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Las clases 2.0 forman a jóvenes suizos a distancia

Gracias a las nuevas tecnologías, los jóvenes que se encuentran en China pueden seguir las clases que se imparten a los aprendices en Suiza. swissinfo.ch

Son las 11 de la mañana en Suiza; las 6 de la tarde en China. Dos grupos de estudiantes se saludan. Les separan 8 000 kilómetros. Todos han encendido sus tabletas táctiles, la clase puede comenzar. Se han convertido en pioneros de la formación a distancia gracias a una tecnología punta.

Los aprendices que concentran nuestra atención hoy están en aulas del Centro de Educación Vocacional del grupo industrial suizo Bühler AG, pero hay más empresas que están apostando por esquemas de este tipo. La clase que nos ocupa esta mañana está dedicada a estudiar el diagrama en 3D de una máquina. Los jóvenes deben aprender a identificar cada una de las piezas que la componen.

Cuando Bühler decidió dar a sus aprendices suizos la oportunidad de trabajar en sus plantas en el extranjero se topó con un problema: ¿Cómo continuarían sus estudios en las aulas estando lejos de casa?

Así, la empresa inició un experimento: instalar unas cuantas pantallas en espacios físicos en otros países, establecer un enlace vía satélite y permitir a los aprendices conectarse a un aula en Suiza.

Tres años después del primer intento, el sencillo equipo del pasado ha dado paso a media docena de inmensas pantallas ubicadas estratégicamente alrededor del salón de clases para que el profesor y los alumnos de ambos grupos puedan interactuar desde cualquier rincón del mundo. Actualmente, Bühler dispone de 54 aulas que imparten cursos vía telepresencia a escala internacional. Son parte de un proyecto llamado ‘Aula 2.0’.

En la sala principal, situada en Suiza, puede verse una enorme pantalla verde que transmite la demostración del modelo 3D mencionado. El profesor dispone de una pantalla táctil que le permite decidir en qué momento se proyectan imágenes y una cámara inteligente para enfocar a la persona que habla. El calor que desprenden los equipos calienta la sala.

Más de uno se ha preguntado si merece la pena gastar en un sistema tan sofisticado costoso cuando lo utilizarán aprendices que pasarán unos cuantos meses en el extranjero.

Christof Oswald, jefe de Recursos Humanos de Bühler, considera que vale la pena y explica el porqué. “Hace unos años detectamos que la política de formación de aprendices estaba frente a una encrucijada: este tipo de capacitación (en aulas tradicionales) era cada vez menos atractiva para los estudiantes. Necesitábamos, pues, cambiar nuestra forma de hacer las cosas para conservar a estos jóvenes trabajadores”, explica. Sabrina, aprendiz que regresó recientemente de la planta que Bühler tiene en Minneapolis, comparte con swissinfo.ch su experiencia en las aulas virtuales.

“Te exige concentrarse más, prestar gran atención porque la acústica no siempre es ideal. Hay que aprender bien lo que el profesor está enseñando o no apruebas. [Estando fuera] todo aprendiz debe, además, trabajar por su cuenta porque el tiempo de aulas es limitado y debemos asegurarnos de que obtuvimos todos los conocimientos que necesitaremos”, refiere.

Empresas y escuelas más flexibles

El experto británico en tecnología educacional, Donald Clark, considera que la innovadora fórmula que aplica Bühler es el futuro de la formación profesional. En su opinión, son siempre las empresas las que deben encabezar este tipo de capacitaciones, ya que poseen la experiencia que debe transmitirse a los alumnos y conocen de primera mano las necesidades de los corporativos.

“Casi todas las empresas en el mundo están utilizando la formación en línea como una herramienta cotidiana”, dice. Clark considera que si los empleadores son quienes pagan por esta fórmula de aprendizaje, es normal que deseen que sea eficaz y arroje resultados tangibles.

De hecho, Clark aboga por que se reduzca cada vez más la participación de las universidades y de las escuelas tradicionales en la formación profesional, y que se abran cada vez más espacios para la formación en línea y directamente en las empresas.  En el futuro, la realidad virtual y otras herramientas tecnológicas serán clave en la formación. Permiten, por ejemplo, que los enfermeros aprendan con pacientes virtuales, o que los futuros floristas confeccionen arreglos en línea, prácticas de gran valor para su formación, que evitan además errores humanos o pérdidas financieras.

Contenido externo

Para Clarck, es una evidencia que la plomada del péndulo de la formación de aprendices se está alejando cada vez más de las escuelas y de los esquemas tradicionales hacia alternativas de enseñanza más flexibles. Así, dice, permite que los estudiantes se capaciten en línea o inicien sus estudios en el momento en el que lo decidan y no solo cada vez que inicia un semestre.

En países como Suiza y Alemania, con un sistema de formación dual profundamente arraigado, el proceso tomará más tiempo que en los países de Oriente Medio o en China, donde “hay una gran oferta de formaciones en línea”, agrega.

Christoph Arn, investigador el Instituto Federal de Estudios Superiores en Formación Profesional (IFFP), considera importante que los programas helvéticos de formación se apoyen cada vez más en la tecnología móvil y en la docencia virtual.

Garantía de calidad

Las expectativas de éxito en las aulas 2.0 virtuales son muy altas, porque los alumnos no pueden perder el tiempo. Están en el último año de su formación, deben presentar proyectos y aprobar exámenes finales, según Carmine Palumbo, uno de sus profesores.

En el caso de Bühler AG, al tratarse de un proyecto interno, el centro de formación se pudo crear sin la aprobación de la institución correspondiente. Christoph Arn, por su parte, dice no tener conocimiento de que haya requerimientos nacionales para la enseñanza en línea.

“Debe existir un plan de estudios, pero las escuelas son libres de decidir cómo quieren impartir la materia. Si algo va en contra de las normas, los observadores externos seguramente reaccionarán y lo harán saber”, añade Arn.

Lo más difícil fue convencer a los profesores. Al principio, cerca del 80% de los docentes del proyecto ‘Aula 2.0’ estaban en contra de la enseñanza a distancia, afirma Frauchiger. Con el tiempo superaron sus reticencias, gracias a cursos de formación y la colaboración con el personal de las filiales de Bühler AG en otros países.

Palumbo estima que la formación virtual tiene un gran potencial, sobre todo durante los dos primeros años de formación profesional. “Yo confío en que los estudiantes comiencen a trabajar de esta forma en la enseñanza media básica, donde pueden usar sus teléfonos inteligentes para buscar respuestas en línea”.

Arn coincide en que es vital propiciar que los alumnos exploren la formación digital lo más pronto posible. “Las primeras experiencias con la tecnología de la formación virtual deberían comenzar en la enseñanza primaria y secundaria. Si esto no sucede, al menos la formación profesional debe ofrecer algo [en este ámbito)”.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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