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Crisis financiera de 2008: el “milagro” suizo

Lehman Brothers
La quiebra de Lehman Brothers en Estados Unidos fue la mecha que encendió la crisis económica y financiera global hace diez años. Mark Lennihan/AP Photo

Con la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers comenzó hace 10 años una de las mayores crisis financieras y económicas desde hace un siglo. Suiza también pagó el precio, pero logró remontar con rapidez la pendiente, sin acumular deuda, lo que no fue el caso de  muchos otros países.

El 15 de septiembre de 2008, el colapso de Lehman Brothers, cuarto banco estadounidense de inversión, puso al descubierto la dimensión de la burbuja en el mercado de hipotecas subprime en el coloso americano, favorecida por una política monetaria demasiado expansiva y la desregulación de los mercados financieros. Tras de que el gobierno de EE UU se negara al rescate de la institución insolvente, un clima de desconfianza congeló el mercado de créditos en unos pocos días, dejando a los propios bancos sin liquidez. Desde Estados Unidos, la crisis financiera se extendió a otros países, transformándose muy pronto en una crisis económica mundial y perfilando incluso el espectro de una Gran Depresión.

Aunque Suiza no salió indemne, le fue mejor de lo que inicialmente se temía. De hecho, había diversos ingredientes para hacer de Suiza una de las principales víctimas de esa crisis. En primer lugar, los dos grandes bancos suizos, UBS y Credit Suisse, figuraban entre las instituciones extranjeras más expuestas a la burbuja de los subprimes. Suiza era más dependiente que otros países del sector bancario -que todavía proporciona más del 10% del Producto Interno Bruto (PIB). En 2008, la economía suiza se estaba recuperando apenas de un período de crecimiento económico definido como anémico. La crisis golpeó de lleno a EE UU y la UE, los principales socios económicos de Suiza.

Y, peor aún, la desaceleración del dólar y, sobre todo, el estallido de la crisis en la eurozona empujó nuevamente al franco suizo al alza, haciendo que los precios de los productos básicos de exportación se dispararan considerablemente. En 2011, el Banco Nacional de Suiza (BNS) se vio obligado a introducir un tipo mínimo de cambio de 1,2 francos por 1 euro, abandonado en 2015. Esta medida y la ulterior participación del BNS en el mercado cambiario y en las tasas de interés permitieron contener, al menos en parte, la subida del franco.

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El tipo de cambio mínimo, criticado tanto en el momento de su introducción como de su revocación, demostró ser lo suficientemente providencial para restablecer los márgenes de beneficio de las empresas exportadoras durante el período más delicado de la crisis. Obligadas a convivir con un franco fuerte y un mercado interno restringido, las empresas suizas también se han especializado desde hace tiempo en productos de alta calidad y nichos de mercado. Por lo tanto, Suiza se hundió menos que otros países en la recesión en 2009 y recuperó discretas tasas de crecimiento más rápidamente. Sin embargo, cabe señalar que después de la eliminación del tipo de cambio mínimo en 2015, el crecimiento del PIB se ha debilitado nuevamente.

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Suiza ha claramente aprovechado las medidas masivas tomadas por los bancos centrales estadounidenses y europeos para restablecer el oxígeno a la economía. Los miembros de la UE y Estados Unidos absorben casi el 70% de las exportaciones suizas. Sin embargo, en comparación con muchos otros países, Suiza ha hecho un pequeño “milagro”, logrando superar la crisis sin acumular deudas colosales.

De hecho, en la última década el Estado incluso ha reducido su endeudamiento, registrando continuamente utilidades multimillonarias, con la excepción de un mini-déficit en 2014. Con un costo de varios billones de dólares y euros, los planes para el rescate bancario y la recuperación económica implementados por la administración de Estados Unidos y los gobiernos europeos han dejado trás de sí una montaña de deudas, lo que entraña el riesgo de colapso en la próxima crisis económica.

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El óptimo estado de salud de los fondos públicos suizos durante la gran crisis está relacionado con diversos factores. Entre ellos, los bajos gastos del gobierno en comparación con otros países, agobiados por un fuerte aparato administrativo, la fortaleza de diversos sectores económicos, que han garantizado buenos ingresos fiscales y condiciones marco favorables, lo que permitió atraer a numerosas empresas extranjeras. De la solidez de la economía helvética 10 años después del inicio de la crisis también da testimonio el alto nivel de inversión pública y privada. Suiza es uno de los pocos países europeos que en 2017 logró un mayor volumen de inversión que en 2007.

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Sin embargo, incluso Suiza pagó el precio de la crisis. Entre los sectores más afectados se encuentra la propia plaza financiera, que ha disminuido su tamaño a nivel internacional. El BNS también se vio obligado a aumentar masivamente sus reservas de divisas, lo que quizás sea la mayor fuente de preocupación para el futuro: el margen de maniobra del banco central para limitar una nueva apreciación del franco en una próxima crisis se ha reducido peligrosamente.

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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