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¿Boicot a las Olimpiadas por violencia en el Tíbet?

Un grupo de manifestantes tibetanos protesta ante la sede del COI en Lausana, contra la represión de sus compaisanos. Keystone

La República Popular de China, que tras los disturbios en el Tíbet adopta medidas represivas, pone al Comité Olímpico Internacional (COI) en una situación difícil.

Los tibetanos exiliados son prácticamente los únicos que piden el boicot de los Juegos Olímpicos de Pekín. No obstante, Jörg Schild del COI y actual presidente de ‘Swiss Olympic’, exige un posicionamiento sobre la violación de los derechos humanos.

Unos 600 tibetanos exiliados se manifestaron este martes ante la sede del Comité Olímpico Internacional (COI), en Lausana, contra la represión china en el Tíbet.

Exigieron de la Organización que condene las matanzas y que elimine el trayecto tibetano del itinerario chino de la carrera de relevos con la antorcha olímpica.

El Comité Olímpico respondió con un comunicado en el que expresó su respeto al derecho a las protestas, pero advirtió que no estaba dispuesto a cambiar la ruta oficial de la carrera.

‘Swiss Olympic’ pide aclaraciones

El presidente de ‘Swiss Olympic’, Jörg Schild, pidió al presidente del COI, el belga Jacques Rogge, que aclare la postura del Comité. Schild había criticado el silencio del COI el sábado (15.03), aunque también se mostró contrario al boicot de los Juegos de Pekín.

No se trata de exigir del deporte algo que la política no haya logrado resolver, señaló Schild. Pero el Movimiento Olímpico perdería credibilidad si guardara silencio ante los sucesos que se produjeron en el Tíbet. Daría la impresión de que “no le importa el destino de la población del país en el que se celebran los Juegos”.

Concesión “problemática”

Schild calificó de “problemática” la concesión de los Juegos Olímpicos a China. Subrayó que con la elección de Pekín el COI se ha endosado la responsabilidad sobre la reputación y la credibilidad de los Juegos Olímpicos.

Después de diversos escándalos –Schild mencionó el dopaje y la corrupción–, el deporte y el Movimiento Olímpico ya no soportan ninguna hipoteca más.

Por eso, el COI debe recordar a China sus expectativas y subrayarle que “el mundo del deporte confía en que se resuelvan los problemas internos conforme al ideario olímpico, por medio del diálogo y no con la violencia”.

Contra el boicot

Según la organización humanitaria Amnesty International, el Gobierno chino ha confirmado “de manera contundente” los temores de que los Juegos Olímpicos no contribuyeran automáticamente a una mejora de la situación de los derechos humanos en China. Por ahora, Amnesty renuncia a un llamamiento al boicot.

Samuel Schmid, ministro suizo del Deporte, también puso en duda la efectividad de un boicot a las Olimpiadas. “Las experiencias de los últimos diez años han mostrado que los boicots suelen ser menos eficaces que el mantenimiento de contactos, intercambios y encuentros.”

Willi Lemke, sucesor de Adolf Ogi en el cargo de enviado especial de la ONU para el deporte y el desarrollo, previno sobre el riesgo de reaccionar de manera precipitada y anunció un inminente viaje a Pekín por orden del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.

Boicot parcial

La ‘Sociedad para los Pueblos Amenazados’ (GfbV, por sus siglas en alemán) pidió este miércoles al Consejo Federal (Gobierno) y a los políticos suizos invitados que no asistan a la fiesta de inauguración de los Juegos Olímpicos en Pekín.

Con este gesto de desaprobación podrían manifestar que para la Confederación es importante que se cumplan los estándares internacionalmente de los derechos humanos. Con ello no se impedirían los Juegos y se posibilitaría a los atletas el reconocimiento de sus esfuerzos en la competición.

También la organización ‘Reporteros Sin Fronteras’ exigió a todos los gobiernos ausentarse de las festividades de inauguración que se celebrarán el 8 de agosto en Pekín.

Los tibetanos exiliados, en cambio, siguen pidiendo el boicot por la opresión de sus compaisanos en el Tíbet.

Contradicciones irreconciliables

Mientras tanto, el Gobierno de China declaró su lucha contra el Dalai Lama. Habló de una “lucha a vida y muerte” y consideró al líder religioso como “lobo disfrazado en traje de fraile”. Al mismo tiempo está reforzando las tropas en las regiones limítrofes.

El Dalai Lama hizo un llamamiento a sus compatriotas para que permanezcan pacíficos y amenazó con dimitir de su función de líder del Gobierno exiliado del Tíbet si las protestas se hacen violentas.

Volvió a pronunciarse en favor de la reanudación del diálogo entre el Gobierno tibetano en la India y China. Además, reiteró su negativa a un posible boicot de la Olimpiada, como habían exigido algunas organizaciones juveniles del Tíbet.

Situación complicada

Según fuentes oficiales, 16 personas perdieron la vida en los disturbios del viernes (14.03) en la capital tibetana de Lhasa. Fuentes de la oposición tibetana, sin embargo, cifraron las muertes en más de 80.

El Gobierno chino declaró el cierre de las fronteras del Tíbet con las provincias colindantes para los extranjeros. Los periodistas tampoco tienen acceso a la región.

El Club de la Prensa Extranjera en China (FCCC) ha registrado hasta ahora 30 detenciones y prohibiciones de viaje.

swissinfo, Etienne Strebel
(Traducción del alemán: Antonio Suárez Varela)

La ‘Región Autónoma del Tíbet’ es una jurisdicción administrativa de la República Popular de China. Se extiende sobre la mitad sur de los altiplanos del Tíbet geográfico.

En 1950, entró en el Tíbet el ejército popular de liberación de Mao.

El Dalai Lama, líder religioso de los tibetanos, reivindica el derecho de autodeterminación para su pueblo, no la independencia nacional.

En 1959, el régimen chino reprimió una sublevación de monjes y monjas, con decenas de miles de muertes.

El Dalai Lama se refugió con otros 120.000 compatriotas en la India, donde se encuentra desde entonces la sede del Gobierno exiliado del Tíbet.

Suiza acogió en los años 1950 a muchos refugiados tibetanos. Hoy viven cerca de 3.000 ciudadanos tibetanos en Suiza.

Amberes, 1920: tras la I Guerra Mundial se excluyen de los Juegos Olímpicos a las naciones derrotadas: Alemania, Austria, Hungría, Bulgaria y Turquía.

Chamonix/París, 1924: bajo la presión insistente de Francia se excluye a Alemania.

Berlín, 1936: el ‘Führer’ Adolf Hitler utiliza los Juegos Olímpicos de Alemania como escenario para la propaganda nazi.

Londres, 1948: Alemania y Japón, las dos naciones derrotadas en la II Guerra Mundial, son excluidas.

Helsinki, 1952: carente de reconocimiento internacional, la República Democrática de Alemania (RDA) se niega a participar bajo las banderas de la República Federal de Alemania (RFA).

Melbourne/Estocolmo, 1956: la RDA participa junto con la RFA. Suiza, España y los Países Bajos boicotean los Juegos por la entrada soviética en Hungría. Egipto, Irak y Líbano tampoco participan en protesta por la actuación israelí en la Crisis de Suez.

Munich, 1972: terroristas palestinos cometen una matanza en Munich.

Montreal, 1976: 28 naciones de la África Negra retiran sus atletas en protesta por la no exclusión de Nueva Zelanda, que había participado anteriormente en un torneo de rugby en la Sudáfrica del apartheid.

Moscú, 1980: 81 naciones no participan en protesta por la invasión soviética a Afganistán en 1979.

Los Ángeles, 1984: en respuesta al boicot estadounidense cuatro años antes en Moscú, la URSS no acude a los Juegos.

Seúl, 1988: Corea del Norte, Cuba y otros cinco países boicotean los Juegos.

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