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Ecología y fútbol, nichos de negocio en Brasil

El fútbol en Brasil es sinónimo de pasión. Keystone

Hace un par de siglos arribaron los primeros helvéticos al gigante sudamericano; hoy, emprendedores como Domenic Steiner o Andres Gut hacen historia en los negocios.

La ministra suiza de Economía, Doris Leuthard, recorre esta semana Brasil para estrechar lazos comerciales y promover futuras inversiones.

La Confederación Helvética lo ha dejado claro: Brasil es una de las prioridades de la agenda comercial suiza en 2007, junto con Rusia, India y China, integrantes todos del llamado bloque de países BRIC.

Sin embargo, el interés por descubrir y realizar negocios con el país sudamericano comenzó en el siglo XIX.

En 1819, para ser exactos, año en el que los primeros inmigrantes helvéticos arribaron desde Friburgo. Eran tiempos complejos para Suiza, el imperio napoleónico había caído y reinaba el caos entre los cantones suizos, cada uno de ellos intentaba a trompicones restablecer su poder individual y su constitución.

Y mientras liberales y conservadores debatían la estructura que habría de tener Suiza en el futuro, los más arriesgados hicieron maletas para emigrar.

Aquellos que eligieron Brasil como destino, se dirigieron a dos destinos:

Las sierras de Río de Janeiro, donde un total de 261 familias (1.682 inmigrantes) fundaron la Nueva Friburgo, según datos de la Sociedad de Suizos en el Extranjero.

Y la región de Joinville y Santa Catarina al sur brasileño, donde un grupo menor –no cuantificado de hecho- se diseminó y avanzó en generaciones posteriores rumbo a São Paulo y Espíritu Santo.

Los Stauffer, los Obrist…

En aquel periodo, Brasil también enfrentaba grandes cambios.

Tras el final de las guerras napoleónicas, la capital de Brasil se trasladó por fin de Lisboa a Río de Janeiro, convirtiendo a Brasil en un reino que devino un poco más tarde en imperio y terminó por proclamarse una monarquía constitucional en 1822, cuando Pedro I (hijo del Rey de Portugal) decidió proclamar su independencia.

Cuando los primeros suizos llegaron, la esclavitud aún estaba permitida y la economía giraba en torno a la mandioca, el tabaco y la caña de azúcar, y el descubrimiento de oro en la región de Minas-Gerais desviaba codiciosas miradas hacia aquel destino.

Consultada por swissinfo, la Cámara de Comercio Suizo-Brasileira confirma que las primeras familias suizas que se asentaron en territorio brasileño fueron los Obrist, Laber, Kobi, Stauffer, Scheidegger, Welter, Hoffmann, Rohr, Fischer, Jappert o Scherrer.

Más tarde, hacia 1857, según los registros históricos que se tienen, llegó un nuevo grupo de arriesgados aventureros, los Durr y los Hammerli. Y en 1875 arribaron a Brasil los Decoste.

En todos los casos, hombres y mujeres que en su mayoría echaron a andar negocios pequeños cuyos clientes principales eran otros europeos (sastrerías, panaderías, zapatos o pequeños casas productoras de alimentos).

Pero existieron otros –los menos- que decidieron adentrarse en la aventura de la búsqueda de oro.

Negocios ecológicos

El siglo XX fue muy distinto en la relación Suiza-Brasil.

Fue el periodo que marcó la llegada de las grandes multinacionales helvéticas como Nestlé, ABB, Holcim, Roche o Novartis, quienes durante los últimos 50 años han establecido oficinas y/o plantas (según el giro al que se dediquen) para operar desde Brasil, el mercado más interesante de América Latina por su potencial de consumidores.

Pero está también otro tipo de emprendedores que igualmente marcan pauta en el ámbito de los negocios.

Dos de los más destacados son, por ejemplo, Claudio Schmid, quien llegó a Brasil en 2003 con su empresa Brancocel y tras instalarse, en 2005 decidió invertir 500 millones de francos suizos en el establecimiento de una fábrica de celulosa para la producción y reciclamiento de papel.

La eligió en Buena Vista, capital del estado de Roraima, y creó 520 empleos en una planta que hoy está ubicada a orillas del Río Blanco, bajo el compromiso de respetar normas ambientales.

Otro botón de muestra es Andres Gut, fundador de Precious Woods, una empresa suiza que en 1994 tuvo serios problemas para obtener créditos para su despegue, y que actualmente es líder mundial en la explotación de selvas bajo principios sustentables.

Aunque tiene presencia en Costa Rica, Nicaragua y la propia Suiza, la compañía tiene su eje de operación en Brasil. Gut y su director general Andreas Heusler afirman que su objetivo permanente es explotar la riqueza maderera de las selvas brasileñas acompañado de un intenso trabajo posterior de reforestación. Las maderas de Precious Woods se venden en Latinoamérica, Norteamérica y Asia.

Motores, cafeteras y fútbol

Dos relatos más de empresarios suizos han hecho historia en Brasil.

En diciembre de 2005, el gobierno del Presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva dio “luz verde” al proyecto de Wärtsilä Switzerland, de Antti Lagerroos, y le otorgó incentivos fiscales del orden de los 40 millones de francos suizos para premiarle por la decisión de establecer una fábrica de motores para uso naval en Río de Janeiro.

Wärtsilä tiene más de 150 años de vida, pero sólo tres de haberse introducido al mercado brasileño. El proyecto dinamizó la industria naval de la región.

Y otro caso digno de ser narrado por su originalidad pertenece al empresario helvético Domenic Steiner, un exfuncionario del servicio ferroviario helvético (CFF) que en 1983 decidió fundar Thermoplan, actualmente líder en la producción de máquinas de café para restaurantes.

Su acercamiento a Brasil no fue en absoluto tradicional. Su meta no era ir con corbata y portafolios a vender máquinas cafeteras.
No. Eterno apasionado del fútbol decidió atacar por otro frente: construir un estadio en la pequeña localidad de Weggis, Suiza, para el entrenamiento de la Selección Brasileña de Fútbol antes del Mundial de Fútbol que se celebró en Alemania en 2006.

Invirtió un millón de francos suizos en el proyecto, y consiguió que los seleccionados brasileños se trasladaran a sus apacibles dominios. “Plan con maña”, dirían los abuelos. Cada vez que la TV internacional seguía los entrenamientos de los jugadores, la marca Thermoplan aparecía por todo lo alto en los televisores de los cinco continentes.

El estadio FC Weggis –utilizado para el entrenamiento de jugadores de cuarta división- fue reacondicionado por Steiner y cambió su nombre por el de Thermoplan Arena.

Y aunque fue su amor por el balompié el que despertó la idea, lo cierto es que Steiner cumplió también su objetivo financiero: las ventas de máquinas Thermoplan aumentaron 55% en 2006.

Nuevo capítulo brasileño

Detrás de estas historias de helvéticos en Brasil se construirán otras nuevas.

Y ésta es justamente la razón por la cual la ministra suiza de Economía Doris Leuthard realiza esta semana una misión económica de cuatro días por Brasil.

Desde Sao Paulo, este martes (06.02) afirmó que “los intereses comunes de Suiza y Brasil son afianzar el crecimiento económico de ambas naciones y favorecer el desarrollo de las empresas.

“Pero para ello”, continúo, “se requiere un cuadro legal sólido”, dijo Leuthard.

A eso se debe que su cometido en el país sudamericano sea firmar un Acuerdo de Entendimiento con el gobierno que estrechará los lazos económicos entre las dos naciones.

Asimismo, iniciará negociaciones para que se establezca un Acuerdo de Protección para las Inversiones suizas en Brasil, y uno para evitar la doble tributación. Ambos fundamentales, porque el primero garantiza el respeto a los capitales suizos que se dirijan a Brasil; y el segundo impide que los empresarios (sobre todo pequeños y medianos) que decidan emprender proyectos en Sudamérica se vean obligados a pagar impuestos dos veces.

La gira de Leuthard proseguirá por Brasilia y concluirá en Salvador de Bahía, antes de su regreso a Berna el próximo viernes (09.02).

swissinfo/Andrea Ornelas

Brasil es el principal socio comercial de Suiza en América Latina, por encima de México y Argentina.

En materia de productos, Suiza exporta preponderantemente químicos, medicamentos y maquinaria a los brasileños; en contrapartida, les compra alimentos como frutos, legumbres, y el tradicional café.

La ministra de Economía Doris Leuthard visitará (07.02) una escuela técnica profesional fundada por suizos en São Paulo y también una fábrica de carburantes.

En Brasilia (08.02), se encontrará con el presidente Lula Da Silva; y concluirá la gira en Salvador de Bahía (09.02) en donde inaugurará una planta de Nestlé, junto con el mandatario brasileño.

Brasil posee un territorio de 8,5 millones de km2 (alrededor de 200 veces Suiza) y cuenta con una población de 188 millones de habitantes.

El ingreso per cápita de los brasileños es de 10.450 dólares, contra los 32.120 dólares de los suizos.

De los 600.000 suizos que viven en el extranjero (Quinta Suiza), 14.000 habitan en Brasil, es decir, 2,4% del total.

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