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Los socialistas se baten por todos, pero divididos

Con 49 escaños, el socialista es actualmente el segundo partido en el Parlamento suizo. Keystone

Con una política “para todos y no solo para unos pocos privilegiados”, el Partido Socialista Suizo quiere recuperar los votos perdidos en las elecciones federales de 2007. Pero la tarea parece ardua: la crisis económica se disipa y el programa del partido suscita críticas y divisiones internas.

La actual legislatura se abrió con un golpe escénico en la primera sesión del Parlamento:  una operación sorpresiva de socialistas y Verdes dio lugar a la alianza con un partido de centro, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) para impedir la reelección del ministro de la derecha conservadora Christoph Blocher, que no era santo de su devoción.

Algunos supusieron entonces el inicio de un nuevo entendimiento entre centro e izquierda que imprimiera un viraje político bajo la cúpula federal (Legislativo). Pero las cosas tomaron un rumbo distinto, porque la izquierda y los demócrata cristianos hicieron frente común solo en rarísimas ocasiones en los últimos cuatro años. Los socialistas y los Verdes quedaron a menudo aislados en el debate legislativo frente a la mayoría conservadora del Parlamento.

“Estamos dispuestos a establecer alianzas puntuales con los partidos de centro, pero a condición de una apertura a cambios políticos, por ejemplo renunciar en un plazo breve a la energía nuclear, luchar contra la creciente desigualdad social o reformar radicalmente el sistema del seguro médico”, declara Marina Carobbio, vicepresidenta del PSS. 

Críticas internas

A pocos meses de que finalice la legislatura, las posiciones permanecen muy distantes. Y el nuevo programa político -adoptado por la Asamblea del PSS en octubre de 2010 en Lausana-, no favorece el acercamiento. Ruptura con el sistema capitalista, supresión del ejército, rápida adhesión a la Unión Europea son reivindicaciones que ahuyentan a los partidos de centro.

“Nunca suscribiremos el programa del PSS”, declaró hace dos años Christoph Darbellay. Y el  presidente del PDC no puede haber cambiado de opinión tras leer el nuevo texto de los socialistas. Pero la incomprensión suscitada por el programa no se limita al exterior del PSS. Es una visión “fundamentalista” y “lejana de la realidad” que “reducirá ulteriormente nuestro electorado este año”, lamentan varios militantes socialistas. Una cincuentena de secciones del partido ha pedido su revisión.

El rumbo tomado por el PSS no parece propicio para obtener consenso en el centro, donde está la única fuente potencial de votos para los socialistas. En la izquierda enfrentan la competencia de los Verdes, a quienes previsiblemente beneficiarán las repercusiones políticas de la catástrofe nuclear ocurrida en Japón. 

Plataforma social

Cédric Wermuth, vicepresidente del PSS y uno de los promotores del programa 2010, defiende las elecciones del partido. “Creo que con este programa hemos retomado una línea clara con la cual el electorado puede identificarse verdaderamente. Mientras que los partidos burgueses siguen, por ejemplo, defendiendo un sistema económico que ha mostrado sus límites en la crisis financiera más grave de la posguerra. El PSS es la única formación que propone  una verdadera alternativa para democratizar la economía”.

La reforma del sistema económico debía ser un tema fuerte en la campaña electoral del PSS tras el desplome del sector financiero, la ayuda estatal al UBS, la controversia sobre el secreto bancario, los bonos millonarios a los altos ejecutivos (manager). Pero las elecciones llegan demasiado tarde, cuando la crisis económico-financiera se está disipando en Suiza.

La plataforma electoral de los socialistas, adoptada en marzo en Zúrich, se concentra por tanto en los temas sociales que distinguen al PSS de los partidos conservadores: caja única de seguro médico, salario mínimo, alquiler asequible de viviendas, servicio público universal y Seguro de Vejez.  Un programa electoral de 10 puntos que vela por el “bienestar de todos frente a los intereses de unos pocos privilegiados”. 

Un viejo problema

Ese documento ha suscitado además varias críticas en el congreso de Zúrich. “Esperábamos una plataforma electoral que aspire a realizar las reivindicaciones señaladas en el programa político adoptado en Lausana. La dirección nos presenta en cambio propuestas carentes de coraje”, señala Kristina Schüpbach, secretaria general de los jóvenes socialistas.

“Es necesario distinguir dos cosas”, precisa el diputado Stéphane Rossini en nombre del partido. “El programa retoma nuestros valores fundamentales, nuestra visión a largo plazo. En cambio, la plataforma electoral presenta nuestras prioridades, nuestros objetivos para los próximos años”.

Visiones, valores, programas, plataformas que constituyen la fuerza del PSS, pero también su debilidad. Los socialistas parecen estar tan ocupados debatiendo temas de fondo que no llegan a definir una estrategia de comunicación eficaz para las elecciones.

“Es un  viejo problema del PSS: se explica y habla mucho, pero al final no sale un mensaje claro y al alcance de todos”, señala el delegado bernés David Stampfli. “No sirve de mucho cultivar visiones generosas para toda la población, si luego perdemos las elecciones. Solo si ganamos podemos ayudar a un mayor número de personas”.

Fundado en 1881, el Partido Socialista Suizo (PSS) se consolida notablemente tras la introducción del sistema de elección proporcional en 1918.

De 1928 a 1979, el PSS obtiene el mayor número de votos en las elecciones federales a la cámara baja. Hoy ocupa el segundo lugar, después de la Unión Democrática del Centro.

Tras aumentar su electorado entre 1991 y 2003, los socialistas pierden 2007 un 3,8% de sufragios y bajan al 19,5%.

Principal representante de la izquierda, el PSS accede por primera vez al Gobierno suizo en 1943, obteniendo un mandato.

Desde 1959 tiene dos representantes en el Ejecutivo federal. A partir de 2010 está representado en el Gobierno por dos mujeres: Micheline Calmy-Rey (Exteriores) y Simonetta Sommaruga (Justicia).

El PSS ha perdido votos en casi todas las elecciones cantonales realizadas desde 2007.

El programa electoral de 10 puntos exige, ante todo, mejoras en el ámbito social, caja única de seguro médico, salario mínimo, alquileres asequibles, servicio público universal, impuesto a la sucesión para financiar el seguro de vejez, derecho a las prestaciones del seguro de vejez sobre la base de los años contribuidos hasta los 62 y 65 años.

El PSS reivindica además inversiones en las energías renovables para cerrar cuanto las centrales nucleares, la creación de un fondo nacional para respaldar la formación continua y más reglamentación del sector financiero y los bonos de los altos ejecutivos.

La plataforma electoral fue aprobada por 700 delegados participantes en el congreso extraordinario que celebró el PSS en marzo pasado en Zúrich.

(Traducción: Juan Espinoza)

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