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¿Qué pasa cuando un vacacionista muere en Suiza?

Ataúd
La burocracia, las facturas y las políticas de las compañías aseguradoras pueden retrasar su pasaje a la destinación final. Keystone

Una caída en una ruta de senderismo o un repentino ataque al corazón podrían llevar sus vacaciones en Suiza a un final abrupto. ¿Qué tan difícil es asegurar que sus restos mortales lleguen a casa?

Susanta Mukhopadhya, jubilado indio, no habría podido imaginar el vuelco que tomarían sus vacaciones. Había reservado un viaje en autobús de 12 días por Europa y era su segundo día en Suiza cuando se produjo el desastre. Su esposa de 64 años se desvaneció durante un paseo cerca de Leysin, en el oeste del país. La persona que dirigía al grupo de turistas, una mujer india, no tenía idea de qué hacer.

“Cuando mi esposa se desplomó, la representante de la gira trató de llamar a Bombay para recibir instrucciones. No tenía contactos locales ni el número de teléfono de un hospital”, narra Mukhopadhya a swissinfo.ch.

Afortunadamente, una pareja suiza advirtió la conmoción y llamó a los servicios de emergencia médica que llegaron en 15 minutos. 

“Solamente en ese momento me di cuenta de la gravedad de la situación de mi esposa. Había sufrido un ataque cardíaco repentino y masivo”, recuerda Mukhopadhya.

Fue trasladada al Hospital Universitario de Lausana a una hora de distancia, donde murió pocas horas después.

“No tengo dudas de que mi esposa recibió la mejor atención médica posible, pero la verdadera tragedia ocurrió después de su muerte. Todo lo que enfrenté fue horrible”, señala Mukhopadhya.

Dinero y papeleo

El primer problema fue el lenguaje. Por suerte, Sushma Swaraj, la ministra de Exteriores de la India, respondió a un tuit de un conocido en busca de ayuda y pidió asistencia a la embajada india.

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El personal de la embajada pudo ayudar con la barrera del idioma, pero persistieron otros obstáculos. Mukhopadhya informó de inmediato a la compañía de seguros india a la que había comprado un seguro de viaje. Esta última le envió un formulario para cubrir cualquier pago por adelantado. Había una enorme traba. Exigía un certificado de defunción y un informe médico detallado.

“El médico me dijo que no se les permitía expedir certificados de defunción. Ellos elaboran un informe interno y lo envían a la autoridad competente que emite el certificado de defunción. Nos dijeron que podría tomar entre 8 y 10 días”, precisa Mukhopadhya.

El informe médico podría tardar un mes, ya que diferentes servicios del hospital estaban involucrados y cada uno tenía que proporcionar un informe por separado. La falta de un certificado de defunción y de un informe médico significaba que no habría asistencia financiera del seguro y Mukhopadhya tuvo que pagar un depósito de 10 000 francos suizos para poder retirar el cuerpo de su esposa de la morgue del hospital (y pagar el resto de la factura más tarde).

“Afortunadamente, éramos un grupo de seis amigos que viajábamos juntos y juntamos nuestras tarjetas de crédito para pagar el monto”, dice.

La embajada recomendó abandonar la idea de transportar el cuerpo a la India, ya que el procedimiento era muy largo y significaría un fuerte gasto adicional con el pago del alojamiento. Mukhopadhya decidió cremar a su esposa en Suiza. Una asociación india lo ayudó a encontrar una empresa funeraria para ayudar con los trámites. Alrededor de 24 horas y 2 500 francos más tarde, el cuerpo fue cremado en Suiza.

Pero Mukhopadhya no podía simplemente llevar las cenizas de su esposa a casa en su vuelo de regreso. La urna que contenía las cenizas requería la autorización de las aduanas suiza e india, lo que podía demorar dos o tres días. Mukhopadhya tuvo que regresar a casa con las manos vacías y la urna fue recogida más tarde por su hijo, que voló desde Estados Unidos donde vive, de la oficina de la embajada india en la capital suiza, Berna. Luego, la compañía de seguros dijo que las cenizas no estaban incluidas en su definición de restos mortales y Mukhopadhya tuvo que pagar todos los gastos del traslado de la urna.

Dos meses después recibió la factura del hospital de Suiza. Todavía tenía que pagar alrededor de 23 000 francos y comenzó a recibir amables recordatorios para que liquidara su deuda. Después de amenazar con ponerse en contacto con el Ministerio de Exteriores, la compañía de seguros acordó proporcionar una garantía al hospital para el pago del saldo.

Mukhopadhya todavía intenta recuperar parte de los 20 000 CHF que gastó en Suiza durante esos cuatro días horribles.

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