El emperador acompañado de Albert Danz, alcalde de Hindelbank
(Archiv Walter und Peter Studer) Peter Studer
Los niños del pueblo no tuvieron clases y pudieron asistir al festejo.
(Archiv Walter und Peter Studer) Studer
El invitado de honor es conducido en carroza al castillo de Jegenstorf .
(Archiv Walter und Peter Studer) Peter Studer
Unos niños ofrecen pan de especias al emperador que les entrega a su vez, algunas monedas.
(Actualité Suisse Lausanne/Schweizerisches Nationalmuseum Zürich, Bildarchiv) SNM Bildarchiv
Elementos del ejército protegen el Castillo de Jegenstorf.
(Björn LIndroos, Comet/ETH-Zürich, Bildarchiv) ETH
Un fotógrafo y un periodista de la revista ‘Schweizer Illustrierte’ logran un encuentro con el emperador.
(Björn Lindroos, Comet/ETH-Zürich, Bildarchiv) ETH
Llegada a la Plaza Federal de Berna.
(Walter Nydegger/Staatsarchiv des Kantons Bern) Staatsarchiv Bern
El Emperador sale del Palacio Federal, escoltado por el ministro de Relaciones Exteriores, Max Petitpierre, y el canciller federal Charles Oser.
(ETH-Zürich, Bildarchiv) ETH
100.000 personas se reunieron a lo largo de las calles de Berna.
(Milou Steiner/RDB) RDB
Buffet en el Bellevue Palace de Berna.
(RDB/ATP) RDB
Viaje a Zúrich en el vagón ‘Flecha Roja’ de los ferrocarriles suizos.
(SBB Historic) SBB
Zúrich se prepara para dar la bienvenida al visitante.
(Keystone/Ilse Mayer-Guenther) Keystone
Visita de la fábrica de herramientas Oerlikon, Bührle & Co.
(Keystone/Ilse Mayer-Guenther) Keystone
La empresa de Oerlikon ofrece un teléfono de disco en oro puro a su visitante.
(Keystone/Ilse Mayer-Guenther) Keystone
El Negus acude a la recepción del Gobierno en el Bellevue Palace de Berna.
(Actualité Suisse Lausanne/Schweizerisches Nationalmuseum Zürich, Bildarchiv) SNM
Hace 60 años, más de 100.000 personas aclamaron al Emperador Haïle Sélassié I de Etiopía, en Berna. Al ofrecer al soberano las pompas de una visita de Estado, el gobierno suizo pretendía hacerle olvidar que le había dado la espalda durante la guerra de Abisinia contra las tropas de Mussolini.
Este contenido fue publicado el 17 mayo 2014 minutos
El gran evento de 1954 es conmemorado con una exposición en el Castillo de Jegenstorf , donde residió el ilustre visitante. El exótico soberano recorrió las calles de Berna con su carruaje abierto y recibió el homenaje del pueblo. A lo largo del camino, muchos niños (dispensados de escuela) agitaban sus banderas.
Pero este cálido entusiasmo ocultaba una cierta ambivalencia creada por el trasfondo político de la visita: el Gobierno quería recuperar el favor de Hailé Sélassié, perdido en 1936. En aquella época, mientras las tropas fascistas italianas invadían Etiopía y empleaban gas tóxico, la Confederación cerró la puerta al emperador desterrado, en busca de refugio. La empresa suiza Bührle no sufrió por el enfriamiento, ya que vendió armas a Etiopía por millones de francos suizos.
La exposición ‘Un emperador invitado. La visita de Estado de Haïlé Sélassié en 1954’ estará abierta en el Museum für Bernische Wohnkultur del Castillo de Jegenstorf, hasta el 19 de octubre de 2014.
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