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¿La ONU se volverá obsoleta?

El coronavirus será una “prueba decisiva” para el sistema de la ONU

Una reportera con cámara en una rueda de prensa en la OMS
Una periodista asiste el 6 de marzo a una reunión informativa sobre COVID-19 en la sede de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra. La OMS ha desempeñado un destacado papel, no exento de críticas, en la lucha contra el virus. Martial Trezzini/Keystone

La pandemia está poniendo a prueba los límites del sistema de Naciones Unidas -indican algunos expertos desde Ginebra y Nueva York-, mientras se agudizan los problemas de financiación y continúa el cruce de acusaciones entre Estados Unidos y China por su responsabilidad en la pandemia.

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La ONU cumple su 75 aniversarioEnlace externo este año. Lo que podría haber sido un año de celebraciones se está convirtiendo en un año de crisis. António Guterres, secretario general, ha calificado a la pandemia como “la crisis más amenazadora a la que se ha enfrentado la ONU desde la Segunda Guerra Mundial”. 

Richard Gowan supervisa el trabajo de apoyo del Grupo Internacional de Crisis en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
Richard Gowan supervisa el trabajo de apoyo del Grupo Internacional de Crisis en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. International Crisis Group

La Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra, ha desempeñado un destacado papel en la lucha contra el virus, aunque ha sido también objeto de duras críticas, la mayoría de la administración Trump, por la posición adoptada con China. Otras agencias de la ONU y organizaciones internacionales se han visto también en dificultades para reaccionar bajo las medidas de confinamiento.

Hasta ahora, las respuestas de los Estados miembros a la pandemia han sido casi siempre unilaterales y el Consejo de Seguridad de la ONU ha mantenido un llamativo silencio. Se reunió por videoconferencia por primera vez el 9 de abril y después emitió una escueta declaración expresando su apoyo a los esfuerzos de Guterres y haciendo un llamamiento a la necesidad de unidad.

En entrevistas separadas, Richard GowanEnlace externo, que supervisa el trabajo de apoyo del Grupo Internacional de Crisis en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, y Thomas BierstekerEnlace externo, profesor de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en el Geneva Graduate Institute (Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra) comparten sus reflexiones sobre lo que está en juego en la respuesta de la ONU a la pandemia.

Thomas Biersteker es profesor de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en el Geneva Graduate Institute.
Thomas Biersteker es profesor de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en el Geneva Graduate Institute. Graduate Institute

swissinfo,ch: ¿Representa realmente esta pandemia “la hora de la verdadEnlace externo” para la ONU y el sistema multilateral, como ha insinuado Guterres?

Richard Gowan: Es una prueba decisiva para la relevancia de la ONU en el siglo XXI. Si finalmente los Estados miembros de la ONU llegan a trabajar juntos para contener la enfermedad y si las agencias de la ONU consiguen desempeñar un papel relevante en la coordinación de esa lucha, eso sería una prueba de por qué es importante el multilateralismo. Sobre todo, es crucial para los países pobres y débiles, que probablemente sean los que necesiten una mayor ayuda técnica y económica para gestionar las consecuencias de la COVID-19. Sin embargo, si los gobiernos no logran coordinarse y siguen manteniendo enfoques fragmentados y nacionalistas para limitar la propagación de la enfermedad, mucha gente acabará pensando que la ONU ya no tiene ningún sentido. Y eso podría tener consecuencias negativas para cuestiones como el cambio climático o los derechos humanos.

Thomas Biersteker: La reacción inicial de la mayoría de los países parece ser el cierre de fronteras y obviar el sistema multilateral. En cierto sentido, eso no es ninguna sorpresa. Definitivamente, el multilateralismo se encuentra en un momento crítico, pero es demasiado pronto para decir cuáles serán las consecuencias. Creo que cuanto más experimentemos los efectos de esta descoordinación de medidas, nos daremos cuenta mejor de las limitaciones de actuar solo a nivel nacional.

swissinfo.ch: ¿Cómo explica la inacción del Consejo de Seguridad ante la pandemia? 

R.G.: La mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad quiere actuar ante la crisis, aunque es importante reconocer que el Consejo no puede ni debe reemplazar a la OMS en la dirección de las medidas sanitarias internacionales. Pero como mínimo el Consejo debería abordar el probable impacto de la pandemia en la estabilidad y seguridad de algunas regiones como África y Oriente Medio, en línea con el llamamiento del secretario general a un alto el fuego global. La principal razón por la que no ha actuado es la tensión entre China y Estados Unidos. Los estadounidenses han insistido en que cualquier resolución del Consejo sobre la enfermedad debe hacer referencia explícita a su origen chino, cuestión que Pekín se niega a aceptar. Las principales potencias del mundo se están entregando a un absurdo juego de culpabilidades en un momento de crisis.

“Las principales potencias del mundo se están entregando a un absurdo juego de culpabilidades en un momento de crisis”  Richard Gowan

T.B.: Existe en el Consejo un conservadurismo inherente que le dificulta ir mucho más allá del lenguaje protocolario y que no facilita la innovación. Curiosamente, China es reticente. Los chinos son muy celosos de la idea de soberanía nacional y se ponen realmente nerviosos cuando se habla de ampliar el mandato del Consejo, si esto afecta a la autoridad de un Estado. Sospecho que, debido a la acerba crítica de EE.UU., China no quiere verse como destinataria de una resolución del Consejo de Seguridad. Por lo tanto, actúa de manera muy conservadora. Pero se trata principalmente de un juego de acusaciones entre Estados Unidos y China. Estados Unidos trata de hacer responsable a China y eso dificulta la cooperación multilateral.

swissinfo.ch: Más allá del Consejo de Seguridad, ¿cuál es su opinión sobre la respuesta internacional a la crisis hasta ahora?

R.G.: El sistema de la ONU ha sido muy lento para hacerse con el control de un desafío de semejante magnitud. Incluso a mediados de marzo, muchos funcionarios de la ONU en Nueva York no parecían ser plenamente conscientes de cómo la pandemia iba a cambiar su visión estratégica. Pero Guterres y el sistema de la ONU en su conjunto son merecedores de un gran reconocimiento por acelerar su respuesta a la crisis en las últimas dos o tres semanas. La serie de declaraciones del secretario general sobre los aspectos socioeconómicos y de seguridad de la pandemia ha mostrado un grado de previsión que muchos líderes nacionales han estado lejos de ofrecer. Y a nivel de trabajo, creo que los funcionarios de la ONU asignados en asuntos humanitarios, mediadores y otros, están ahora trabajado duramente para encontrar formas de mitigar este desastre. Existe la sensación de que la ONU está manejando esto bastante mejor que los Estados miembros, aunque al final necesite el apoyo político y económico de los gobiernos durante la crisis. 

swissinfo.ch: Antes del brote del virus, Naciones Unidas y su presupuesto ordinario estaban atravesando una grave crisis de liquidez. Con una recesión global en el horizonte, ¿debería la ONU y otras organizaciones internacionales temerse lo peor en términos financieros y de contribución de los Estados miembros?

T.B.: El reto al que se enfrenta el multilateralismo se debe a que los Estados miembros han venido reduciendo sus contribuciones a las organizaciones internacionales. Hemos vivido esto en Ginebra con la crisis de liquidez de la ONU. La crisis financieraEnlace externo es una realidad.

“Lo que la gente tiene que entender es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene graves problemas de financiación” Thomas Biersteker 

Lo que la gente tiene que entender es que la OMS tiene graves problemas de financiación. Cuando fue fundada, el 100% de sus ingresos operativos procedían de las contribuciones de los Estados miembros. Hoy esa cifra es inferior al 20%. Tenemos por tanto que comprender las limitaciones que afectan a estos organismos.

Yo diría que es probable que los países donantes junten fondos para operaciones humanitarias de la ONU en países afectados por la COVID-19, con objeto de frenar la enfermedad y contener movimientos a gran escala de grupos de personas desesperadas. Los países occidentales no querrán hacer frente a una oleada de “refugiados de COVID” procedentes de África y Oriente Medio. Pero a largo plazo, los países pobres van a exigir más ayuda al desarrollo para amortiguar los efectos de la COVID-19, al mismo tiempo que los gobiernos de los países donantes estarán invirtiendo hasta el último céntimo de sus haberes y la recesión global habrá reducido los presupuestos destinados a la ayuda al desarrollo en el extranjero. Creo que es probable que dentro de seis a doce meses asistamos a debates en la ONU poco agradables, porque los países pobres pedirán una gran inyección de ayuda para reconstruir sus economías tras la crisis y los países donantes responderán que tienen poco o nada de dinero que ofrecer.

Tatiana Valovaya: el impacto del virus en la Ginebra internacional

En una entrevista recientemente publicada en el diario ginebrino Tribune de GenèveEnlace externo, la directora de la sede de la ONU en Ginebra, Tatiana Valovaya, advierte que los problemas de liquidez de la ONU han empeorado con la pandemia del coronavirus. Señala que la ONU tendrá que realizar nuevos gastos para hacer frente a las consecuencias del virus. Además, la crisis ha supuesto la paralización completa de todos los trabajos de renovación del histórico Palacio de las Naciones de Ginebra, estimados en cerca de 850 millones de francos, lo que tendrá consecuencias sobre el coste y fecha finales (inicialmente prevista para 2024).

La sede de la ONU no está completamente cerrada, pero la mayor parte de su personal trabaja desde casa, de manera similar a como se está haciendo en otros organismos internacionales de Ginebra. Sin embargo, la Conferencia de Desarme y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU han tenido que suspender sus sesiones en el Palacio. La mayoría de conferencias y reuniones internacionales, como la Conferencia Internacional del Trabajo, han sido canceladas; Ginebra suele albergar unas 12 000 conferencias y reuniones anualmente.

Traducción del inglés: José M. Wolff

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