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¿Los relojeros suizos sobrevivirán al siglo XXI?

La revolución democrática de los relojes suizos de lujo

un reloj y una mano
El reloj de caja giratoria de Baillod ha causado revuelo en la comunidad relojera. Baillod

El empresario Thomas Baillod acaba de lanzar un reloj con caja giratoria (tourbillon) ‘Hecho en Suiza’ de menos de 5 000 francos (5 450 dólares), un golpe de mercadotecnia que demuestra que los relojes de gama media aún conservan un lugar plaza en una industria relojera cada vez más enfocada en el máximo lujo.

Patentado en 1801 por Abraham-Louis Breguet, el tourbillon sigue fascinando a los amantes de la alta relojería mecánica. Este mecanismo en forma de jaula giratoria contiene los “órganos” reguladores del reloj y fue diseñado para corregir las pequeñas perturbaciones que provoca la gravedad.

En el siglo XIX, muy pocos relojeros consiguieron imitar las habilidades técnicas del físico y relojero nacido en Neuchâtel. De hecho, hasta los albores de la década de 1990, los relojeros suizos solo habían fabricado menos de 1 000 relojes con caja giratoria.

>> Funcionamiento de un reloj de caja giratoria (video en inglés): 

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Sin embargo, durante los últimos 20 años, debido al renovado interés que ha despertado la mecánica y el auge de la demanda de relojes de lujo por parte de Asia, se han vendido decenas de miles de relojes de pulsera de marcas suizas en todo el mundo con ese mecanismo. Se trata de piezas cuidadosamente creadas y perfeccionadas por los mejores diseñadores del mundo, relojes que por su tipo de complicación (término usado en el sector para precisar que cuentan con elementos mecánicos que les conceden un valor añadido) suelen costar más de 100 000 francos suizos, lo que los predestina exclusivamente a una clientela adinerada.

Relojes espectaculares

Pero este tipo de reloj ahora es accesible por solo 4 700 francos suizos, incluidos los impuestos. Eso es lo que cobra Baillod, fundador de la empresa emergente relojera BA111ODEnlace externo, en Neuchâtel, en el oeste de Suiza, por el modelo que desarrolló el relojero independiente Olivier Mory. Los primeros 220 modelos de la serie están a la venta en línea y serán entregados en abril. Los primeros 130, ya fueron vendidos.

“Mi objetivo es lanzar relojes espectaculares a precios accesibles. Quiero demostrar que es posible democratizar la alta relojería sin hacer concesiones en materia de calidad”, explica Baillod en sus oficinas al pie del castillo de Neuchâtel.

Retrato de Thmjas Baillod
Antes de fundar su propia compañía, Thomas Baillod trabajó 15 años en la venta y distribución de diversas marcas relojeras suizas. Samuel Jaberg/swissinfo.ch

El lanzamiento, a finales de 2021, del cuarto modelo de la joven marca BA111OD no pasó desapercibido en el microcosmos de la relojería suiza.

“Aunque se ha vuelto más común que hace unos años, el tourbillon sigue siendo el santo grial de las complicaciones relojeras. Y uno de los elementos más caros también. Hace seis años, el lanzamiento de TAG Heuer de un modelo de tourbillon fabricado en Suiza por menos de 15 000 francos provocó un acalorado debate en la comunidad relojera”, afirma Serge Maillard, periodista y codirector de ediciones especializadas de Europa Star HBMEnlace externo.  

Limitar los costos de distribución

Thomas Baillod ha logrado recortar en dos tercios ese precio.

“Los costos de producción son una pequeña fracción del precio del reloj, los ahorros potenciales están en la distribución”, subraya.

Afirma que no se trata, ni por azar, de ir a Asia en busca de suministros o de presionar a los proveedores locales para que abaraten sus insumos para ahorrarse unos cuantos francos. Los componentes del movimiento giratorio BA111OD están íntegramente fabricados por subcontratistas suizos, lo que permite utilizar la reputada etiqueta ‘Hecho en Suiza’.

Es en el frente de las ventas en donde Thomas Baillod ha desarrollado un concepto innovador que le permite reducir drásticamente sus costos. Al comprar un reloj, el cliente obtiene tokens -canjeables por productos o servicios- si anima a un cliente adicional a comprar un BA111OD.  Una aplicación lleva el rastreo de todas estas transacciones e invita al consumidor a convertirse en promotor y vendedor de más relojes.

Actualmente, la única forma de comprar un reloj BA1110D es mediante su sitio web, o a través de su aplicación, que elimina el costo de los distribuidores y agentes, lo que mantiene los costos de mercadotecnia en niveles mínimos. Con ello, la empresa emergente recupera los márgenes que suelen cobrar los intermediarios, que son casi 65% del precio de venta del reloj.

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Mano muestra un reloj suizo

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Relojería suiza: ocho cosas que hay que saber

Este contenido fue publicado en Le invitamos a descubrir una industria que sigue siendo el símbolo del saber hacer y de la precisión ‘Made in Switzerland’.

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El presupuesto publicitario también es “insignificante”: a diferencia de muchas marcas de relojes comunitarios -con registros válidos en toda la Unión Europea- que han surgido en los últimos años, BA111OD no inunda las redes sociales con publicidad, depende más bien de su comunidad de “afluentes”, un término que acuñó Baillod para llamar a los  “embajadores”,  “influentes” y “promotores” de sus productos.

Al lanzar un reloj altamente complejo y sofisticado por menos de 5 000 francos suizos, Baillod también pone indirectamente en evidencia a las marcas que se han llenado de ganancias fáciles durante los últimos años. “Algunas casas relojeras no dudan en cobrar a sus clientes hasta 12 veces el precio de costo de un movimiento tourbillon. Con nosotros, los márgenes están en un rango de entre 45% a 50%”, dice.

Pasarela asequible

Hugues Jeannerat, profesor de innovación y geografía económica en la Universidad de Neuchâtel, recibe con satisfacción el concepto creado por Baillod.

“Este reloj tourbillon está dirigido a personas apasionadas por la relojería que no pueden comprar relojes que cuestan decenas de miles de francos, pero que así acceden a cierta exclusividad”, dice.

“Es precisamente este segmento (de mercado) el que la industria relojera debe recuperar. Si no lo hace, corre el riesgo de desaparecer ante los ojos del público en general”, advierte.

Thomas Baillod con l cuatro relojes.
Thomas Baillod posa con los primeros cuatro ejemplares de su más reciente marca. Samuel Jaberg/swissinfo.ch

Serge Maillard está de acuerdo. “La industria relojera gozará de buena salud si los nuevos empresarios se interesen por ella. Este tipo de proyecto permite descubrir el potencial que tiene una nueva clientela ya que le abre una puerta accesible hacia los productos relojeros de calidad”.

Después de ser rechazado por muchas marcas establecidas, Baillod afirma que su principal ambición era demostrar la viabilidad de su concepto, razón por la que lanzó su propia gama de relojes mecánicos. Y a la luz de los hechos, su marca está ganando su plaza en el panorama de las nuevas empresas relojeras de moda. Ya está presente en unos 50 países a través de su comunidad de embajadores.

“Por el momento, mi preocupación es evitar una explosión descontrolada de la demanda. Imagínese si se encendiera la mecha en Estados Unidos: rápidamente nos enfrentaríamos a dificultades de entrega”, subraya.

Crecimiento exponencial

Fundada hace solo dos años, BA111OD consiguió una facturación de 1,5 millones de francos suizos en 2021 y estima que sus ventas sumarán 3 millones de francos este año. Un crecimiento exponencial que sugiere que la empresa tendrá ventas del orden de los 20 millones de francos en el año 2025.

Baillod también desea convertirse en un ejemplo para otros empresarios interesados en ofrecer relojes mecánicos de lujo con un valor de algunos cientos o miles de francos. Segmentos de precios fuertemente abandonados por una industria relojera suiza que está constantemente encareciendo el mercado, teniendo como corolario una drástica caída en la cantidad de los relojes producidos: 40% menos durante los últimos dos años.

“En la década de 1980, Nicolas Hayek (finado director del Grupo Swatch) revivió la industria relojera suiza automatizando y racionalizando los costos de producción”, dice Hugues Jeannerat. “Al combatir frontalmente los costos generados por el sistema de distribución, Thomas Baillod  ofreció un nuevo enfoque. No sé si tendrá éxito, pero su propuesta es muy inspiradora porque se aleja del modelo de una industria de los relojes de lujo que solo atiende a las personas que están nadando en dinero”.

Traducido del inglés por Andrea Ornelas

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