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¿Nueva fórmula de concordancia entre los partidos?

Acuerdos secretos, consignas de voto y golpes escénicos de último momento, la elección parlamentaria de los miembros del Ejecutivo se ha vuelto impredecible. Keystone

La Asamblea Federal elige este miércoles a los miembros del Gobierno para la nueva legislatura. Parece obvia la asignación de un segundo asiento para la Unión Democrática de Centro (UDC). Pero es bastante menos claro si la nueva distribución de los puestos en el Gobierno, con base en la fuerza electoral, será suficiente para restablecer un modelo de concordancia entre los principales partidos, después de años de tensión.

La renovación del Consejo Federal por el Parlamento, este miércoles en Berna, permitirá casi seguramente a la UDC disponer nuevamente de dos ministros en el Ejecutivo. Pero todavía quedan muchas preguntas abiertas. Últimamente, la elección de los miembros del Gobierno ha sido fuente de tensiones entre los principales partidos políticos y de episodios de tono casi dramático para la política suiza, más bien tranquila. Especialmente cuando conciernen a representantes de la UDC.

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El que era el más pequeño de los cuatro partidos en el Gobierno, pasó desde los años 90, a posiciones de derecha, anti-UE y antiextranjeros, recogiendo desde entonces una larga serie de victorias electorales. El extraordinario ascenso de la UDC ha alterado el equilibrio político nacional, caracterizado largo tiempo por una estabilidad sin precedentes en Europa, y ha abierto una nueva fase de lucha por el reparto de asientos en el Ejecutivo. Desde 1959, los siete puestos del Gobierno se distribuyeron de manera sistemática sobre la base de un principio de concordancia: 2 escaños para el Partido Liberal Radical (PLR), 2 para el Partido Demócrata Cristiano (PDC), 2 para el Partido Socialista (PS) y uno para la UDC.Convertida en 1999 en la mayor fuerza política de Suiza, la UDC logró obtener cuatro años más tarde un segundo puesto en el Consejo Federal, con la elección de Christoph Blocher. El líder del partido de la derecha, acusado de no respetar la concordancia en el Gobierno, no fue confirmado en el cargo en 2007 por una mayoría de centro e izquierda en el Parlamento. En su lugar fue electa Eveline Widmer-Schlumpf, representante también de la UDC, pero considerada más moderada. Originaria de los Grisones, y repudiada por su partido por haber aceptado la elección, la nueva ministra se unió en 2008 al Partido Burgués Democrático (PBD).

Después de haber gobernado durante ocho años, Eveline Widmer-Schlumpf se vio obligada a presentar su dimisión hace unas semanas. Su presencia en el Gobierno se había vuelto aún más difícil después de las elecciones legislativas del 18 de octubre, cuando los votos del PBD se redujeron a 4,1%, mientras que los de la UDC aumentaron a 29,4%, un resultado de proporciones históricas. El derecho de esta formación política a ocupar un segundo asiento en el Gobierno ya casi no está impugnado por los otros grandes partidos, pero queda por ver quién será el representante. 

Democracia de concordancia

A diferencia de muchas otras democracias, fundada en el principio de la mayoría, el sistema político suizo se ha basado durante mucho tiempo en un principio de concordancia; es decir, en la búsqueda de acuerdos amistosos y soluciones de compromiso entre los principales partidos.

Bajo este sistema, los partidos participan de manera proporcional a su fuerza electoral.

Así, desde 1959 los cuatro grandes partidos se han dividido los puestos del Gobierno con base en una fórmula que se mantuvo sin cambios hasta 2003: 2 PLR, 2 PDC, 2 PS y 1 UDC.

El ascenso de la UDC puso fin a este largo período de estabilidad. Hasta ahora, los partidos gobernantes no han logrado definir un nuevo modelo de concordancia: desde el 2003, la distribución de los puestos entre las principales fuerzas políticas ha sido modificada cinco veces. 

Tres candidatos oficiales

Después de la experiencia de Blocher, la UDC se presenta a la elección del Gobierno con tres candidatos que no forman parte de sus halcones ni tienen el más alto perfil del partido. Sin embargo, los tres corresponden a la línea más intransigente de la fuerza de derecha en los temas principales. La UDC ha jugado esta vez la carta de la cohesión nacional y presenta candidatos pertenecientes a las tres principales regiones lingüísticas.

Thomas Aeschi (36 años) llegó apenas en 2011 a la Cámara baja como representante del cantón de Zug, pero figura entre la nueva generación de la UDC. Consultor de negocios, se graduó, entre otros, en Administración Pública en Harvard, hizo una carrera relámpago y ya ha mostrado sus habilidades en el Comité de Finanzas. Habilidades que se encuentran entre sus puntos fuertes, junto con un buen conocimiento del inglés y el francés. Entre sus puntos débiles, a los ojos de muchos parlamentarios, está su proximidad con Christoph Blocher.

Guy Parmelin, diputado del cantón de Vaud, cuenta con una larga experiencia parlamentaria. De 55 años, este agricultor forma parte de la Cámara baja desde 2003, de la que sin embargo no ha logrado pasar. También es considerado por sus opositores como una persona conciliadora, que podría jugar un papel consensual en el Gobierno. Su elección permitiría a la UDC ser representada por primera vez por un ministro de la Suiza de expresión francesa, con la esperanza, entre otras, de ampliar su base electoral en esa región. Sus conocimientos de alemán e inglés han causado un cierto sarcasmo en los últimos días.

Norman Gobbi (38) se licenció en Ciencias de la Comunicación en Lugano, entre 2010 y 2011 fue miembro de la Cámara baja como representante de la Liga del Tesino, y se unió hace apenas unos días a la UDC, en vista de su candidatura. Elegido en 2011, en el gobierno cantonal, es el único de los tres candidatos que podría ser considerado para un puesto al nivel Ejecutivo. Sus oponentes le reprochan sus expresiones racistas de los últimos años y el hecho de ser miembro de un partido político, la Liga del Tesino, que siempre ha utilizado un tono agresivo, inusual en la política suiza. Su elección permitiría al Tesino tener nuevamente, desde 1999, un representante en el Consejo Federal.

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Concordancia más difícil

Los tres candidatos de la UDC han provocado reacciones encontradas en los otros partidos. Las mayores reservas se relacionan con el hecho de que los tres apoyan la posición oficial de la UDC sobre el tema que causa mayor fricción con las otras fuerzas políticas, a saber, el futuro de los acuerdos bilaterales con la UE. El partido de derecha exige que su iniciativa para un freno a la inmigración, aprobada por el pueblo el año pasado, se aplique al pie de la letra, aun a riesgo de poner en peligro las relaciones con la UE, el principal socio económico de Suiza.

El PLR y el PDC, sin embargo, se ha manifestado dispuestos a elegir a uno de los tres y también el PDC. En la izquierda, los Verdes no quieren elegir a ninguno de los tres seleccionados, mientras que los socialistas parecen optar por otro miembro de la UDC, de posiciones más moderadas. La maniobra funcionó hace ocho años con la elección de Eveline Widmer-Schlumpf, pero esta vez parece mucho más difícil. La UDC ha escrito en sus estatutos que cualquier representante electo en contra de la voluntad del partido, será excluido automáticamente.

Por tanto, es probable que a partir del próximo año, el partido de derecha vuelva a ser representado en el Gobierno por dos ministros, de conformidad con su fuerza electoral. Pero, incluso en ese caso, todavía no se puede predecir un retorno al modelo de concordancia que había caracterizado durante décadas la política suiza. Las divisiones entre derecha, centro e izquierda se han ensanchado en los últimos años y Suiza pueden encontrarse en problemas frente a decisiones de temas fundamentales, como el freno a inmigración y las relaciones con la UE, para los cuales no se perfilan soluciones de compromiso.

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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