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Negociador suizo en línea de fuego colombiano

Ex rehén de las FARC, Ingrid Betancourt, ante el público en París. AFP

El ministro colombiano de Defensa acusó a un negociador suizo de transportar en 2001 el dinero para el rescate de dos rehenes en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La presión sobre Suiza obedecería a una táctica deliberada para minar cualquier futura solución negociada con el grupo rebelde tras el espectacular rescate militar de rehenes la semana pasada, según especialistas.

Junto con Francia y España, Suiza participa en los esfuerzos para la liberación de rehenes en Colombia desde hace varios años.

El ataque contra el enviado suizo se produce a pocos días de que medios de prensa helvéticos expresaran dudas sobre la versión oficial de la audaz operación de rescate de Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes.

“Jean-Pierre Gontard debería explicar por qué aparece en los correos electrónicos de Raúl Reyes como el portador de 500.000 dólares (516.125 francos) confiscados a las FARC en Costa Rica”, declaró el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos, en una entrevista publicada en la edición dominical del periódico colombiano ‘El Tiempo’.

El asunto se relaciona con documentos que, según se informó, habrían sido encontrados en la computadora del antiguo número dos de las FARC, ultimado por el ejército colombiano el 1 de marzo pasado en Ecuador.

“No tengo ningún comentario”, declaró Gontard al diario suizo ‘Le Temps’. “No me preocupa en absoluto”.

Respaldo a Gontard

El domingo (06.07) el Ministerio suizo de Exteriores emitió un breve comunicado en referencia a la misión “de facilitación”, en 2000, en torno a dos empleados de Novartis retenidos por las FARC.

“El señor Gontard acompañó al embajador mexicano para encontrar al jefe de las FARC y solicitar la liberación de las dos personas antes del eventual pago de un rescate. La liberación ocurrió en 2001, en presencia de un alto miembro de la policía colombiana. Un pago ocurrió varios meses más tarde, después de discusiones que son relatadas en el ordenador del señor Reyes”, precisó la declaración.

El lunes (06.07) el presidente de Novartis, Daniel Vasella, rechazó las acusaciones colombianas.

“Gontard era un intermediario diplomático para asegurar la liberación de los rehenes”, dijo a la radio suiza pública. “A mi conocimiento él no transportó el dinero”.

Estrategia “deliberada”

Para Daniel Pécaut, analista político y director de la Escuela de Estudios Sociales de París, la estrategia contra el intermediario suizo es “deliberada”.

“Esto podría ser un modo de burlarse y acusar a quienes han hecho enormes esfuerzos durante años para un intercambio humanitario”, dijo Pécaut a la radio suiza el lunes.

“El ataque a aquellos que fungieron como intermediarios es un modo de frenar a quienes intentarían seguir trabajando para facilitar una negociación con las FARC”.

Colombia se irritaba con frecuencia por los contactos de mediación franco-suizo-españoles con las FARC.

Claudia Jiménez, embajadora de Colombia en Suiza, reiteró la semana pasada la dificultad para su gobierno de aceptar el mismo “enfoque imparcial con un grupo terrorista que con un gobierno legítimamente elegido”.

Gontard, juntos con el antiguo cónsul francés, Noël Saez, estuvo recientemente en Colombia como parte de los esfuerzos europeos para renovar el contacto con los rebeldes.

Esfuerzos de facilitación

El enviado suizo, que dijo que supo de la liberación de Betancourt cuando salía del país, indicó a la televisión helvética que no pensaba que la espectacular liberación comprometería futuros esfuerzos de facilitación europeos.

“No lo creo, pero no puedo garantizarlo. Imagino que las FARC revisan su estrategia tras el violento golpe del gobierno. El deseo de renovar contacto con los tres países – Francia, Suiza y España – es de largo plazo”, señaló Gontard y agregó que estaba listo para concentrarse en la liberación de los restantes 24 rehenes políticos.

El Ministerio suizo de Exteriores comunicó el lunes que seguiría su “trabajo de facilitación en Colombia con la discreción necesaria” y apoyó a Gontard en su papel de negociador.

“Su mandato es aceptado por todas las partes”, subrayó un portavoz del Ministerio de Exteriores a la agencia de noticias ATS.

También el lunes, Ingrid Betancourt agradeció a Suiza sus esfuerzos de mediación para asegurar la liberación de los rehenes y rechazó las versiones de que Gontard estuviera estrechamente vinculado con los rebeldes.

“Es un vergonzoso intento de obstaculizar su trabajo”, dijo a la televisión suiza.

Un dudoso operativo

Betancourt y otros 14 otros fueron liberados en medio de un espectacular operativo el miércoles pasado (02.07).

Un helicóptero sacó de la selva a la antigua candidata presidencial, tres contratistas militares estadounidenses y 11 soldados y policías colombianos, en una operación en la que los militares colombianos habrían engañado a los rebeldes y en la que no se disparó un solo tiro.

Según el ministro de Defensa colombiano, agentes secretos militares infiltraron las filas guerrilleras e hicieron creer al comandante responsable de los rehenes que tenían una reunión con Alfonso Cano, líder supremo de los guerrilleros.

Sin embargo, las dudas que emergieron en los medios de comunicación en torno a la versión oficial del audaz rescate ensombrecieron las celebraciones.

El jueves (03.07) la emisora de la radio pública suiza en lengua francesa citó una fuente no identificada “cercana a los acontecimientos, confiable y probada muchas veces en los últimos años”, según la cual se habrían pagado 20 millones de dólares a los guerrilleros y el osado rescate en cierta medida había sido orquestado.

La fuente sugirió que la esposa de uno de las guardias – posiblemente César – había actuado como mediadora después de ser detenida por las fuerzas de seguridad.

Washington, París y Bogotá rechazaron la alegación.

swissinfo, Simon Bradley
(Traducción: Marcela Águila Rubín)

Muchos colombianos creen que se acerca el final de las cuatro décadas de lucha de las FARC.

Las pérdidas en el campo de batalla y las deserciones han reducido las filas rebeldes a la mitad, es decir, a unos 9.000 efectivos, mientras que EEUU ha destinado mil millones de dólares en ayuda militar y económica a Colombia.

Desde que el presidente Álvaro Uribe subió al poder en 2002, ha seguido una estrategia de línea dura contra los rebeldes. Las fuerzas armadas activas han sido ampliadas y las brigadas antiguerrilla de elite pasaron de tres a 22.

En marzo pasado, el líder histórico Manuel Marulanda murió de un infarto, según se informó, y otros dos comandos superiores fueron ultimados.

El resto está oculto en la selva remota y en la montaña, incapaz de tener una comunicación eficaz. Sus ingresos, procedentes de los rescates exigidos y el comercio de cocaína, estarían agotados por las intensas operaciones militares.

Las FARC todavía mantienen a 24 rehenes políticos a los que quisieran cambiar contra rebeldes capturados. Tienen también a otros 700 rehenes contra quienes exigen rescates.

Un sondeo realizado tras el rescate de la semana pasada determinó que el índice de aceptación popular de Uribe había subido del 73% al 91%.

Colombia es uno de los países prioritarios para la política Suiza en materia de paz y de derechos humanos, con un presupuesto anual de alrededor de dos millones de francos y otros cuatro millones de francos para ayuda humanitaria de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.

Desde 2002, junto con España y Francia, Suiza ha trabajado en la facilitación de un mecanismo para el diálogo entre los guerrilleros de las FARC y el gobierno colombiano. Los tres países buscan un acuerdo humanitario para la liberación de los rehenes.

Desde finales de 2005, Suiza, Noruega y España han participado en las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y la otra fuerza guerrillera importante del país, el Ejército Nacional de Liberación.

Junto con el Centro Internacional de Justicia Transicional en Nueva York, Suiza apoya los esfuerzos del Estado colombiano y de organizaciones civiles para lograr el reconocimiento de los crímenes y garantizar justicia para las víctimas.

Con un grupo de organizaciones helvéticas no gubernamentales, Berna apoya el programa suizo para la paz en Colombia (SUIPPCOL) desde finales de 2001. El objetivo es reforzar las iniciativas de la sociedad civil para la paz.

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