Más empleo en 2006, pero no para todos
En materia macroeconómica, 2006 quedará inscrito como el año más próspero de la década con un crecimiento del PIB cercano al 3%.
Si bien la confianza de los suizos y el empleo aumentaron en general, también lo hicieron el “trabajo negro” y la falta de oportunidades para los jóvenes.
El 2006 se convertirá, sin temor a errar, en el año más próspero para Suiza de la presente década.
Esto se debe a que la economía, medida a través de su Producto Interno Bruto o riqueza total generada por todos los sectores productivos durante un año, habrá crecido entre 2,8 y 3%. Y esto implica una curva de empleo que no se había visto en ocho años.
A continuación lo más relevante de la llamada “economía real” durante el 2006.
Llamado de atención
Si bien este año ha sido pródigo en resultados, durante el primer trimestre de 2006 el panorama no fue igual de contundente.
El 05.03, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó a Berna no confiarse en la dinámica de la economía mundial, e ignorar las reformas estructurales que aún tiene pendientes en dos ámbitos fundamentales para el país: seguridad social (pensiones), y apertura empresarial.
En un detallado análisis sobre la situación de Suiza, el FMI ya anticipó que la buena marcha de la zona euro tendría un efecto benéfico sobre la vecina Suiza, porque aumentaría el consumo de la población, y en consecuencia, las comandas que reciben las empresas para surtir sus productos.
Pero insistió en la importancia de incentivar la competencia entre empresas, y la apertura hacia grupos venidos del extranjero que obliguen a los nacionales a ofrecer más por menos, de modo que el consumidor final sea el beneficiario.
Y el FMI habló fuerte también a la Confederación Helvética, que es una de las principales responsables de las debilidades que hoy enfrenta Suiza en materia económica, ya que el manejo de las finanzas públicas ha permitido la acumulación de una deuda que parece no tener fin.
“Sin un saneamiento de cuentas (déficit estructural) el futuro está en riesgo, y sin reformas que le permitan aumentar sus ingresos, será imposible reorganizar las finanzas del gobierno”.
Por ello el FMI insistió en llevar a término reformas como la del Seguro de Invalidez (AI) o del Seguro de Retiro (conocido en Suiza como AVS).
La confianza contagia
Como se sabe, en economía los fenómenos “macro” llegan siempre con algunos meses de retraso al ámbito “micro”, es decir, a la economía familiar.
Por ello, aún cuando los pronósticos correspondientes al primer trimestre del año elaboradas por expertos como la Secretaría de Estado de Economía (Seco), el Banco Nacional de Suiza (BNS) o el UBS, ya daban voces anunciando que el PIB crecería más de lo previsto (2,5%) en 2006, los suizos no estaban del todo confiados.
Abril fue el mes que devolvió la confianza a los helvéticos quienes, por primera vez en cinco años, consideraron que la economía de sus hogares iba mejor y estimaron que este año podrían ahorrar más que en otros, según confirmó la Seco al presentar (11.05) la encuesta del Clima de Confianza de la Población.
La consulta –que incluye 1.100 hogares y se realiza trimestralmente desde hace más de 30 años- reveló que 7 de cada 10 suizos sentían que la economía vivía un periodo de prosperidad.
Sin embargo, 8 de cada 10 manifestaba un temor que ni el gobierno ni las empresas han sido capaces aún de conjurar: la falta de empleo.
Y las cifras que presentó la Seco en el verano confirmaron el optimismo de los expertos económicos.
El 10.08 la primera confirmó que la economía había crecido 3,2% durante el primer semestre del año debido a un repunte de la inversión, y a que los suizos habían decidido gastar más que en años previos.
La economía subterránea
La bonanza personal no fue una realidad que cobijara a todos los suizos este 2006.
Paradójicamente, fue este año también cuando en el verano (18.07), el Banco Mundial dio a conocer por primera vez, a través del documento llamado Doing Bussiness 2006, el estado de la economía informal en Suiza, un fenómeno del que se habla poco y es prácticamente ignorado por las cifras oficiales de la Confederación.
Uno de cada 11 suizos realiza algún trabajo “negro”, es decir, son trabajadores que cobran algún ingreso por lo que hacen, pero fuera de la ley. Con frecuencia, se trata de ocupaciones temporales.
Pero el fenómeno atañe hoy mismo a unos 300.000 trabajadores en Suiza, que si bien representa apenas la mitad del promedio de la Unión Europea, o apenas una sexta parte de los niveles de América Latina, es aún así un fenómeno que equivale hoy a poseer una economía subterránea o no declarada equivalente al 8,8% de la economía oficial.
Un problema ante el cual la Seco y la OFS simplemente guardan silencio. Las más de las veces hablamos de mujeres que consagran unas 30 horas semanales al trabajo doméstico en otras casas u oficinas, hombres que trabajan en el sector de la construcción o eventualmente en la restauración.
El lastre del desempleo
A principios de septiembre (04.09) se confirmó que la bonanza macroeconómica no llegó a todos los rincones con la misma fuerza.
La Oficina Federal de Estadística (OFS) informó que el desempleo alcanzó el nivel más bajo en ocho años al afectar sólo a 129.486 personas, es decir, al 3,3% de la población activa (suizos en edad y deseo de trabajar), pero esta tendencia favorable no lo fue para todo el mundo.
Los jóvenes se perfilaron como el grupo más golpeado por la falta de oportunidades.
Concretamente, los jóvenes de entre 15 y 19 años enfrentan una tasa de desempleo del 10,5%; y aquellos que tienen entre 20 y 24 años, registran una tasa del 8%.
Y eso no es todo, con el otoño (18.10) llegó otra evidencia desalentadora.
La proliferación de empleos no declarados es un problema cada vez más serio en Suiza, y la economía informal, una realidad.
Uno de cada 11 suizos laboran en la economía subterránea, es decir, a partir de contratos no declarados, según el Global Labor Institute, fundación de origen helvético basada en Ginebra, que estudia este fenómeno, ignorado oficialmente hasta hoy por las estadísticas de la Seco o la OFS.
Lo que implica que entre 250.000 y 300.000 suizos trabajen sin cobrar ingresos de forma periódica o regular.
Así, el 2006 se fue con buenas nuevas para los grandes sectores productivos, mejoras de ingreso y ahorro para el grueso de las familias, pero también con la agudización de problemas que hace algunas décadas eran mucho menores en Suiza como el trabajo informal o el desempleo juvenil.
El año 2007 sólo augura dar continuidad a lo visto.
swissinfo/Andrea Ornelas
El 2006 será el mejor año de Suiza de la década, porque el grueso de sus sectores productivos despegaron, y la economía creció dos veces más rápido que al principio del Milenio.
No obstante, fenómenos hasta hace poco comunes para los helvéticos, como el empleo informal, llegaron para quedarse. Casi siempre ligados a actividades como el campo, el cuidado de los niños, la limpieza doméstica o el turismo.
El Índice del Clima de Consumo elaborado por la Seco es un termómetro sobre el optimismo de la población con respecto al futuro económico del país, y este año fue especialmente positivo.
En Suiza hay 4,3 millones de trabajadores, de los cuales 1,1 millones son extranjeros.
Unos 125.000 trabajadores extranjeros podrían estar laborando en la economía subterránea en Suiza, según estimaciones del Banco Mundial.
El 41% de los suizos consiguió ahorrar “un poco más” este año, que en los cinco previos.
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