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La alimentación en todas sus salsas

El Alimentarium, rico menú de historia de los alimentos. Alimentarium

El Alimentarium, museo de la alimentación, en Vevey, permite encontrar el sentido y redescubrir el gusto en nuestra relación diaria con la cocina y los alimentos.

El centro ofrece una ocasión para comparar nuestros hábitos alimentarios con los de otros continentes y otros pueblos.

El Alimentarium propone una exposición temporal por año y una muestra permanente dividida en 4 capítulos: producir/comprar, cocinar, comer y digerir. El museo quiere en primer lugar ilustrar las complejas relaciones históricas, sociales, sicológicas y físicas que vinculan al ser humano con la alimentación.

El visitante tiene, entre otras cosas, la posibilidad de seguir el trabajo de un equipo de cocineros que participa en la preparación de la propia comida. Financiado en un 80% por la Fundación Nestlé, el museo cuenta con un presupuesto anual superior a los dos millones de francos suizos.

En los primeros años de la década de 1860, Henry Nestlé, farmacéutico de la ciudad de Vevey, pero de origen alemán, inventó la leche condensada.

Fue una revolución. Hasta entonces difícil de conservar, la leche era relativamente poco utilizada en la alimentación europea, sobre todo, en las ciudades. Y, en aquellos tiempos, la falta de soluciones alimenticias para sustituir la leche materna –no siempre disponible o asimilable- era aún una de las causas principales de la mortalidad infantil. En Suiza, uno de entre cada 5 niños moría.

En 1867, en Vevey, la harina láctea del ingenioso farmacéutico y comerciante permitió salvar a un niño nacido precozmente, que rehusaba la leche materna o cualquier otro alimento. La noticia se extendió por toda la región. En pocos años la leche condensada conquistó el mercado suizo y luego el mercado mundial.

Después de la leche siguieron el chocolate, el café en polvo, los helados y, ahora, los llamados ‘alimentos funcionales’. Actualmente, Nestlé es la mayor empresa suiza. Figura entre los 30 principales grupos industriales del mundo.

Además de una u otra adquisición de empresas, en 1985 el coloso de Vevey pudo ofrecerse también un museo que sólo podía estar consagrado a la alimentación: el Alimentarium, situado en un espléndido edificio neoclásico, en las orillas del Lago Leman.

Alimentación y cultura

“No es un museo empresarial en el sentido de que estamos hablando de Nestlé. Se trata de un museo de la alimentación en los diferentes aspectos que interesan a la humanidad”, explica Martin R. Schärer, director del centro.
El tema es tan vasto que ni siquiera el museo de un gigante mundial del sector puede permitirse abordar de una manera exhaustiva.

Desde la prehistoria, hasta las grandes civilizaciones; desde la Edad Media y la Revolución Industrial, hasta nuestros días, en la alimentación no sólo se refleja la lucha por la supervivencia, sino también las culturas de los pueblos durante siglos y milenios.

“Especialmente en los últimos tiempos la alimentación ha adquirido un rol social cada vez más importante. Pensemos sólo en las cuestiones relativas a la higiene, la seguridad alimentaria, las modas gastronómicas y la obesidad”, precisa Martin R. Schäerer.

Ante la amplitud del tema, los responsables del museo decidieron explicar la compleja relación entre el hombre y los alimentos, partiendo de 4 temas aparentemente simples: producción/compra, cocina, comidas y digestión.

Secretos de la conservación

“Entre los grandes cambios de la alimentación figura el paso de la producción de la cocina a la fábrica. Hoy, con los llamados ‘convinience food”, una gran parte de los alimentos se producen a escala industrial”, añade el director del museo.

Esta es una tendencia que seguramente ha empobrecido la cultura gastronómica, aunque, al mismo tiempo, las nuevas técnicas de producción y conservación –alimentos enlatados y congelados- han reducido, durante el último siglo, la dependencia del hombre respecto a la naturaleza y, por ende, los riesgos de carestía.

Aún durante la Edad Media, recuerda el museo, el hambre estaba ligada a los caprichos del tiempo o a los grandes parásitos. Si todavía existen 800 millones de personas mal nutridas se debe sobre todo a un problema de repartición de las riquezas mundiales.

Pero, incluso antes de la leche condensada, el hombre conocía diversos modos de conservación de los alimentos. La exposición del museo permite descubrir y comprender los secretos de la fermentación, desecado, salazón y concentración.

Fin de las estaciones

La renuncia a la alimentación no siempre se ha debido sólo al hambre. A menudo también ha sido dictada por reglas sociales o de carácter religioso. Varias religiones prohiben algunos alimentos y prescriben períodos de dieta.
En este sentido El Alimentarium permite dar una mirada a la alimentación en nuestro planeta y comparar nuestros hábitos con los de otros pueblos.

“Esta confrontación con las gastronomías de otras regiones del mundo permite comprender la importancia de la variedad en proporciones mundiales y relativizar nuestras opciones. Aquello que apreciamos y comemos representa sólo una entre muchas posibilidades”, subraya Schärer cuando recuerda que el museo es también una invitación a la tolerancia.

Tanto más cuanto que, como recuerda la exposición, muchos de nuestros alimentos corrientes tienen su origen en otros continentes o son importados de países lejanos.

Otro gran cambio en la alimentación durante las últimas décadas está ligado al hecho de que una gran parte de los géneros alimentarios ya no se limitan a una sola estación climática”, observa el director.

Despertar de los cinco sentidos

La alimentación también es sinónimo de placer sobre todo en los países más favorecidos. La buena cocina despierta los cinco sentidos, provocando sensaciones agradables. La exposición ofrece la posibilidad de poner a prueba nuestros sentidos cuando permite al visitante encontrar o adivinar gustos, perfumes, colores e incluso ruidos de los alimentos entre nuestros dientes.

No menos interesante es el capítulo dedicado a la digestión y a la malnutrición: desde los efectos del alimento en el cuerpo y la salud, hasta los excesos alimentarios. Esta es otra ocasión para revisar nuestra relación con los alimentos como concluye Martin R. Schärer: “me doy por satisfecho si la muestra permite redescubrir la importancia de la alimentación, a menudo poco considerada en nuestro modo de vivir”.

swissinfo, Armando Mombelli
(Traducción: Jaime Ortega)

1985: inauguración del Alimentarium, en Vevey.
2002: reapertura después de reformas del edificio y de la muestra permanente.
2003: 60.000 visitantes.

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