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Cuando los refugiados sean los suizos

La población suiza huye de una catástrofe y busca refugio en los países limítrofes. Pero la Unión Europea ha cerrado las fronteras. Solo pueden pasar los ciudadanos comunitarios. pardolive.ch

Diez jóvenes cineastas y un objetivo común: rodar una película política sobre Suiza, país amenazado por una nube que se llama aislamiento. De este proyecto nació ‘Heimatland’ (Patria), que compite por el Pardo de Oro en el Festival de Cine de Locarno.

Las autoridades suizas han declarado el estado de emergencia nacional. Una nube misteriosa ha aparecido de repente y amenaza el país. Falta poco tiempo para que un huracán de potencia inaudita se desencadene con consecuencias imprevisibles. ¿Catástrofe natural? No exactamente. Dado que esa enorme mancha negra se detiene en las fronteras del país. Solo Suiza es golpeada, o mejor dicho, castigada.

Utilizando elementos estilísticos del cine apocalíptico, diez jóvenes directores suizos trazaron la metáfora de un país cada vez más aislado en Europea y más desconfiado hacia lo diferente, sobre todo hacia los inmigrantes. Esa nube que amenaza “la seguridad y la paz helvética” no proviene, sin embargo, del exterior como podría imaginarse, sino de la Suiza más profunda y conservadora.

Presentada en la competición internacional del Festival de LocarnoEnlace externo,  ‘Heimatland’Enlace externo es una película de matiz político, una declaración de resistencia por parte de una nueva generación de cineastas.

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“Este film nace de una voluntad de introspección, de reflexión sobre lo que estamos viviendo. Pero no se trata de condenar a nadie, porque somos conscientes de que nosotros mismos somos parte del problema. Hemos perdido la capacidad de tejer relaciones con nuestros vecinos”, señala el realizador Jan Gassmann, 32 años, y promotor del proyecto junto con Michael Krummenacher, de 30.

La idea de ‘Heimatland’ nació hace cuatro años, mucho antes del ‘sí’ en las urnas, el 9 de febrero de 2014, a la iniciativa ‘Contra la inmigración masiva’, que estableció en la Constitución Helvética el principio de limitar la inmigración a través de contingentes y cupos. “En cierta manera, la realidad se nos adelantó”, dice Gassmann. “A fuerza de tanto aislarse, de verse como un país modelo y de negar la existencia de un problema, vamos a chocar contra un muro”, agrega Lionel Rupp, realizador de 32 años originario de la Suiza francófona.

Frente a esta nube, las reacciones son muy diversas. A veces absurdas, pero casi nunca solidarias. La amenaza desvela las verdaderas necesidades de las diferentes personas, sus miedos y esperanzas. Y es lo que han querido acentuar los cineastas.

Hay quien decide quedarse, como la señora anciana que se encierra en su casa. Los jóvenes que se drogan; la mujer policía confrontada con el fantasma de un inmigrante africano al que mató; los extremistas de derecha que toman el fusil para protegerse del fantasmagórico saqueo extranjero, pero que terminan matando a su propio vecino. Son los únicos que se unen para enfrentar lo que consideran un enemigo común.

Y también está el que decide abandonar su propia tierra para buscar refugio en uno país vecino, sin saber que ante al aflujo de cerca de un millón de suizos, la Unión Europea ha decidido cerrar las propias fronteras. Así, Suiza se encuentra de repente del otro lado de la barricada, del muro de contención. Solamente una familia croata, con pasaporte comunitario, podrá pasar la aduana, la misma que filmó hace treinta años Markus Imhoof ‘La barca está llena’. Entonces eran los suizos quienes no dejaban entrar en el país a los a parar a los refugiados judíos que huían de la Alemania nazista. A diferencia de las películas apolíticas americanas, en ‘Heimatland’ no hay héroes ni final feliz. Y es que según sus directores, el único camino para salir del aislamiento es la fuerza del colectivo, la solidaridad, la unión.

Los directores de ‘Heimatland’, de izquierda a derecha: Michael Krummenacher, Jan Gassmann, Mike Scheiwiller, Tobias Nölle, Carmen Jaquier, Benny Jaberg, Lisa Blatter, Gregor Frei, Lionel Rupp, Jonas Meier. Festival del Film Locarno

El colectivo constituye, además, el motor de este proyecto que representa un desarrollo interesante para el cine suizo. Convencidos de la necesidad de rodar una cinta política sobre Suiza, Jan Gassmann e Michael Krummenacher invitaron a una treintena de jóvenes cineastas a explorar el tema de una amenaza incipiente. Los diez directores seleccionados concibieron juntos la realización de ‘Heimatland’, que no es una simple película de episodios, sino un ‘collage’ de historias que se funden de forma coherente en una sola.

Muchos de los intérpretes no son actores profesionales. “Queríamos nuevos rostros y, sobre todo, queríamos respetar las características lingüísticas de cada región, evitar tener que contratar actores que hablan un dialecto estandarizado”, afirma Michael Krummenacher.

‘Heimatland’ es un film colectivo, pero declinado, sobre todo, en masculino y en suizo alemán. Entre los jóvenes cineastas no figura ningún realizador de la Suiza de habla italiana; solo hay dos suizos de lengua francesa y otras tantas mujeres. “Nos hubiera gustado una composición un poco más equilibrada y, sobre todo, reflejar la diversidad del cine suizo en clave femenina”, afirma el productor Stefan Eichenberger. “Pero los proyectos no fueron elegidos sobre la base de cuotas. No queríamos caer nosotros mismos en la típica trampa del compromiso helvético”.

Traducción del italiano: Sergio Ferrari

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