Identidad, poder y política: el rol de la milicia en la sociedad suiza

El principio de milicia es una característica especial de la democracia suiza. Refuerza la conexión entre quienes gobiernan y quienes son gobernados, pero también da lugar a una «discriminación social».
En Suiza se han dado casos de gente que se ha marchado [de cantón] por haber sido elegida para un cargo en contra de su voluntadEnlace externo. Si la persona en cuestión se opone puede ser multada con hasta 5.000 francos suizos (CHF). El cargo obligatorio es la forma más extrema del principio de milicia.
Sin embargo, es una de las peculiaridades del sistema político suizo: en algunos cantones suizos, todavía es posible ser elegido o elegida para un cargo local contra la propia voluntad, aunque ocurre raramente.
¿Qué es el sistema de milicias suizo?
El sistema de milicias es un término que sólo se utiliza en la democracia suiza. El principio de milicia se basa en la idea de que la ciudadanía debe desempeñar funciones públicas: en el cuerpo de bomberos, como juez lego, en un consejo escolar o en el Parlamento.
En Suiza, el principio de milicia se considera «el patrón oro de la participación». Así lo expresan los politólogos Markus Freitag, Pirmin Bundi y Martina Flick Witzig en «Milizarbeit in der SchweizEnlace externo» (La milicia en Suiza). La mayoría de los cargos están asociados a una baja remuneración, en claro contraste con el alto nivel de los salarios suizos.
Si la población asume la responsabilidad social y política por convicción propia y desde un entorno profesional, pueden tomar decisiones con mayor independencia. Esa sería la idea principal. Son personas económicamente independientes del cargo. Y se espera que su perspectiva exterior ayude también a evitar que la burocracia crezca demasiado.
Al mismo tiempo, el sistema de milicias debe evitar que la distancia entre la población y la política sea demasiado grande. Si son los propios ciudadanos quienes asumen la responsabilidad política, se puede crear una relación de cercanía e identificación.
Incluso sin ocupar un cargo, la ciudadanía suiza puede influir directamente en la política, gracias a iniciativas y referendos.
A pesar de estas ventajas, el principio de milicia hace que las personas acomodadas y con tiempo suficiente asuman a menudo responsabilidades políticas. Así lo han reconocido los politólogos Wolf Linder y Sean Müller: La «compensación no remunerada o meramente parcial conduce a una discriminación social que a menudo se pasa por alto».
También sigue habiendo diferencias en la representación de género, que algunos atribuyen al principio de milicia: Sólo el 0,5% de las mujeres, pero el 1,7% de los hombres, se presentaron voluntarios en partidos y cargos políticos en 2020.
Los cargos locales en Suiza implican reuniones nocturnas y eso podría ser una desventaja para las mujeres, que se ocupan mayoritariamente del cuidado de los hijos. Si la política local estuviera remunerada como un trabajo normal, más mujeres podrían permitirse combinarlo con el cuidado familiar. O si la actividad política tuviera lugar en horario de oficina.
Las raíces del sistema de milicias en el ejército
El término sistema de milicias procede del ámbito militar y tiene sus raíces en la antigua Roma y en la ciudad-estado de Atenas. También el ejército suizo está organizado según el principio de la milicia y no como un ejército profesional. Por eso, el teórico italiano del Estado Nicolás Maquiavelo reconoció en la Suiza medieval «el retorno del principio romano de la unidad del ciudadano y el soldado», como dice el jurista Andreas KleyEnlace externo.
Pero ya antes de la fundación del Estado federal suizo, el principio de la milicia se había convertido en un pilar de la vida civil, en el cultivo cooperativo de la tierra y en el Landsgemeinde.
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Suiza, una nación de cooperativas
En el siglo XXI, se considera que el sistema de milicias está en declive y se dice que está en crisis. Principalmente, se trata de los municipios pequeños que buscan desesperadamente políticos. El libro «Milizarbeit in der Schweiz» (La milicia en Suiza) describe «signos de fatiga», sobre todo a nivel local.
Escepticismo hacia la clase política profesional
Todas las personas que desempeñan cargos de responsabilidad en la política en ciudades pequeñas tienen otro trabajo aparte. Para la alta política, el principio de milicia supone un difícil equilibrio ya que la política no se considera realmente una profesión. Los diputados de una ciudad o un cantón no perciben una remuneración suficiente para vivir sólo de su mandato político. E incluso en el Parlamento federal, muchos tienen un trabajo además de ocupar un escaño en el Parlamento.
Incluso, muchas personas en Suiza se muestran escépticas cuando un miembro del Consejo Nacional (cámara baja) o un miembro del Consejo de los Estados (cámara alta) no ejerce una profesión paralelamente a su cargo político. De hecho, el Parlamento suizo no está diseñado para el pleno empleo. Según un estudio de 2017, el trabajo parlamentario equivale a un empleo a media jornadaEnlace externo. A ello hay que añadir las campañas electorales y las comparecencias públicas, que corresponden a un empleo medio del 24% (Consejo de los Estados) o del 36% (Consejo Nacional).
Eso significa que, incluso al más alto nivel, el trabajo parlamentario no tiene por qué comprender 42 horas semanales, lo que corresponde al número de horas de trabajo a tiempo completo en Suiza.
En comparación con sus colegas de países vecinos como Alemania, Austria, Italia y Francia, los parlamentarios de Suiza ganan bastante menos. Aunque, en general, los salarios en Suiza son significativamente más altos.
Incluso en países como Brasil y Colombia, donde el nivel salarial medio es aún más bajo, se gana más en política que en Suiza.
Sin embargo, las numerosas profesiones y ocupaciones secundarias dan lugar a una multitud de intereses creados.
La organización no gubernamental Transparency InternationalEnlace externo habla de «parlamentarios como lobistas de alto nivel» en el Parlamento suizo y describe una fusión de trabajo parlamentario y de lobby.

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Gobierno suizo, bien pagado
Por otra parte, los siete consejeros federales que componen el Gobierno suizo ganan 477.668 francos suizos anualmente, es decir, más que el presidente de EE UU o la canciller federal alemana.
Además, reciben 12.000 francos más por la presidencia de la Confederación Helvética si la asumen anualmente.
El sistema miliciano suizo no implica el más alto nivel del gobierno.
Sin embargo, se refleja en los currículos de las personas. La ministra de Finanzas, Karin Keller-Sutter, por ejemplo, empezó su carrera política como concejala en su municipio natal.
Formó parte del parlamento cantonal, del gobierno cantonal y del parlamento federal. Hoy es consejera federal y ocupa el cargo de presidenta de la Confederación Suiza en 2025.

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Cómo funciona la democracia directa en Suiza
Editado por Mark Livingston. Texto adaptado del alemán por Carla Wolff.

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