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Rechazo en las urnas a la nueva ley CO2

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La nueva ley CO2, rechazada en las urnas este domingo, habría podido significar un aumento en el precio de la gasolina y el diésel en Suiza. Keystone / Christian Beutler

La población suiza no quiere nuevas regulaciones ni más impuestos para reducir sus emisiones. La mayoría del electorado rechazó el domingo la nueva ley de CO2.

Tras tres años de debates en el Parlamento y una campaña que dividió tanto a los empresarios como a los movimientos climáticos, la nueva ley sobre el CO2 -considerada un pilar de la política climática de la Confederación- fue rechazada en las urnas el domingo. El texto fue vetado por el 51,6% de los votos.

Fueron los cantones más rurales los que inclinaron la balanza, en un tema de voto que provocó una participación electoral pocas veces vista en un domingo de votaciones en Suiza: 58,9%. Solo en cuatro citas anteriores en las urnas – en 1989, 1974, 1992 y 2016- se ha alcanzado una participaciónEnlace externo más alta que la registrada este domingo.

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Se trata de una victoria para la industria del petróleo y el transporte y, sobre todo, para el Partido Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora), el único que se opuso a la revisión en el Parlamento. En su opinión, la nueva ley era ineficaz y excesivamente gravosa para los ciudadanos y las empresas: habría costado a la comunidad y a la economía entre 30 000 y 40 000 millones de francos y la carga adicional para una familia de cuatro miembros habría sido de al menos 1 500 francos al año, argumentaron.

La legislación pretendía reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de Suiza para 2030 en comparación con las de 1990, de acuerdo con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo Climático de París. Se basaba en gran medida en el principio de “quien contamina paga”.

Aprobada por el Parlamento en septiembre de 2020, la nueva ley contenía medidas relacionadas con los vehículos de carretera, el tráfico aéreo, las emisiones industriales y la renovación de edificios. En particular, preveía un impuesto de entre 30 y 120 francos sobre los billetes de avión para los vuelos con salida de Suiza, un aumento de 5 a 12 céntimos por litro del recargo que los importadores de combustible podían aplicar a la gasolina y el gasóleo, y un aumento del impuesto sobre el CO2 del gasóleo.

Una ley equivocada

El mensaje de que una aprobación en las urnas de esta ley hubiese significado el aumento de los costos para que un auto circule, para calentar una casa y para ir de vacaciones fue recibido, indicó el diputado de la UDC, Mike Egger. En su opinión, una ley con tantos artículos dista mucho de ser liberal y enjaula la economía. La influencia global de Suiza, que ya ha hecho mucho por la protección del clima, es pequeña, dijo.

El rechazo de hoy también ha sido acogido con satisfacción por algunos activistas del clima. “La ley sobre el CO2 iba en la dirección equivocada: se dirigía a las personas y dejaba fuera a los grandes contaminadores”, señaló a la agencia noticiosa Keystone/ATS Franziska Meinherz, del comité por una ecología social, que también se opuso a esta revisión de ley.

“El resultado demuestra que la población no quiere medidas que provoquen un aumento de los precios” en la vida cotidiana, dijo Meinherz. La ley, añadió, habría definido la política climática durante diez años y Suiza habría seguido su trayectoria actual. En su opinión, para lograr la neutralidad climática en 2030, como exige el colectivo, hay que actuar primero en los sectores que más emisiones generan. Es decir, anotó, el mundo de las finanzas y los importadores de autos -Suiza es el país europeo que proporcionalmente más vehículos 4×4 importa.

Situación delicada para la política climática

Jürg Grossen, presidente del partido de los Verdes Liberales, se mostró sorprendido por el resultado. La población suiza ha sido engañada por los argumentos de los opositores, “que son sencillamente infundados”, dijo a la Radio y Televisión Suiza en lengua alemana SRF. No es cierto que todo cueste siempre más y que la gente habría sido puesta bajo tutela de la nueva normativa.

“La propuesta estaba probablemente demasiado cargada”, dijo la ministra de Medio Ambiente, Simonetta Sommaruga, en una conferencia de prensa. Las propuestas demasiado amplias siempre tienen dificultades para ganar respaldo ya que pueden ser atacadas en múltiples aspectos, dijo. El rechazo de hoy es un “no” a la revisión de la ley de CO2, pero no es una negativa a la protección del medio ambiente, subrayó. No obstante, reconoció que ahora es más difícil alcanzar los objetivos en el marco del Acuerdo Climático de París.

El “no” a la nueva ley pone a la política climática suiza en una situación delicada, reaccionó el comité a favor de la ley, que reunió a representantes de casi todos los partidos, científicos, actores económicos y organizaciones de protección del clima. A pesar del resultado negativo, “hay que tomar medidas para que Suiza pueda cumplir con sus compromisos en el marco del Acuerdo Climático de París”, señaló un comunicado.

(Adaptación del italiano: Patricia Islas)

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