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La catedral de la sal de Riburg

Modelo de la futura catedral de la Sal en Riburg, cantón Argovia. (Foto: Rheinsaline Riburg) swissinfo.ch

Bajo la mayor cúpula de Suiza, que se inaugurará en el 2005 en el cantón Argovia, se encuentra un almacén de sal.

La construcción pone de relieve la importancia que tiene la única materia prima del país alpino.

Riburg, localidad situada en el cantón de Argovia, a pocos kilómetros de la frontera con Basilea, es la segunda explotación salina del Rin.

Es allí donde la empresa ‘Schweizerische Rheinsalinen’ (minas de sal del Rin) va a inaugurar el próximo año un almacén de 31 metros de altura por 93 metros de diámetro, concebido para guardar hasta 80.000 toneladas de sal.

La construcción, tan grande como una iglesia, estará dedicada exclusivamente al almacenamiento de la única materia prima que tiene Suiza.

Descubrimiento de un alemán

En el pasado, la demanda anual de sal era de ocho kilos por persona. Hacia 1920, la cantidad aumentó hasta doce kilos, pero hoy se sitúa en seis kilos.

El motivo de este drástico descenso se debe a que hoy prácticamente no se utiliza la sal para conservar los alimentos.

Hasta 1837, los yacimientos salinos de Bex – descubiertos en 1475 y ubicados en el territorio del cantón de Vaud – fueron la única reserva de sal de Suiza. Para extraer la materia prima antes se requerían procedimientos complicados y la producción no era suficiente para satisfacer la demanda del país.

Había que importar sal del extranjero. Pero el tiempo de entrega de los pedidos era largo y el transporte desde el sur de Francia duraba entre seis y ocho semanas. Y a veces, con la crecida de las aguas del Ródano, el tiempo de espera podía duplicarse.

A los costes de transporte había que sumar el pago de un derecho de pasaje en los cerca de 70 puestos de aduana. Así la sal era 16 veces más cara en Suiza que en el lugar de producción.

Por eso no sorprende que el descubrimiento de importantes reservas de sal en territorio helvético causara auténtica sensación en el siglo XIX.

Fue mérito del alemán Carl Christian Friedrich Glenck, quien descubrió el primer yacimiento salino cerca de Basilea. La primera mina de sal suiza a orillas del Rin se inauguró el 7 de junio de 1837.

Hoy la venta de sal en Suiza es todavía monopolio del Estado. “O más bien, son los cantones que tienen el monopolio del comercio de la sal”, precisa Jürg Lieberherr, director de las minas de sal del Rin, que abastecen todo el país, a excepción del cantón de Vaud, que se suministra en Bex.

Sal para las carreteras

Pero la sal no es un producto como los otros. Hasta un tercio de las 400.000 o 500.000 toneladas que producen anualmente las minas de sal del Rin se utilizan en la red de carreteras helvéticas para descongelar la nieve en invierno.

Claro que resulta imposible saber cuán grande va a ser la demanda. El consumo aumenta drásticamente en los inviernos muy fríos, como los de 1999 y el 2003.

De forma general, el consumo ronda las 2.000 toneladas por día, pero puede aumentar hasta 6.000 toneladas. Cuando se dispara la demanda se agotan las reservas almacenadas y no queda más remedio que importar sal del extranjero a un precio más elevado.

Las ventajas de la madera

No son las minas salinas las que fijan el precio, sino el mercado. Por eso es primordial que los costes de almacenamiento sean mínimos.

“En eso hemos sido muy estrictos. A pesar de los elevados costes de la mano de obra y de los materiales en Suiza, la tonelada de sal almacenada tenía que ofrecer un mejor precio que otros almacenes de dimensiones análogas”, explica Jürg Lieberherr.

De ahí el recurso a la madera, mucho más resistente a la corrosión que el metal o el hormigón, algo de lo que se felicita Felix Lüscher, guardia forestal de la región.

Según él, “la madera vive un nuevo auge como material de construcción”. Y además se calcula que los 400 pinos que se necesitan vienen del bosque de Rheinfelder, vuelven a crecer en pocas semanas.

“Si hacemos un cálculo con relación al conjunto de la superficie forestal de Suiza, la madera necesaria para la construcción de la catedral de la sal se puede renovar en dos horas. Y esto sí que es desarrollo sostenible”, concluye Felix Lüscher.

swissinfo, Urs Maurer
(Traducción: Belén Couceiro)

Depósito de sal de Riburg:

31 de altura
93 metros de diámetro
capacidad para almacenar 80.000 toneladas
500.000 toneladas de producción anual

La venta de sal en Suiza es monopolio de los cantones que todos – a excepción del de Vaud – han confiado a la sociedad de gestión de las minas de sal del Rin, ‘Schweizer Rheinsalinen’.

La empresa, con sede en Pratteln, es responsable de la producción de sal para todo Suiza.

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