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La batalla política del 16 de mayo

Para el PS el paquete fiscal afecta los intereses de los menos favorecidos. Keystone

El paquete fiscal que votarán los suizos tendría un elevado costo para los cantones, que lo rechazan junto con la izquierda.

A favor de las nuevas deducciones están la derecha, la iniciativa privada y el Gobierno. Partidarios y enemigos gastarán una fortuna en tratar de convencer a la población.

El paquete de reformas fiscales que votarán los suizos en referéndum el próximo 16 de mayo ha desatado una cruenta batalla política desde febrero. Nadie quiere ceder. El Gobierno, los cantones, los partidos políticos y el empresariado defienden sus argumentos como la verdad absoluta que habrá de beneficiar a la población.

Lo cierto es que este nuevo paquete impacta a las pensiones futuras de los jubilados, incluye deducciones para las familias, solteros, un nuevo régimen fiscal para la adquisición de vivienda y beneficios para las grandes empresas. Sin embargo, estas medidas no son el móvil que conduce a los distintos actores políticos.

Su preocupación central está en determinar qué parte de la factura pagará cada uno. Y es que el hecho de otorgar nuevas concesiones a los suizos costará 4.000 millones de francos al año en tiempos en los que las finanzas públicas son altamente deficitarias.

El origen del conflicto

En un recuento brevísimo podemos decir que la necesidad de un nuevo paquete fiscal se formalizó el 28 de febrero del 2001, cuando el Gobierno propuso una serie de reformas al sistema impositivo vigente.

El Consejo Nacional (cámara baja) se hizo cargo del asunto en el otoño del 2001 y, un año más tarde, el Consejo de los Estados (cámara alta) hizo lo propio.

El trabajo legislativo fue intenso y se logró un proyecto parlamentario final hasta el verano del 2003.

Éste era sólo el inicio de los problemas, ya que 11 cantones helvéticos expresaron inmediatamente su disconformidad porque las nuevas deducciones afectarían directamente a sus finanzas.

La posición cantonal

Los principales inconformes, y los costos estimados que habrán de enfrentar, son: Zúrich (465 millones de francos anuales); Berna (337 millones); Vaud (253 millones); Basilea Ciudad (149 millones); Ginebra (142 millones); Lucerna (140 millones); Los Grisones (134 millones); Valais (122 millones); San Gall (121 millones), y Argovia (116 millones).

“Si más de una decena de cantones estamos en desacuerdo, y por primera vez en la vida exigimos la utilización del referéndum contra esta decisión del gobierno federal es porque el paquete es una bomba de tiempo”, dijo Luigi Pedrazzini, presidente de la Conferencia de Gobiernos Cantonales y Consejero del Tesino (18.03).

Las administraciones cantonales absorberían más de 2.000 millones del costo total del paquete fiscal, precisó el Ministro de Hacienda, Hans-Rudolf Mertz, férreo defensor de este proyecto.

Los cantones aseguran que sólo les quedaría aumentar los impuestos o endeudarse.

El pequeño “olvido” fiscal

Uno de los temas que han acaparado la atención de los medios de comunicación es la llamada ‘progresión en frío’, que a su vez deriva en la ‘compensación por encarecimiento’.

Ambos conceptos se han politizado (ver explicación en En Dos Palabras), pero esencialmente implican compensar a los suizos por el efecto que tiene la inflación sobre su carga tributaria.

En los primeros días de marzo corrió el rumor en la prensa de que “si los suizos apoyaban el paquete fiscal del 16 de mayo, perderían el derecho a la compensación por encarecimiento”.

Era cierto. El gobierno se “había olvidado” de este compromiso y consideró que con las deducciones era más que suficiente. Tras el escándalo mediático, éste corrigió de inmediato a través de un proyecto de Ley enviado al Parlamento -bajo procedimiento acelerado- (05.03) para garantizar a los suizos que sí tendrán compensación por la erosión inflacionaria.

El tema quedó zanjado favorablemente (16.03) y el beneficio seguirá vigente sin importar en qué sentido voten en el referéndum.

Voces en contra

La izquierda suiza dice: “No al timo fiscal”.

El Partido Socialista afirma que debajo del disfraz de las desgravaciones hay un paquete que regala a los ricos en detrimento de aquellos que tienen menos.

“Sólo la gente cuya renta supera 150.000 francos aprovechará realmente. Se introducen privilegios para los propietarios de un chalet y desventaja para los arrendatarios”.

El PS, por su parte, exige sobre todo que el gobierno compense la progresión en frío (tema que ya quedó resuelto). Su argumento central es que se trata de un derecho que confiere la Constitución.

Y para convencer a los suizos, el PS destinará 160.000 francos para una campaña de visualización que entrará en vigor en abril en las nueve principales ciudades del país. Del total, 15.000 francos se utilizarán en la instalación de los paneles electrónicos publicitarios en Zúrich, Berna, Basilea y Ginebra.

Voces a favor

La derecha y el empresariado están a favor del paquete fiscal helvético porque están en pro del saneamiento de las finanzas públicas y porque no quieren que la iniciativa privada pierda una serie de concesiones fiscales cuando se realicen grandes transacciones con la banca internacional que opera en Suiza.

Por su parte, Hans-Rudolf Merz asegura también que este paquete es la mejor opción que tienen los suizos, y que rechazarlo no resolvería absolutamente nada, agrega.

Economiessuise, en voz de su director Rudolf Ramsauer, ha destacado que Suiza es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que menos crecen y con una fiscalidad desbordada que debe corregirse.

Afirma también que debe hacerse frente al envejecimiento de la población y todos los retos están vinculados, por lo que una degradación de la hacienda pública no le conviene a nadie a estas alturas.

La moneda está en aire y los suizos definirán que cara muestra el próximo 16 de mayo.

swissinfo, Andrea Ornelas

¿Qué es la progresión en frío?

Suiza tiene un sistema tributario único a escala mundial, avalado por su Constitución y por la Ley del Impuesto sobre la Renta, en el que contempla la llamada ‘progresión en frío’ y la ‘compensación por encarecimiento’.

Esencialmente, se trata de evitar que la carga de los contribuyentes aumente debido a la inflación.

Funciona así:

Cada vez que la inflación acumulada suma 7% -lo que en Suiza sucede cada siete años o más- el gobierno helvético se obliga automáticamente a aligerar la carga de sus contribuyentes.

De lo contrario, la población estaría pagando más impuestos casi sin darse cuenta, pues la inflación erosiona sus ingresos.

Por ejemplo, una pareja con ingresos anuales conjuntos de 100.000 francos -suizos en 1997, siete años más tarde puede seguir ingresando los mismos 100.000 francos (en términos nominales), pero su dinero valdrá menos. Será equivalente a 93.000 francos de 1997, de ahí que su carga tributaria deba reducirse ligeramente.

La última ‘compensación por encarecimiento’ suiza se realizó en 1995 y la próxima está prevista para el 2007. Implicará pérdidas para el fisco por 170 millones de francos a partir del 2008.

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