No al impuesto Tobin

La tasa Tobin, propuesta para reducir el flujo de capitales indeseables y limitar la especulación, es una "idea genial" en sí misma, pero irrealizable, señaló el ministro suizo de Economía, Pascal Couchepin en París.

El ministro de Economía de la Confederación Helvética formuló este concepto en la capital francesa, luego una reunión de promoción de la plaza financiera suiza.

Tras el encuentro, en rueda de prensa, advirtió que la idea del impuesto Tobin para impulsar el desarrollo social en sí misma es genial, pero cuando se analiza con detalle se percibe que es irrealizable.

En opinión de Pascal Couchepin, el único medio adecuado para imponer una medida similar a la propuesta por Tobin sería a través de reglas surgidas en el seno del Fondo Monetario Internacional, FMI.

Sin embargo, Couchepin advirtió que la sola mención del FMI ante los fervientes precursores del impuesto Tobin, en París, provoca corto circuito.

Para el ministro suizo, el problema medular radica en cómo controlar el respeto a un impuesto como el propuesto y en cuál sería su tasación.

“Suiza no defiende un impuesto Tobin del que no se conocen los detalles, no se puede defender un fantasma” concluyó el Consejero Federal.

El impuesto Tobin para las transacciones en los mercados internacionales de cambio fue propuesto por numerosas organizaciones no gubernamentales en la Cumbre Social de Ginebra, celebrada la semana pasada.

Para las ONG, esta tasa podría contribuir, junto con otros fondos, a la lucha contra la pobreza.

Suiza, al igual que Estados Unidos, Japón y Australia, se opusieron a mencionar el impuesto en la Declaración final de la cumbre social de la ONU en Ginebra.

El debate sobre este impuesto, propuesto hace 30 años por James Tobin, fue reabierto la década pasada en Suiza, con la intención de financiar el desarrollo social global, a través de la obligación tributaria a las transacciones internacionales de divisas.

swissinfo y agencias