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La energía nuclear divide opiniones en Suiza

Sala de mando de la central nuclear de Muehleberg, en el cantón de Berna. Keystone

El proyecto de ley sobre energía nuclear que el Gobierno federal ha sometido a consulta no halla el eco esperado. Demasiado restrictiva, dicen los amigos del átomo y los partidos burgueses, mientras la izquierda insiste en la supresión de esta tecnología.

40 por ciento de la corriente eléctrica producida en Suiza proviene de cinco plantas nucleares. No sorprende entonces el debate en torno a la importancia y a los riesgos de esta fuente.

Tras el trágico accidente de Chernóbil (Ucrania) en 1986, las corrientes contrarias a la energía nuclear lograron la imposición de una moratoria a la construcción de nuevas centrales. Más tarde fue presentada la iniciativa “Energía sin átomos”.

El Gobierno federal propone, por su parte, una ley revisada que no logra satisfacer a los sectores interesados. El “lobby” del átomo y de los partidos conservadores cree que va “demasiado lejos” al querer prohibir el tratamiento de combustibles usados en el extranjero.

La Asociación Suiza para la Energía Atómica y la Unión de Centrales de Electricidad de Suiza no ven inconveniente alguno en confiar a firmas extranjeras el reciclado de desechos radioactivos, si éstas cumplen los requisitos exigidos.

Los combustibles nucleares utilizados en las centrales helvéticas son recuperados en las fábricas de La Hague (Francia) y Sellafield (Gran Bretaña). El material regenerado a partir de uranio y plutonio puede ser nuevamente empleado en las centrales nucleares.

En el anteproyecto, el Gobierno renuncia a poner límite al tiempo de explotación de las cinco centrales nucleares. La oportunidad de tal medida será examinada a la luz de los resultados que arroje la consulta que concluye esta semana.

Los sectores pro atómicos y el “lobby” de la electricidad se oponen al establecimiento de plazos y exigen más bien que el tiempo de vida de las plantas atómicas seguras sea prolongado, en función de las elevadas inversiones que conlleva.

Los partidos burgueses, el Radical, Demócrata Cristiano y la Unión Democrática de Centro, apoyan este argumento, aunque con algunos matices. Uno de ellos es el de la UDC que, llegado el caso, abogaría por un plazo de 60 años.

La posición es distinta en la izquierda. El Partido Socialista Suizo (PSS) y los Verdes siguen exigiendo la supresión total de la energía nuclear. “Las centrales atómicas suizas no tiene futuro en un mercado de la electricidad liberalizado”, sostienen los socialistas.

A este argumento añaden que no se puede excluir el potencial riesgo de una situación parecida a la de Chernóbil. “Convencido de que el átomo es controlable e indispensable para el suministro de energía, el Gobierno federal persiste en una lógica superada, distante de las realidades de hoy”, añade el PSS.

Los socialistas apoyan, en consecuencia, la iniciativa “Energía sin átomos” y reclama el cierre de todas las centrales nucleares en un período de 30 años.

La ausencia de un plazo determinado es la principal laguna en el texto del anteproyecto, afirman las organizaciones ecologistas Greenpeace, Fondo Mundial para la Naturaleza, Fundación Suiza de la Energía y los autores de la iniciativa citada.

Estas organizaciones saludan, en cambio, que el proyecto quiera prohibir el reciclado de desechos nucleares. El resultado de la actual consulta a todos los sectores involucrados echará más luces sobre el futuro de la energía nuclear en Suiza.

swissinfo y agencias

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