos de 65 países, entre los que se cuentan las principales potencias nucleares, muestran un semblante grave cuando escuchan los discursos que ahí se desgranan. Inmensas figuras color oro y sepia custodian las discusiones, al tiempo que recuerdan el progreso del hombre, la solidaridad y la paz. También pueden verse los murales del artista catalán José Maria Sert, que son testigos de todo lo que sucede en esta sala desde 1936.

Cuando fueron pintados, la sala ya era sede del Consejo de la Sociedad de Naciones, predecesora del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es también el icónico sitio en donde tuvieron lugar las negociaciones que pusieron fin a la Guerra del Golfo, en 1991. Y desde 1979, todas las reuniones de la Conferencia de DesarmeEnlace externo (CD) se celebran aquí.

Sin embargo, desde la adopción del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos NuclearesEnlace externo, en 1996, la Conferencia de Desarme está bloqueada. Los desacuerdos que existen entre los Estados en materia de desarme que están pendientes, y la necesidad absoluta de hallar consensos, han impedido cualquier tipo de avance.

Optimismo renovado

El pasado lunes 19 de marzo, Suiza inició el primero de los dos periodos en los que tendrá la presidencia de la CD en 2018. Cada uno de esos periodos durará dos semanas y la última vez que estuvo a cargo fue hace 12 años. La llegada de Suiza al timón de este organismo coincide con una coyuntura en la que soplan vientos de cambio. Los Estados miembros de la CD parecen coincidir en la necesidad de un “nuevo sentido de urgencia” que debe imprimirse a los trabajos mundiales de desarme y no proliferación de armas nucleares.

Sabrina Dallafior,  embajadora de Suiza ante la ONUEnlace externo y responsable del tema del desarme, se dice optimista.

“Desde la apertura de las sesiones de la CD en enero del 2018, observamos una nueva dinámica”, dijo a swissinfo.ch.

Las habilidades diplomáticas del reciente presidente de Sri Lanka y la buena disposición de otros países permitieron un avance inesperado el pasado 16 de febrero, cuando se consiguió el consenso necesario para relanzar a fondo los trabajos y se establecieron cinco grupos temáticos dedicados a explorar los “principales problemas”: el desarme nuclear; la prohibición para producir material fisible; las  garantías de seguridad negativas (las potencias nucleares acuerdan jamás atacar a los Estados no nucleares); la prevención de una carrera armamentista en el espacio exterior, y el análisis de tecnologías para la fabricación de nuevas armas.

Dallafior afirma que esta decisión es muy significativa: “los 65 miembros se dispusieron a dar pasos pragmáticos”.

Suiza está ansiosa por ofrecer resultados positivos.

“Intentamos realizar un trabajo sólido; sin lanzar verdaderas negociaciones, preparamos el terreno para que haya cambios importantes. La forma elegida:  estamos dejando de lado la parte política para concentrarnos en los aspectos técnicos, prácticos y pragmáticos”, explica la Embajadora helvética.

Añade que Suiza también intenta identificar si hay instrumentos que no han sido considerados y que deben incluirse en las negociaciones. Y se intentará disociar los distintos temas (frecuentemente en conflicto), para luego determinar si hay países que no estarían de acuerdo con algún tema particular -complicando los avances generales-, para luego decidir qué trabajo se requeriría para seguir dando pasos al frente.

Expectativas modestas

Pese al optimismo, los observadores del desarme parecen escépticos en Ginebra.

Richard Lennane, jefe de la organización no lucrativa Geneva Disarmament PlatformEnlace externo, asegura que Suiza está bien posicionada como “constructora de puentes con voz discreta”. Pero advierte que no será fácil superar los bloqueos.

“Ya hemos visto otras ideas semejantes durante los últimos 20 años, ya otros intentaron también demostrar que la CD hace algo; pero la realidad es que simplemente se crea una nueva sala de conversaciones en la que lo único que cambia es, tal vez, la disposición de las sillas. En mi opinión, deberíamos suprimir este órgano y comenzar de nuevo, pero para algunos Estados (la CD) cumple un rol importante y quieren que funcione”, refiere Lennane.

Marc Finaud, experto en desarme del Centro de Ginebra para Políticas de Seguridad (GCSP),Enlace externo suscribe el hecho de que Suiza puede utilizar su experiencia y peso diplomático tradicional en la tarea de acercar posiciones en temas como la prohibición de materiales fisibles o las garantías de no ataque de Estados nucleares. Pero en el amplio tema del desarme nuclear, todo será mucho más complejo. Finaud recuerda que Suiza no ha terminado siquiera de decidir si debe firmar, o no, el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares.

Por todo ello, la comunidad ginebrina especializada en desarme solo finca “modestas” expectativas en la capacidad de la CD para ofrecer resultados sensibles.

“Muchos escépticos temen que nada cambie sustancialmente, ya que las decisiones de procedimiento no pueden ignorar la realidad: hay grandes diferencias entre los Estados. Los países con armas nucleares se aferran a éstas, aunque la mayoría de las naciones del mundo hayan mostrado su determinación por prohibirlas o eliminarlas lo más pronto posible”, dice Finaud, quien hace poco escribió en un análisisEnlace externo que publicó en línea en donde asegura que “hay poco espacio real para el compromiso”.

“Solo puede esperarse que la celebración de discusiones serias y honestas conduzcan a un mayor respeto de los acuerdos de control de armas del pasado y que allanen el camino para dar ‘pasos intermedios’ en la ruta hacia un completo desarme nuclear”, expresa.

La realidad es que todos los acuerdos relevantes de control de armamento y desarme que se han firmado durante los últimos años, adoptados por la comunidad internacional, se han negociado fuera de la CD y han sido impulsados preponderantemente por la sociedad civil.  Algunos de ellos son la Convención de Ottawa sobre Minas Terrestres Antipersonales; la Convención sobre Municiones de Racimo; el Tratado de Comercio de Armas, y el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares.

Finaud se pregunta si la reciente racha de actividad de la CD no será más bien una reacción a la firma del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares del año pasado y a la atribución del Premio Nobel de la Paz a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, cuya sede operativa también está en Ginebra.

Un momento clave

Suiza asume la presidencia de la CD en un momento crítico. Existe una gran tensión a nivel internacional, y la Conferencia de Desarme se ha convertido en el escenario de recientes enfrentamientos verbales entre funcionarios estadounidenses, rusos y norcoreanos sobre las armas nucleares y químicas. Asimismo, crece la especulación global tras el reciente y sorpresivo anuncio de una posible cumbre bilateral sobre temas nucleares que podrían celebrar el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo norcoreano, Kim Jong-un.

En febrero, el secretario General de la ONU, Antonio Guterres, expresó a la CD que tiene planes para lanzar una nueva iniciativa mundial de desarme que no solo se ocupe del tema de las armas nucleares, químicas y convencionales, sino también de las armas autónomas y sin piloto, de la inteligencia artificial, de la biotecnología y de los sistemas espaciales. Pero no dejó claro qué aspectos de la misma podrían quedar bajo la férula de acción de la CD. La iniciativa de Guterres fue saludada por el ministro suizo de Asuntos Exteriores, Ignazio Cassis, pero despertó una prudente respuesta por parte de los representantes de las principales potencias nucleares.

El Embajador de Estados Unidos, RobertWood, declaró que los diplomáticos debían aceptar que el desarme nuclear no es una meta realista de corto plazo. Hace solo unas semanas, Estados Unidos publicó su “examen sobre la postura nuclear”, en el que justificó la expansión de su capacidad nuclear “de bajo rendimiento” afirmando que esta llevará a Rusia a desistir del interés de desarrollar armas nucleares tácticas.

Cuando analiza la situación global en este ámbito, Sabrina Dallafior afirma que Suiza está preocupada por la inquietante tendencia a privilegiar el armamento nuclear en vez del desarme. “La cantidad de armas nucleares ha disminuido, posiblemente, pero la capacidad de las mismas ha aumentado en términos cualitativos. Todos los Estados nucleares tienen en marcha programas de modernización de sus arsenales. Por ello, estamos convencidos que no lograremos avanzar de forma eficaz en la tarea del desarme nuclear si no optamos por trabajar con los Estados que poseen armas de este tipo en vez de trabajar contra ellos”, dice.

¿Qué es la Conferencia de Desarme (CD)?

La CD fue fundada en 1979, erigiéndose como el único foro multilateral para el desarme de la comunidad internacional. Su creación fue decidida durante la primera Sesión Especial sobre Desarme celebrada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1978.

En aquel momento, la CD sustituyó a otros foros de trabajo y debate que buscaban un objetivo parecido. Los más relevantes: la Conferencia para la Reducción y la Limitación de Armamentos (1932-34); el Comité de Desarme de las Diez Naciones (1960); el Comité de Desarme de las Dieciocho Naciones (1962-68), y la Conferencia del Comité de Desarme (1969-78).

Actualmente, la CD trabaja en objetivos como: el cese de la carrera armamentista nuclear; el desarme nuclear; la prevención de una guerra nuclear; la inhibición del desarrollo de armas en el espacio ultraterrestre. Asimismo, busca acuerdos internacionales para asegurar a los Estados que no tienen armas nucleares no sean agredidos por los países que sí las tienen; y busca inhibir la fabricación de nuevos tipos de armas de destrucción masiva, incluidas las armas radiológicas.

La CD se reúne en una sesión anual que se divide en tres periodos (de 10, 7 y 7 semanas, respectivamente).  La primera semana inicia la penúltima semana de enero.

La presidencia de la CD se rota entre sus miembros. Y cada presidente está a cargo durante un periodo de cuatro semanas.

Suiza ocupará la presidencia de la CD del 19 al 30 de marzo de 2018 y del 14 al 25 de mayo de 2018.

Algunos de los éxitos más significativos de la CD hasta ahora son:

– El Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (firmado en 1968 /en vigor desde 1970)

– Los Tratados sobre los Fondos Marinos (firmados en 1971 / en vigor en 1972)

– El Convenio de Modificación del Medio Ambiente (firmado en 1977 / en vigor en 1978)

– La Convención sobre las Armas Biológicas (firmada en 1972 / en vigor en 1975)

– La Convención sobre las Armas Químicas (firmada en 1993 / en vigor en 1997)

Traducido del inglés por Andrea Ornelas

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