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Los adeptos suizos a las zambullidas “a la rusa”

Nadar en aguas frías, fuente de bienestar para algunos. BZ/Stefan Anderegg

No es raro que los diarios suizos se interesen en las “zambullidas invernales rusas” de la tradición ortodoxa que consiste en sumergirse en el agua fría el día de la Epifanía. Pero los suizos están acostumbrados a hacer estas inmersiones de diciembre a marzo. Nos encontramos con ellos.

“Nací en Tchita, en Siberia. Allá el termómetro desciende a -50°C. La sensación de meterte al agua con bajas temperaturas forma parte de mis recuerdos de infancia”, narra Annushka Leykum.

La crioterapia

La crioterapia, o tratamiento con frío, permite tratar diversas afecciones, gracias al uso local o general de temperaturas bajas. No confundir la crioterapia con la criocirugía, es decir, el uso de temperaturas extremadamente bajas (-195°C) para la destrucción de lesiones benignas o malignas.

La acción del frío provoca una saturación de la sangre por la endorfina y reduce las inflamaciones. Otros efectos benéficos: se mejora la circulación sanguínea y la microcirculación; se estimula la producción de colágeno y de elastina en la piel y se activa el sistema inmunitario.

Esta rusa de 37 años vive en Suiza desde hace 14. Poco después de su llegada a Berna, salió de una clase de alemán, pasó por el río Aar y preguntó a unas personas, sentadas en una banca, si se podía nadar allí. “Sí, pero en verano”, le respondieron. “La siguiente vez que pasé por allí llevaba ya mi traje de baño y una toalla y me lancé al agua. No era verano, y la gente me veía desconcertada. Algunos intentaron disuadirme”.

La pasión de Annushka Leykum por el frío no nació en Berna. A los 17, la joven sufrió de una inflamación pulmonar que los médicos no pudieron tratar de inmediato. “Mi organismo no aceptaba los antibióticos, que solo me hacían estar peor”. El frío, o dicho de modo más preciso, la crioterapia, fue la solución. “Me propusieron intentar un tratamiento en las cámaras frigoríficas. La técnica es simple: con zapatos, guantes y gorro, debía entrar por unos segundos a varias salas con temperaturas de -50°C, -70°C y -90°C”.

Annushka Leykum nada en el Aar tres o cuatro veces por semana. Los médicos recomiendan que la inmersión sea tan larga, en minutos, como los grados de temperatura que tanga el agua. “No lo sabía al iniciar esta actividad. Nadaba a veces entre 12 y 15 minutos, en el agua a -5°C”. La joven subraya que nadar en invierno no es ni un deporte ni un entretenimiento. “Se trata de una actividad indispensable para mi bienestar, el mejor medio que he encontrado para reposar y relajarme”.

Esta bolsa impermeable, práctica para zambullirse con ella en el río. BZ/Stefan Anderegg

Nadar sola o en grupo

En Suiza no existe una organización única que reúna a todos los adeptos a estos baños invernales. Hay grupos pequeños que se juntan para lanzarse al agua, como el club Gfrörli, de Berna, del que forma parte Annushka Leykum. “Nos conocimos en el río hace tres años. En ese entonces solo se citaban los viernes. Después agregamos otro encuentro semanal”. A veces alguien del grupo cuida de la hija de Annushka mientras ella va al río.

Pese a la ausencia de una organización nacional, varios encuentros se realizan, sobre todo en Navidad y después de Año Nuevo. En Ginebra, la ‘Copa de Navidad existe desde 1934. En Zúrich, el ‘Nado de Santaclaus’, se produce anualmente desde el 2000. Esas manifestaciones las promueven las autoridades encargadas del deporte en las ciudades y cantones helvéticos; y otras se realizan gracias al entusiasmo de particulares.

Tras el nado, es aconsejable cubrirse bien e ingerir una bebida caliente, sin alcohol, de preferencia. BZ/Stefan Anderegg

Thomas Jenatsch, por ejemplo, organizó en 2014 y 2015 un nado de Año Nuevo entre sus conocidos. “En 2014, ocho personas participaron, en 2015, 23”. Jenatsch descubrió la Unión Internacional de Nado Invernal. “De acuerdo a las reglas de la organización, un nadador experimentado debe poder nadar una distancia de un kilómetro en aguas a 5°C de temperatura. “Bajo esas condiciones, el año pasado hice ese ejercicio en el lago de Wohlen”.

Algunas reglas a seguir

Se estima que el agua está “fría” cuando la temperatura oscila entre los 4°C y los 15°C. Si se hace un agujero en una superficie congelada de una fuente de agua dulce, la temperatura del agua debajo de la capa de hielo alcanza entre los 0°C y los 4°C.

Reglas generales:

  • Calentamiento corporal antes de la zambullida
  • En la primera inmersión, no permanecer en el agua más de un minuto e intentar relajarse.
  • Tras el baño, cubrirse bien.
  • No apto para personas enfermas o ebrias.

Sin presión

Se puede comenzar a nadar en el agua fría a todas las edades. Thomas Jenatsch inició hace tres años, a los 48. Estima que lo más importante es proceder gradualmente, en otoño, a fin de que el organismo se habitúe a las temperaturas bajas.

Se habla mucho del baño invernal, pero ¿todas las informaciones disponibles son correctas? ¿Es cierto que algunos adeptos a esta práctica se enferman más? Annushka Leykum indica que ella no sufre resfríos. « El efecto psicológico, por el contrario, es más difícil de evaluar. Al salir del agua, me siento reposada y reforzada”. Thomas Jenatsch también está convencido de los beneficios: “Desde que hago estos nados de modo regular, no me he resfriado ni he tenido gripe. Mi estado general mejoró. Me siento en tan buena salud que podría mover montañas”.

Los baños en agua fría son desaconsejados en caso de enfermedades crónicas del sistema cardiovascular o del sistema nervioso. Incluso para las personas con buena salud se recomienda un control médico antes de iniciar los primeros intentos. ¿Qué otra cosa hay que tener en cuenta? “Es importante prepararse psicológicamente, respirar correctamente y concentrarse en las sensaciones corporales. Entonces, la temperatura del agua no jugará un papel tan importante, subraya Thomas Jenatsch. “Una vez en el agua, hay que respirar lenta y profundamente, no presionarse ni tratar de nadar velozmente”.

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Annushka Leykum subraya también la necesidad de respirar adecuadamente. “Tener autoconfianza, ser capaz de escuchar su cuerpo y relajarse: todo eso juega un papel mucho más importante y permite nadar con placer. Hay que evitar temblar y castañetear”. Y ¿qué hace Annushka Leykum en verano, cuando la temperatura del agua en el Aar es de unos 20°C? “A veces lleno la tina con agua fría y reposo dentro”.

Traducción: Patricia Islas

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