NIños húngaros juegan en Hasenberg, en el cantón de San Gallen. (RDB/ATP/Brechbühl) RDB/ATP/Brechbhl
Albergue en la sala de gimnasia de Kornhausbrücke, Zúrich. (RDB/ATP/Brechbühl) RDB/ATP/Brechbühl
Limpieza del cuartel de Liestal, en el cantón de Basilea-Campo. (RDB/ATP) RDB/ATP
Un estudiante de Zúrich prepara un apartamento para camaradas húngaros. (RDB/ATP/Brechbühl) RDB/ATP/Brechbühl
Prueba de calzado en Uerikon, en el cantón de Zúrich. (RDB/ATP/Brechbühl) RDB/ATP/Brechbühl
Preparación de la sopa para los refugiados en Buchs. (RDB/ATP/Brechbühl) RDB/ATP/Brechbühl
Jóvenes húngaros en Adelboden, en el Oberland bernés, 1957. (RDB/ATP/Schürch) RDB/ATP/Schürch
En un albergue para refugiados en algún lugar de Suiza. (RDB/ATP/Pichler) RDB/ATP/Pichler
Obreros suizos de las vías férreas observan un minuto de silencio por Hungría. (Keystone/Walter Studer) Keystone/Walter Studer
Manifestación de simpatía en Zúrich, 29 de octubre de 1956 (Keystone/Photopress) Keystone/Photopress/Str
Hace 60 años, el 23 de octubre de 1956, se iniciaba el levantamiento húngaro contra el poder comunista. La revolución duró pocos días. A principios de noviembre, el Ejército Rojo invadió el país y puso fin a la revuelta. La intervención provocó un éxodo masivo. Unas 200 000 personas huyeron a Europa Occidental, de las cuales, 14 000 a Suiza.
Muchos de los refugiados disponían de un alto nivel de formación. Con el nuevo poder comunista, habían tenido que reducir su nivel de vida y su libertad de actuación. Casi en todas partes de Suiza fueron recibidos con los brazos abiertos.
La población helvética mostró simpatía hacia esas personas que habían osado desafiar al comunismo soviético. En algunas ciudades, centenares de manifestantes ganaron las calles para expresar su apoyo a la insurrección. La mayoría de los refugiados se integraron rápidamente en Suiza. Sabían que tendrían que esperar mucho tiempo antes de poder volver a su hogar.
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