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El impuesto fijo pone en jaque a los cantones

La 'costa dorada' del lago de Zúrich se ha quedado con la mitad de contribuyentes extranjeros. El resto se fueron cuando el cantón abolió el trato fiscal privilegiado que recibían. RDB

Muchos extranjeros acaudalados que residían en Suiza han abandonado el país tras perder los privilegios fiscales de los que disfrutaban. A fines de noviembre, los suizos votan una propuesta para abolirlos en todo el país. ¿Cuánto dinero perderán los cantones si se aprueba?

Mansiones lujosas, un club náutico, un restaurante con dos estrellas Michelin, entre muchas otras comodidades del más alto nivel: la localidad de Küsnacht, en la denominada ‘costa dorada’ del lago de Zúrich, es un imán para las grandes fortunas suizas y extranjeras.

Una lista de atractivos que, sin embargo, no ha sido suficiente para retener a los residentes foráneos en Küsnacht. En 2009 comenzaron a hacer las maletas, después de que Zúrich aprobara la abolición del llamado impuesto fijo (o al tanto alzado). El fenómeno se repitió en el resto del cantón y hoy, casi la mitad de los antiguos beneficiarios de este esquema tributario se han esfumado.

El 30 de noviembre, los suizos votan una iniciativa que quiere poner fin a este trato fiscal preferente en todo el país; un privilegio que los promotores de la propuesta juzgan injusto.

Los 5.634 contribuyentes que aún disfrutan del impuesto a tanto alzado se enfrentarán en breve a una disyuntiva: ¿Vale la pena vivir en Suiza por los paisajes, la estabilidad política, la baja tasa de criminalidad y el relativo anonimato que ofrece el país? ¿O es preferible irse una vez abolido el sistema fiscal que  se desentiende de cuánta fortuna amasa un extranjero fuera de Suiza, a cambio de que pague al cantón donde reside un gravamen equivalente a entre 5 y 7 veces el valor de alquiler de la propiedad que habita?

En 2009, Küsnacht contaba con 19 beneficiarios del impuesto fijo, de los cuales 13 se han ido. Pero el alcalde Markus Ernst asegura que la pudiente comunidad que vive en esta localidad apenas lo ha notado.

“Cuando 13 residentes dejan un municipio de 13.000 habitantes, no se observa una gran diferencia. El año pasado vimos llegar un total de 1.290 personas y, por razones varias, partieron de nuestra comuna otras 1.147”, señala a swissinfo.ch.

“Perder algunos residentes extranjeros ha tenido poco impacto financiero, porque no eran los principales contribuyentes, sino personas con alta movilidad internacional que no echaron raíces profundas en el municipio”, explica.

Haciendo cuentas

Zúrich también ha tenido que capear la pérdida de celebridades desde que hace un quinquenio se convirtió en el primero de cinco cantones que desterró las prebendas fiscales para extranjeros.

Así, de los 201 beneficiarios de este esquema que contaba el cantón, 97 se han ido. La mayoría se mudó a cantones vecinos, algunos al extranjero y dos personas fallecieron. Al abandonar suelo zuriqués se llevaron consigo ingresos equivalentes a 12,2 millones de francos, que el cantón dejó de recaudar.

De los más de 100 extranjeros acaudalados que decidieron quedarse, dependiendo del tamaño de su fortuna y la distribución de la misma, 55 pagan más impuestos que antes y 47 menos. Gracias a estos contribuyentes, el cantón recaudó 13,8 millones de francos, suma que compensa con creces las pérdidas.

Según los detractores de la iniciativa que se vota en noviembre, los extranjeros ricos no solo aportan dinero a las arcas públicas, sino también a la economía local: compran propiedades que necesitan mantenimiento, contratan a empresas locales para diversos servicios, frecuentan los restaurantes, compran yates o coches, y reciben la visita de amigos solventes que también dejan dinero en la región.

Más aún, el éxodo de extranjeros acaudalados puede generar un efecto adverso desproporcionado en los cantones que -a diferencia de Zúrich, que es el centro financiero de Suiza- no sean capaces de compensar la pérdida de ingresos fiscales.

El impuesto fijo

El cantón del Vaud diseñó e introdujo en 1862 este sistema impositivo –conocido en Suiza como ‘forfait fiscal’– con el objetivo de hacer frente al creciente número de extranjeros acaudalados (sobre todo británicos) que se establecían en su territorio. Para evitar ecuaciones complicadas que contemplaran el patrimonio global (a menudo distribuido en varios países) y los ingresos del contribuyente, se optó por un esquema más simple que se basaba exclusivamente en el nivel de gastos del ciudadano extranjero en suelo helvético. Otros cantones adoptaron programas similares. 

Según los titulares cantonales de Finanzas, 3.106 extranjeros se beneficiaban de este privilegio fiscal en 1999. Su número aumentó hasta 5.003 en 2008, y a 5.634 en 2012 (datos más recientes). En 2012, el gravamen más bajo que pagó un beneficiario de este esquema fue de 10.000 francos suizos. El más alto fue de 8,23 millones de francos. El pago promedio es de 123.358 francos suizos (94.549 francos en 2006).

¿Un efecto desproporcionado?

Los cantones de Vaud (1.396 beneficiarios del impuesto fijo), Valais (1.300) y el Tesino (877) son, al parecer, los que más temen la votación. Según el Credit Suisse, en los Grisones hay 268 residentes que pagan el impuesto a tanto alzado y que representan el 3% de la recaudación cantonal. Y hay cantones como Ginebra (710 extranjeros) que están nerviosos porque, además de perder ingresos por esta vía, se verán afectados por los cambios legislativos que se avecinan para el sector corporativo –producto de presiones de la Unión Europea–, lo que mermaría sus ingresos por un doble frente.

Vaud, el primer cantón que introdujo el impuesto fijo en 1862, pronostica que las consecuencias serán nefastas si el esquema es abolido en Suiza.

“Es altamente posible que más de la mitad de los residentes (extranjeros) abandonen el Valais, y quizás Suiza entera, si se suprime el impuesto a tanto alzado”, dice a swissinfo.ch Maurice Tornay, el titular valesano de Finanzas. “Además de los 84 millones generados por los impuestos municipales, cantonales y federales, este grupo de residentes gasta alrededor de 200 millones de francos en propiedades y otros 150 millones en servicios locales”.

En algunos cantones rurales, el sector de la construcción se ha visto afectado por la votación, hace dos años, para restringir el número de residencias secundarias que se pueden edificar en Suiza, señala Toni Ammon, asesor fiscal de la consultora Relocation Switzerland.

“Los extranjeros adinerados que se establecen en Suiza invierten sumas significativas en los bienes raíces”, explica Ammon. “Aún existe una clara oportunidad de atraer a gente que quiere construir un número relativamente pequeño de propiedades de muy alto valor y vivir en ellas, evitando así el problema de las ‘camas frías’ en las regiones turísticas”.

“Sin embargo, existe el grave riesgo de que se pierda esta oportunidad, porque, evidentemente, la demanda de personas acaudaladas que quieren vivir en Suiza caerá, si el impuesto fijo es abolido. Especialmente porque hay otros países europeos, como Gran Bretaña, que pueden ofrecer condiciones impositivas más atractivas a sus residentes extranjeros”.

Bocanada de aire

Nadie sabe cuántos extranjeros harán la maletas si el sistema del impuesto a tanto alzado desaparece en Suiza. Por ejemplo, Küsnacht ha mantenido el atractivo para famosos como Tina Turner, quien recientemente renunció al pasaporte estadounidenses para nacionalizarse suiza pese a haber perdido los privilegios fiscales.

“Mi prioridad es respirar aire puro, contemplar el exuberante verdor”, declaró la cantante al periódico ‘Blick’ cuando le preguntaron por qué se quedaba.

Si la experiencia de Zúrich se repite, otros extranjeros se verán obligados a buscar condiciones fiscales más ventajosas en otros lugares. Las urnas tienen la última palabra y determinarán si el sistema del impuesto fijo es una fuente de ingresos de valor incalculable, fiable y beneficiosa para todos, o un régimen fiscal injusto, anacrónico que complace solo a los ricos.

¿Cómo funciona?

Este sistema de impuesto fijo (o a tanto alzado) grava a los extranjeros acaudalados que viven en Suiza, pero cuya actividad empresarial se desarrolla fuera de las fronteras helvéticas, a partir de su nivel de gastos en este país. Entre los beneficiarios de este régimen fiscal figuran deportistas y artistas.

En 2012, el Parlamento decidió endurecer los requisitos para el impuesto fijo ante la creciente polémica que despierta en la población. En 2016, los beneficiarios de este esquema tributario serán gravados con el equivalente a 7 veces –como mínimo– el valor de alquiler de la propiedad en la que viven. Actualmente, la referencia vigente es de 5 veces en la mayoría de los cantones, aunque algunos la han aumentado.La iniciativa que los suizos votan el 30 de noviembre quiere abolir este privilegio.

Hoy, para recibir este trato fiscal preferente, los contribuyentes extranjeros deben demostrar que tienen unos ingresos mínimos de 400.000 francos suizos (420.000 dólares). Un extranjero, por ejemplo, que compre una propiedad en Suiza cuyo valor de alquiler es de 5.000 francos suizos mensuales pagará un impuesto fijo de 420.000 francos suizos (5.000 x 7 x 12). En los ingresos gravables se pueden incluir otros gastos, como vehículos, yates o matrículas escolares.

Este privilegio fiscal es solo para los extranjeros que se establecen, por primera, vez en Suiza o que regresan tras una ausencia de al menos 10 años.

Traducción y adaptación del inglés: Andrea Ornelas

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