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“Se supone que cada uno es activo en política”

También en Zúrich, protestas espontáneas de simpatía con el grupo ruso Pussy Riot. Keystone

En la Primavera Árabe, contra el presidente Vladimir Putin o durante el Foro Económico Mundial de Davos (WEF), las personas recurren también a medios inusuales como grafitis, Flashmobs o blogs para protestar e involucrarse en política. Y eso, más allá de las fronteras nacionales.

El Movimiento de Ocupación de Wall Street o Flashmobs (manifestaciones surgidas espontáneamente) son formas de participación política con las que ciudadanas y ciudadanos trataron de intervenir en el diseño de la sociedad, señalan la politóloga Dorothée Nève y su colega Tina Oltenau. Ambas han presentado recientemente en Berlín su libro Politische Partizipation jenseits der Konventionen (La participación política más allá de los convencionalismos).

swissinfo.ch: ¿Cuáles son las formas de participación convencional y desacostumbrada?

Tina Olteanu.: Convencionales son, por ejemplo, las elecciones, votaciones y peticiones en la democracia directa, actos que convocan explícitamente la participación ciudadana.

No obstante, es difícil definir el término “convencional“, porque los convencionalismos no son rígidos, sino de fluidez constante. Algunos de los que antes eran considerados inusuales se han vuelto usuales. Por ejemplo, las manifestaciones. Por tanto, lo convencional o inusual depende de las normas culturales y sociales.

Nuestro objetivo es examinar las formas de participación política, que de lo contrario suelen pasar desapercibidas o son tan nuevas que aún no han llamado la atención de la investigación.

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swissinfo.ch: Usted llega a la conclusión de que la participación política inusual es muy apreciada. Pero, ¿cuánto se han extendido realmente el grafiti y el Flashmob?

T.O.: Es difícil expresarlo en cifras, pero en las calles se ve cuánta extensión y variedad pueden tener los grafitis y cuánta política encierran sus contenidos. Los Flashmobs suelen movilizar a los ciudadanos y ciudadanas que de lo contrario no irían necesariamente a los actos políticos. Todas estas formas de participación dan voz política a la ciudadanía.

Dorothèe de Nève: Esos instrumentos de participación son coyunturales: en determinada fase son hip, luego se vuelven corrientes y dejan de ser empleados con intensidad. A continuación surgen nuevas ideas.

Si se entiende la participación política como nosotros lo hacemos, es de suponer que los ciudadanos y ciudadanas son políticos activos de alguna manera. En última instancia, creemos, todos comienzan en algún momento a representar sus intereses genuinos, incluso siendo parte de organizaciones apolíticas como es por ejemplo la asociación de apicultores. Allí interpretan, en consecuencia, que no se trata de una lucha política, sino de un compromiso por las abejas.

swissinfo.ch: ¿Podríamos decir entonces que el Grafiti y el Flashmob son medios para oponerse al déficit democrático en varios países europeos?

D.d.N.: No son medios ni “medicinas”, sino más bien términos para expresar que la “enfermedad” no está tan avanzada como creíamos. Pero eso no significa que dejemos de reflexionar sobre la crisis de la democracia. Sabemos, por ejemplo, que en las democracias establecidas hay un notable vacío representativo de la generación joven. 

Los grafitis son dibujos o trazos escritos hechos generalmente en lugares públicos y sin autorización. Según la percepción, pueden ser considerados vandálicos o artísticos.

El término Flashmob describe una marcha breve, aparentemente espontánea de personas en sitios públicos o semipúblicos, donde los participantes hacen cosas inhabituales sin conocerse personalmente. Los participantes aprovechan los teléfonos portátiles e Internet para organizarse.

Occupy Wall Street es un movimiento protestatario surgido en Estados Unidos en octubre del 2011. Los participantes instalaron sus tiendas de campaña en pleno centro de Nueva York para protestar contra las desigualdades, los negocios especulativos de los bancos y la influencia de la economía en la política. Esa acción tuvo lugar expresamente tras la ocupación de la Plaza Tahir de Egipto durante la Primavera Árabe.

swissinfo.ch: ¿Podrían llenar ese vacío las formas de participación inusuales?

D.d.N.: Con las formas de participación que hemos examinado

demostramos el interés de las personas por la política. Tienen ideas de cómo debe ser, critican las situaciones políticas, los procesos y actores y presentan sus temas en el discurso.

Sin embargo, el poder de acción política está en las instituciones políticas centrales, consorcios y grupos de cabildeo (lobby). No podemos pensar con simplicidad y decir: “¡No importa que la gente no vaya a votar, si pinta grafitis”. No es tan sencillo.

swissinfo.ch: ¿Varía la participación política inusual en los diversos países?

D.d.N.: Hemos visto seguramente grafitis idénticos en lugares distintos, por ejemplo el mismo alce en Viena y en Marsella. En vista de que la participación inusual no está sometida a una Constitución o ley específica, hay mucho intercambio. Al hacerlo se intenta también transferir ideas y know-how (saber hacer) sobre cómo se puede influir en la política.

Un ejemplo interesante en este contexto es la crítica a la actitud consumista. Los consorcios globales responden con bastante sensibilidad al respecto, porque saben que la protesta dejó de ser solamente del sur de Hesse, y que -dadas las circunstancias-, los consumidores reaccionan rápidamente en el mundo. Un buen ejemplo de esto es el catálogo de Ikea en Arabia Saudí, que había excluida a las mujeres. Ante las protestas internacionales, Ikea reaccionó inmediatamente.

T.O.: Es también importante el aspecto solidaridad. Las manifestaciones de solidaridad internacional al grupo punk ruso Pussy Riot es un buen ejemplo de ello. Las muestras solidarias con el movimiento Occupy Wall Street después de África del Norte fueron también muy importantes, y viceversa. Estos casos nos muestran que la idea de la solidaridad trasciende las fronteras nacionales y  que las personas desarrollan una especie de sentimiento solidario cuando son temas particularmente explosivos.

La politóloga Dorothèe de Néve es de Stans, Suiza, y en la actualidad trabaja como catedrática sustituta en el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad a distancia de Hagen.

Ya ha publicado varios textos científicos junto con su colega Tina Oltenau, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Viena.

El libro Politische Partizipation jenseits der Konventionen (La participación política más allá de los convencionalismos) ha sido editado por la editorial Budrich Verlag.

swissinfo.ch: ¿Denominaría usted inusuales las protestas en el mundo árabe?

D.d.N.: Hay que verlas de otra manera, porque allí no se trata de sistemas democráticos y los convencionalismos son mucho más limitados. La simple reunión de personas en un sitio público es una infracción de lo convencional. Las manifestaciones que aquí son normales, en la Plaza Tahir de el Cairo son inusuales.

T.O.: En el libro también diferenciamos las formas de participación legítimas e ilegítimas. Ese es un buen punto de partida. Las formas de protesta en África del Norte son, a nuestro juicio, completamente legítimas. Creemos que los ciudadanos tienen derecho de hacerlas, de expresar sus opiniones. Desde el punto de vista de los gobiernos en esos regímenes autocráticos son, por supuesto, totalmente ilegales.

Traducción, Juan Espinoza

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