

Suiza, una nación de cooperativas
Suiza es el país de las cooperativas. Sin embargo, la cooperación no solo caracteriza a la economía del país, también constituye el principio fundador de su cultura política.
Prácticamente, todos los suizos y suizas compran sus alimentos en una de las cooperativas del país. Y mucha gente tiene cuentas en un banco cooperativo. Además, el principal fabricante de comida para animales, la principal compañía de coches compartidos e incluso una parte de los medios de comunicación públicos en Suiza están organizados como cooperativas.
En los centros urbanos más demandados, como la costosa ciudad de Zúrich, las cooperativas desempeñan un papel clave en la preservación de viviendas accesibles. Además, estas organizaciones generan cientos de miles de empleos en toda Suiza.

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Cooperativas de vivienda como alternativa a la casa unifamiliar
¿Qué caracteriza a las cooperativas?
¿Qué es lo que realmente diferencia a las cooperativas de otras formas empresariales? La clave está en que cada socio tiene el mismo peso en las decisiones. Al igual que en una democracia política, se aplica el principio de «una persona, un voto». Por otro lado, en una sociedad anónima, quien posee el 51% de las acciones puede imponer la mayoría.

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Lobista de uno de los mayores supermercados suizos
Las cooperativas surgen de la unión de personas que comparten un objetivo común, ya sea práctico o idealista.
A diferencia de otras empresas, las ganancias no se destinan a inversores externos, sino que se reinvierten en la propia cooperativa o se reparten equitativamente entre los socios.
De Freidorf a Longo Mai
En algunos proyectos, por ejemplo, en cooperativas agrícolas como Longo Mai, la vida cooperativa abarcaba todos los ámbitos de la vida.
Probablemente, un experimento similar fue la convivencia en la «Freidorf» o «aldea libre» cerca de Basilea durante las primeras décadas del siglo pasado. A partir de los años 1920 convivían en 150 casas puerta a puerta jefes y personas empleadas de la cadena de supermercados hoy conocida por el nombre de Coop.
Compraban en su propia tienda de la urbanización y ahorraban colectivamente para la pensión. Aquí, la idea cooperativa trascendía a todos los ámbitos de la vida. Y con los alquileres de las viviendas casi salían ganando, pues pagaban 850 francos anuales durante los primeros años, mientras recibían 200 francos de vuelta por los beneficios que generaba la tienda.

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Freidorf de Basilea: pueblo modelo entre capitalismo y comunismo
Hasta el día de hoy, una vivienda asequible suele ser la razón de ser de muchas cooperativas.
En Zúrich, donde la vivienda es escasa y cara, alrededor de uno de cada cinco pisos es de cooperativa. Según un estudio de 2017Enlace externo, en las cooperativas viven más familias monoparentales, menos universitarios y menos personas extranjeras de países europeos vecinos en relación con el conjunto de la población suiza.
Importante por su «impacto en el empleo y los resultados económicos»
En todo el mundo existen alrededor de tres millones de cooperativasEnlace externo, responsables de aproximadamente uno de cada diez empleos globales.
En Suiza, el registro mercantilEnlace externo contabiliza unas 8.100 cooperativas. Aunque esta cifra no destaca en comparación con otros países europeos, su relevancia se hace evidente al considerar la cantidad de personas asociadas: solo Coop y Migros, dos de las principales empresas de distribución del país, cuentan cada una con unos 2,5 millones de socios en una población total de 9 millones.

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Migros cumple casi 100 años
No obstante, según el informe Cooperative Monitor 2024Enlace externo, la cantidad de cooperativas por sí sola no es un indicador relevante. Lo que realmente importa es su impacto en el empleo y en la producción económica.
En 2022, las diez cooperativas más grandes de Suiza aportaron por sí solas el 10,6 % de la producción económica nacional. Suiza puede considerarse un país cooperativo, y lo ha sido desde antes incluso de la aparición de las empresas modernas.
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El «caldo primigenio» de Suiza
Los periódicos de CH Media llegaron a describir a las cooperativas como «el caldo primigenio» de la economía suiza.
Y no solo eso: estructuras similares a las cooperativas actuales también podrían considerarse el origen de la vida política en Suiza. El país no se define por una lengua o cultura común, sino por la voluntad de unirse y cooperar, un principio que queda reflejado incluso en su nombre oficial: Confederación Helvética.
De hecho, los antecedentes de las cooperativas modernas no solo impulsaron la economía, sino que también sentaron las bases concretas del Estado suizo en muchas regiones.
Hace siglos, los recursos como pastos y bosques eran gestionados de forma colectiva por comunidades locales, organizadas en corporaciones y cooperativas.
Uno de estos antiguos acuerdos, sobre el uso del agua y los pastos, alcanzó fama internacional: el pacto firmado por los campesinos del pueblo de Törbel (cantón Valais) en 1483 fue estudiado por la economista Elinor Ostrom, quien recibió el Premio Nobel de Economía en 2009 por sus investigaciones sobre la gestión colectiva de recursos.

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Törbel, donde los terrenos comunales de los Alpes suizos pasaron a ser conocidos por todo el mundo
Durante un acto celebrado en la primavera de 2025, el consejero federal suizo Albert Rösti afirmó que los principios formulados por Elinor Ostrom para gestionar los bienes comunes —como la adaptabilidad a las condiciones locales y la existencia de un grupo claramente definido de usuarios— son auténticos «pilares de Suiza».

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La democracia directa en su forma más pura
Las corporaciones estuvieron en el origen de toda comunidad política: de ellas nacieron las aldeas y los municipios. Con el tiempo, tales corporaciones fueron asumiendo cada vez más tareas, desde el aprovisionamiento de aguas hasta la justicia. Más tarde se ocuparon también de la caridad y la asistencia a los pobres.
El «Origen de la Confederación Helvética»
En estas cooperativas se practicaba «la democracia directa en estado puro», afirma el historiador Hans Stadler.
A partir de los años 1830, se unieron campesinos, la comunidad de artesanía y personas trabajadoras en Suiza para fundar las primeras «asociaciones de pan y fruta». Concebido y fomentado por el movimiento internacional nacido en la ciudad inglesa de Rochdale, se desarrolló en las décadas siguientes el cooperativismo helvético.
Las personas pioneras de las cooperativas modernas también se consideraban herederas de la tradición cooperativa más antigua de Suiza. Un ejemplo destacado es Karl Bürkli, de Zúrich, quien fue pionero tanto del movimiento cooperativo como de la democracia directa. Para Bürkli, «la cooperativa de mercado» representaba el verdadero origen de la Confederación Helvética.

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Karl Bürkli, el suizo que enseñó a EE.UU. la democracia directa
La «cooperativa» existe como forma jurídica de empresa en la legislación suiza desde 1881. En Suiza, las cooperativas se desarrollaron en sectores como la agricultura, la banca y la construcción. Las cooperativas de consumo llegaron a ser las más relevantes para la economía del país en su conjunto.
Además, estas últimas conformaron la columna vertebral del movimiento cooperativo político.
El movimiento cooperativista internacional
En 1895, participantes de 13 países fundaron las organizaciones internacionales del cooperativismo político. También viajaron delegados suizos al congreso fundacional de la Alianza Cooperativa Internacional (ICA por sus siglas en inglés) en Londres.
Alrededor de 1900, el movimiento cooperativo mundial se convirtió en una fuerza pacifista, que -como explicó a Swissinfo la historiadora de la asociación Rita Rhodes- logró mantener las distancias con los países beligerantes incluso durante la Primera Guerra Mundial.
Etimológicamente, «cooperativa» surge del concepto cooperación. En el Congreso cooperativo de Basilea en 1921, el delegado de la Sociedad de Naciones declaró que las organizaciones internacionales perseguían los mismos objetivos que el movimiento cooperativista.
De 1981 hasta 2013, la ACI tenía su sede en la Ginebra internacional. Desde entonces está afincada en Bélgica. Al igual que la Sociedad de Naciones en su día, Naciones Unidas mantiene una relación de amistad con las cooperativas: desde 1995, la ONU celebra cada año el «Día Internacional de las Cooperativas» a principios de julio.
En 2025, incluso han designado todo el año como «Año Internacional de las Cooperativas de la ONU», que se celebrará con numerosas festividades y congresos.
¿Y qué hacen las cooperativas hoy en día?
Apenas queda rastro de las antiguas visiones políticas de las cooperativas de consumo suizas en la actual empresa minorista Coop. Junto con su cooperativa rival, Migros, ambas concentran actualmente más de dos tercios del mercado de ventas de alimentos en Suiza.

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¿Problemas? A quién pueden dirigirse los suizos residentes en el extranjero
Aunque ambas cadenas de supermercados siguen comprometidas con cuestiones culturales o políticas en la actualidad, son sobre todo grandes empresas. Migros celebra su centenario en 2025, pero también despide a cientos de personas empleadas. El año 2024 no fue fácil para las empresas cooperativas. El periódico NZZ lo describió como «quizás el año más difícil de su historia».
Entre los proyectos cooperativos más pequeños, muchos siguen estando motivados por el idealismo, como el de las tiendas participativas, en las que las personas socias buscan democratizar la economía.

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Un nuevo impulso en las cooperativas suizas
Adaptado del alemán por Carla Wolff

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