Alameda de plátanos, Romanshorn/Turgovia. Sus árboles se encuentran entre las especies más robustas, pero deben luchar contra el cáncer de los plátanos y los parásitos.
Michel Brunner
Alameda de chopos, Buetingen/Berna. Protege del viento a los suelos fértiles y cultivados.
Michel Brunner
Alameda de carpes, Alberswil, Lucerna. Esta arcada de carpes es un elemento del jardín de estilo barroco tardío de un castillo.
Michel Brunner
Alameda de chopos, Maienfeld/Grisones. Se extiende sobre 2,8 kilómetros en una pequeña ruta de campo. Esta alameda se convirtió en una de las más bellas de Europa.
Michel Brunner
Alameda de chopos, Yverdon-les-bains/Vaud. Estos árboles fueron plantados a lo largo del Zihlkanal como paravientos, para drenar los campos y como protección contra la erosión de las riberas y las inundaciones.
Michel Brunner
Alameda de píceas, Chézard-Saint-Martin/Neuchâtel. Estos píceas de cerca de 90 años son únicos en Europa en términos de densidad. Es un milagro que los árboles se hayan desarrollado tan bien en un espacio limitado en cuanto al agua, la luz y los nutrientes.
Michel Brunner
Alameda de robles y de tilos, Delémont/Jura. Fue designada monumento natural en 1980. Por ello, la vitalidad de los árboles es controlada y son reemplazadas las plantas en caso necesario.
Michel Brunner
Alameda de cipreses, Collina d’Oro/Tesino. El ciprés es uno de los árboles de avenidas más típicos del sur de Europa y se encuentra con frecuencia en el Tesino.
Michel Brunner
Alameda de nogales híbridos, Satigny/Ginebra. La circunferencia del tronco es enorme: hasta 4,65 metros. Según las estimaciones, esos árboles viven hasta 200 años.
Michel Brunner
Alameda de tilos, Feldbrunnen-St. Niklaus, Solothurn. Fue creada en 1685. En la época barroca se pensaba que tenía el poder de traer el cielo a la tierra.
Michel Brunner
Alameda de tilos y de alerces, Kriens/Lucerna. Las regiones oriental y central de Suiza tienen pocas alamedas, lo que puede explicarse porque no tenían una tradición cortesana.
Michel Brunner
Alameda de tilos y de hayas, Schlosswil/Berna. En el cantón de Berna hay muchos castillos, por lo que las alamedas son frecuentes. Esta fue creada a inicios del siglo XVIII.
Michel Brunner
Esencias mixtas, Düdingen, Friburgo. Este paisaje, con sus praderas floridas, está considerado como uno de los más pintorescos de Suiza.
Michel Brunner
Los árboles están de pie como centinelas. Sus sombras y el ruido de sus hojas remecidas por el viento son todo un espectáculo de la naturaleza. Un libro documenta los árboles de las alamedas de Suiza.
Michel Brunner, Ester Unterfinger (Edición de Fotografía)
Las alamedas han sido componentes significativos y versátiles de los paisajes culturales. Sus orígenes se remontan a la Antigüedad y fueron diseñadas por razones de estética, protección y pragmatismo.
Al igual que en las de otros países, en las ciudades helvéticas hay muchas alamedas.
La idea nació en Francia -donde se denominan ‘allées’ (del verbo ‘aller’/ir) y denotaban un camino sembrado de árboles- y luego fue adoptada en el mundo de habla alemana. Ya los senderos bordeados de árboles eran un componente típico de los jardines barrocos. Más tarde se plantaron hileras de olmos a campo abierto, cuya madera tenía una gran demanda para la producción bélica.
Entre los siglos XVIII y XX se volvieron comunes en los escenarios urbanos.
Con su libro ‘Alamedas de Suiza’Enlace externo, el fotógrafo Michel Brunner contribuye a dar a conocer ese bien cultural y su belleza para apoyar su protección. El amante de los árboles fotografió e inventarió más de tres mil especies.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.
SWI swissinfo.ch - Sociedad Suiza de Radio y Televisión SRG SSR
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.