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Seguirá la lucha entre grupos de interés del sector salud

La influencia de los grupos de interés en las decisiones de la Asamblea Federal provoca polémica, sobre todo a causa de la falta de transparencia. Keystone

Los grupos de interés inmersos en el sector de la sanidad continuarán sus intentos por influir en las decisiones políticas de un país cuyo sistema de salud se fundamente en la seguridad privada.

Las discusiones que precedieron a la votación de este domingo sobre la iniciativa ‘Para un seguro médico público’ han reavivado la polémica sobre el papel de los grupos de presión en la política de salud en Suiza. Sus intervenciones agravan el problema de opacidad en la influencia que pueden ejercer en las decisiones parlamentarias helvéticas.

El cabildeo es parte del proceso legislativo suizo y se puede encontrar en todos los ámbitos. Pero en ningún otro sector es ahora tan fuerte como en la política de salud, indica a swissinfo.ch Claude LongchampEnlace externo, director del instituto de  investigación gfs.bern. Pacientes, médicos, hospitales, autoridades cantonales, la industria farmacéutica, asegurados y aseguradores ejercen presión para defender sus propios intereses.

“El mercado de la salud en Suiza representa más de 60.000 millones de francos al año, y la mitad de este monto se ve influenciado por las decisiones políticas. Con un impacto tal del Estado en la distribución de los recursos financieros, es lógico que haya un intenso cabildeo”, afirma el politólogo, que imparte cursos en las universidades de Berna, Zúrich y San Gall.

En comparación con otros sectores, en el de la salud, “la penetración de los grupos de interés en el Parlamento es más profunda y ramificada entre los partidos”, añade Claude Longchamp.

Inmersos en el Parlamento

Una opinión compartida por Sarah BütikoferEnlace externo, investigadora del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Zúrich, la cual observa que esta infiltración es claramente visible en la composición de la Comisión de la Seguridad Social y de la Salud (CSSS) de las dos cámaras federales, donde se elaboran las propuestas que se someten al pleno legislativo.

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“Veintiuno de los 25 miembros de la CSSS de la cámara baja tienen vínculos directos con empresas u organizaciones del sector de la salud. En lo que respecta a la CSSS de la cámara alta, 10 de sus 13 miembros”, precisa a swissinfo.ch la también autora de una tesis doctoral sobre el Parlamento helvético. En otras palabras, “casi todos los miembros de las dos CSSS representan a grupos de interés del sector de la salud”, resume Claude Longchamp. Un fenómeno que no se ve en ninguna otra comisión parlamentaria, puntualizan ambos politólogos. 

Las comisiones, y por lo tanto sus miembros, tienen un papel clave en las decisiones parlamentarias. De ahí que la fuerte presencia en las dos CSSS de miembros o incluso de presidentes de dirección o de consejos de administración de empresas y organizaciones directamente interesadas en las decisiones parlamentarias sea una fuente de controversia.

Independencia en duda

Sistemáticamente, los diputados y senadores en cuestión son acusados de ser pagados para hacer esas tareas de cabildeo; lo que está prohibido en el reglamento del Parlamento, que estipula que los grupos de interés no forman parte de las cámaras y no pueden participar en los debates.

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Las personas señaladas rechazan constantemente esas acusaciones y arguyen que son exactamente como todos los demás parlamentarios. Cabe señalar que en Suiza los parlamentarios son políticos de milicia, es decir, no son profesionales de la política y ejercen actividades profesionales y otros mandatos (económicos, sociales, etc.) al margen de su tarea representativa en el LegislativoEnlace externo. Aseguran que toman sus decisiones de forma independiente, en función de sus convicciones, y de ninguna manera bajo el dictado de la empresa u organización que los remunera.

“Sería interesante analizar en detalle la labor de las comisiones, todas las propuestas que han avanzado, para saber quién es el autor, el contexto en que fueron presentadas y la posición de cada miembro”, observa Sarah Bütikofer.

Pero solamente los debates en las cámaras federales son públicos. Los debates de las comisiones son confidenciales. Los investigadores tienen la oportunidad de consultar los registros verbales, pero no pueden citar públicamente las discusiones.

Reina el secretismo sobre las retribuciones que los parlamentarios reciben por sus mandatos en empresas u organizaciones. En junio pasado, los parlamentarios de derecha y del centro ni siquiera quisieron revelar si sus actividades son remuneradas o no. La diputada liberal radical  Isabelle Moret presentó una iniciativa parlamentariaEnlace externo que buscaba esclarecer estas cuestiones, sin tener que declarar montos, pero solo recibió el repudio de la mayoría de sus compañeros de partido. En cambio, tuvo el apoyo pleno de los verdes liberales, los ecologistas y los socialistas, que no constituyen una mayoría parlamentaria.

Sin transparencia, el cabildeo parlamentario

Sarah Bütikofer considera problemática la falta de transparencia, ya que hoy “no se conocen todas las relaciones de dependencia de los miembros de la Asamblea Federal con las diversas agrupaciones de interés. El legislador ideal no debería ser pagado por una empresa u organización que trate de influir en las decisiones del Legislativo”.

El problema de la transparencia sobre la naturaleza exacta de los vínculos de estos representantes políticos con los grupos de interés se resiente más en el área de la salud, ya que es el sector en el que son más fuertes.

¿Cómo se hace el cabildeo?

Los miembros de las cámaras de la Asamblea Federal pueden designar a dos personas con el derecho de acceder a la sede del Parlamento como sus invitados. Pueden ser representantes de grupos de interés que tienen la oportunidad de realizar actividades para fomentar sus intereses entre los miembros del Legislativo. Las personas acreditadas no tienen la obligación de declarar sus mandatos. Todas las tentativas para hacer más transparente la tarea de estas personas han fracasado. 

La industria farmacéutica y los seguros de salud constituyen el grupo de presión más poderoso. “Hay diversos de esos activistas acreditados aquí. Su presencia en el interior del Palacio Federal es importante para tejer relaciones directas con los parlamentarios y para mantenerlas. Si usted quiere ejercer una influencia debe tener una red de contactos y para tenerla tiene que trabajar continuamente”, dice Sarah Bütikofer.

Para Claude Longchamp, sin embargo, hay “un cierto equilibrio entre los distintos grupos de interés en la salud, ya que todos están bien representados en el Parlamento”. Esto, sin embargo, tiene “el efecto de bloquear las políticas de salud, ya que con este equilibrio de fuerzas entre los distintos grupos de interés, es difícil encontrar un consenso y hacer reformas”, subraya el politólogo.

Además, si un grupo destaca más que otro en el Parlamento, corre el riesgo de tener que lidiar con los mecanismos de la democracia directa, ya que hay una buena probabilidad de que sus opositores lancen un referéndum. Y en los últimos años, la ciudadanía se muestra cada vez más opuesta a los cambios.

Por supuesto, la lucha entre estos actores del cabildeo en el sector de la salud continuará en los próximos meses, ya que el Parlamento todavía tiene que pronunciarse sobre reformas importantes. Un ejemplo es la modificación de la ley sobre productos terapéuticosEnlace externo, en cuyo ámbito se contraponen intereses pecuniarios substanciales. Basta pensar en el mercado suizo de los medicamentos, cuyo valor es de 6.000 millones de francos al año.

Los vínculos

Las informaciones, constantemente actualizadas, sobre los vínculos de interés de todos los legisladores, y de las personas que tienen acceso como sus huéspedes al Palacio Federal, son accesibles actualmente gracias a la tarea de un grupo de periodistas y de informáticos que crearon la ‘plataforma por una política transparente’ LobbyWatchEnlace externo.

Traducción del italiano: Patricia Islas

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