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Hace un año que el secreto bancario comenzó su declive

El secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner (izq) y el embajador de Suiza ante EE UU, Urs Zwiler, tras la firma de un protocolo para el intercambio de información fiscal, el 23.09.09 en Washington. Keystone

El 18 de febrero del 2009, el UBS entregó información confidencial de 255 cuentas de clientes estadounidenses al fisco de EEUU. Con ello, inició un camino sin retorno.

Desde entonces, Suiza recibe una presión internacional constante para anular su secreto bancario. En 12 meses ha cedido más que en un siglo y actualmente camina inexorablemente hacia la necesidad de convertir la evasión en un delito.

Hace exactamente un año inició el principio del fin del secreto bancario suizo.

El miércoles 18 de febrero, la plaza financiera suiza despertó con un anuncio del Ministerio de Justicia de EE UU que citaba textual: “UBS, el banco más grande de Suiza, ha realizado un acuerdo de aplazamiento de enjuiciamiento con respecto a cargos de conspiración para defraudar a los Estados Unidos al obstruir al Servicio de Impuestos Internos (Internal Revenue Service (IRS)”.

Un balde de agua fría para el UBS y una advertencia en toda forma para el resto de los bancos helvéticos que podrían caer en una situación semejante.

Con el consentimiento del Tribunal Federal de Fort Lauderdale, Florida, el entrante gobierno de Barack Obama anunciaba que la Autoridad Supervisora de los Mercados Financieros de Suiza (FINMA) había permitido al UBS tres cosas:
1) Proveer al gobierno estadounidense información confidencial de algunas cuentas (un total de 255) de americanos con inversiones en el extranjero;
2) Interrumpir sus servicios para ciudadanos americanos con cuentas no declaradas en EEUU;
3) Pagar una multa de 780 millones de dólares para evitar que UBS terminara en la Corte.

Y si alguna duda quedaba sobre la transparencia de gestión del banco, Peter Kurer, entonces presidente del UBS, se encargó de disiparla al informar ese mismo día: “Aceptamos toda la responsabilidad derivada de las actividades indebidas que cometió el banco. Cumpliremos con el acuerdo”.

Suiza, el mercado financiero

¿Por qué Suiza era tan importante para EEUU? ¿Por qué acometer de forma implacable contra el UBS?

Porque Suiza es el mercado financiero más importante del mundo. Y el UBS el banco más poderoso y rentable de la plaza financiera suiza.
De acuerdo con cifras obtenidas por swissinfo.ch en el Ministerio de Finanzas (DFF), Suiza es el principal gestor de fortunas del mundo (27% del total), seguido por el Reino Unido (24%) y Luxemburgo (14%), el resto del patrimonio mundial es administrado en EE UU, el Caribe y Asia.

En el documento “Secreto bancario y cuestiones fiscales internacionales 2010”, la autoridad financiera suiza cita datos generados por el Boston Consulting Group, y reconoce que las autoridades fiscales internacionales tienen interés en atajar la evasión que pudiera realizarse a través de Suiza porque esta implicaría pérdidas millonarias para otros gobiernos.

Según el Subcomité Permanente de Investigaciones del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales de la Cámara Alta de EEUU, el IRS pierde el equivalente a 100.000 millones de francos suizos anuales cada año por abusos cometidos por contribuyentes estadounidenses con cuentas en el extranjero. Hasta 35% de este monto podría explicarse en cuentas abiertas en Suiza.

Suizos, pro secreto bancario

Suiza aceptó en marzo del 2009 apegarse a las reglas fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) –de las que se había mantenido al margen durante años a pesar de ser miembro activo de esta organización- en respuesta a la presión internacional encabezada por Alemania, Francia y EEUU.

A partir de entonces, el DFF comenzó a firmar Convenios para Evitar la Doble Tributación (CDI) con una quincena de gobiernos (Francia, Alemania, España y México, entre otros) que incluyen una cláusula que consiente el intercambio de información bancaria confidencial en caso de sospecha de evasión.

Pese a ello, los suizos son fieles defensores de la institución que representa para ellos el secreto bancario.

Actualmente, 62% de los suizos está en absoluto desacuerdo con abolir dicha privacidad financiera. No obstante, conscientes de la transformación que vive el sistema financiero internacional, 55% de la población acepta que dicho privilegio debe anularse cuando exista evasión fiscal (y no sólo en casos de fraude como lo contempla actualmente la ley).

Un sondeo realizado por los periódicos Le Matin Dimanche y el Sonntags Zeitung con motivo del primer año de la metamorfosis del secreto bancario, reveló también que los jóvenes son más radicales en este tema, 68% de la población de entre 15 y 34 años cree que debe mantenerse el secreto bancario, frente al 52% que opina lo mismo y que tiene entre 54 y 74 años.

El trabajo de consulta fue realizado entre el 11 y el 13 de febrero y consideró a 602 personas (que constituyen una muestra representativa de la población suiza).

El debate político

Suiza está consciente de su realidad. Y cada vez son más las voces que se elevan en los cantones contra el secreto bancario, o al menos contra la aceptación de que la evasión es un delito que también merece ser castigado.

Fuerzas políticas como el Partido Socialista (PS) o el Partido Liberal Radical (PLR) coinciden en que Suiza debe abandonar la distinción entre fraude y evasión fiscal; una posición que comparte la Conferencia de Directores Cantonales de Finanzas.

Su argumento es simple pero contundente. Si un contribuyente suizo cambia voluntariamente su declaración de impuestos a su favor –para pagar menos- comete un delito tipificado en el Código Penal del país.

Paradójicamente, si un millonario extranjero con cuentas en Suiza “olvida” declarar algunos millones de francos a su país de origen, es prácticamente intocable, o mínimamente castigado si es descubierto.

Lo cierto es que la metamorfosis iniciada por el secreto bancario hace un año es irreversible. Y una nueva forma de hacer banca se gesta en Suiza.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

JUNIO 2008. El ex banquero privado del UBS, Bradley Birkenfeld, se declara culpable de conspirar contra el fisco de EE UU vía la promoción de una red de evasión de clientes estadounidenses.

FEBRERO 2009. UBS acepta entregar información de 255 de sus clientes al fisco de EE UU para evitar ser juzgado en la Corte de Florida. Paga también una multa cercana a los SFR 900 millones.

MARZO 2009. El Gobierno suizo anuncia su intención de reformar su secreto bancario para adecuarlo a los criterios de la OCDE.

ABRIL 2009. El G-20 anuncia en Londres que Suiza es parte de una “lista gris” de paraísos fiscales.

JULIO 2009. El UBS pacta con el Gobierno de EE UU entregar información confidencial de 4.450 cuentas (menos del 10% de lo que el gobierno Obama le solicitaba). Los propietarios son sospechosos de fraude.

ENERO 2010. El Tribunal Administrativo Federal (TAF) de Suiza declara que fue ilegal el compromiso acordado en el verano del 2009 entre Berna y Washington. El Gobierno suizo busca conciliar posiciones. Actualmente dialoga con EEUU para acatar el fallo del TAF sin enfrentarse al IRS.

En 2000, tras adquirir la firma de corretaje Paine Webber, el UBS pactó con el IRS informar los ingresos y coordenadas de clientes estadounidenses con cuentas en el UBS. El banco se comprometió también a retener impuestos a los clientes con inversiones en el extranjero.

El UBS evadió deliberadamente esa obligación. No emitió esos informes y un grupo de ejecutivos de alto nivel del banco asesoraron a clientes adinerados para abrir nuevas cuentas en UBS a nombre de representantes o entidades fraudulentas, activos que se transfirieron a cuentas nuevas en donde el contribuyente estadounidense no sería identificado como beneficiario.

Sólo en 2004, según el Ministerio de Justicia de EE UU, banqueros del UBS viajaron 3.800 veces a ese país para tejer esta red de evasión.

Más tarde se conoció que dichos movimientos se realizaron de forma constante entre 2001 y 2007.

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