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No convencen los “cambios” de UBS y Credit Suisse

El cambio de estrategia no convence a los mercados. Ex-press

Observados con desconfianza por los mercados, los dos gigantes bancarios suizos anunciaron recientes estrategias para recortar su banca de inversión y concentrarse en sus clientes más adinerados.

Los cambios no logran convencer a los analistas financieros. En su opinión, la estrategia de las dos instituciones no va tan lejos como debería.

En una nota dirigida a sus inversores, el Banco Sarasin hizo balance (18.11) sobre el plan de reestructuración presentado por el UBS en Nueva York, al que considera “una evolución, pero no una revolución”.

La nota técnica expresó claramente su decepción con respecto a la decisión del UBS de no cortar de forma más contundente sus actividades dentro de la llamada banca de inversión.

“No estamos convencidos de que el UBS realmente necesite una banca de inversión de esta talla y diversidad. La lista de actividades de las que se retiró es limitada. Y la estrategia del banco refleja simplemente lo que sucede entre sus competidores, una mera lucha por adaptarse a condiciones de mercado que implican cada vez más desafíos”, explica Sarasin.

Tras la manada

El banco privado tampoco mira con buenos ojos el plan de reestructuración que había anunciado algunos días antes el Credit Suisse.

“Va en la dirección correcta, pero habría sido mucho mejor para el banco un ajuste más pronunciado en la banca de inversión”, refirió Sarasin en la nota a sus inversores sobre dicho proceso.

Al respecto, Andrea Venditti, analista del Banco Cantonal de Zúrich, estima que ambos bancos podían haber realizado un esfuerzo para ir más lejos. Pero reconoce también que la importancia de la banca de inversión para Credit Suisse hace difícil la tarea de simplemente cortar de tajo este tipo de operaciones.

“Es decepcionante que no haya habido ningún cambio de estrategia significativo. La estructura de los dos bancos no cambiará en el fondo”, señala Venditti a swissinfo.ch y añade que está convencido de que los dos gigantes financieros se contentarán con seguir a la manada realizando pequeños ajustes de hojalatería en donde se requerían profundos cambios.

Más que suficiente

Tras los años aciagos de la crisis de los subprime, UBS y Credit Suisse regresaron de lleno al terreno de la competición en 2010, en un entorno que favorecía la contratación de personal y el fortalecimiento de las operaciones de la banca de inversión, convencidos de que las condiciones de mercado serían cada vez más favorables.

Así, en lugar de concentrarse de lleno en su “ADN principal” –como lo llamó el jueves pasado Sergio Ermotti, consejero delegado del UBS-, esto es, en la gestión de fortunas internacionales y la banca universal, UBS y Credit Suisse decidieron apostar por dejar que las aguas se serenaran antes de regresar con todo a las ligas mayores de la banca de inversión.

Pero el escenario cambió y por el momento el apetito de los inversores por el riesgo se ha visto mermado, una condición a la que se suma un entorno de bajas tasas de interés y regulaciones –nacionales e internacionales- cada vez más estrictas para frenar los excesos de la banca de inversión. Por ello, los grandes bancos se han visto obligados temporalmente a recortar sus alas.

El jueves, Ermotti dijo a sus inversionistas que UBS ha tenido “más que suficiente en la carrera por escalar en la clasificación hacia las primeras plazas de las grandes ligas”. Una declaración que hace referencia a la desastrosa tentativa de ascender hasta la cima de la gloria en Wall Street, lo que llevó al banco número uno de Suiza a caer en espiral hasta el infierno de las crisis hipotecaria estadounidense.

Pago de dividendos

Sin embargo, y aun cuando coincide en que los retos por venir para UBS “son impresionantes”, Carsten Kengeter, director de Banca de Inversión de este banco, pareciera manejar sus prioridades bajo una tesitura distinta al timón de la institución.

Y a pesar de que UBS se verá obligado a renunciar a ciertas operaciones en esta división, y a suprimir 2.000 plazas y la mitad de sus activos en riesgo antes de que concluya el 2016, Carsten Kengeter decidió aprovechar la tribuna que le ofreció Nueva York para presentar una estrategia en la que, según sus palabras, ganará posición de mercado en detrimento de sus rivales y avanzará en nuevos mercados como Brasil.

“Las nuevas reglamentaciones obligan a los bancos a aumentar sus reservas de capital propio. Ciertas actividades pues dejarán de ser rentables”, puntualiza al respecto Andreas Venditti. Por ello, UBS no pierde la ambición de mantenerse entre los grandes actores internacionales en materia de banca de inversión.

Sin embargo, el ambiente será cada vez más complejo y la banca de inversión, cada vez más competitiva, añade el experto.

En términos generales, la mayoría de los analistas e inversores se sienten optimistas con respecto al discurso general de UBS en NY. Y avalaron la decisión del banco de terminar con el “congelamiento” que había impuesto al pago de utilidades para los accionistas, que en 2011 recibirán 10 centavos por cada acción, según lo anunció el grupo.

El banco número uno de Suiza prometió también a sus accionistas mejorar en 2012 los dividendos que les otorgará. Una promesa que aún está por ver si podrá ser cumplida.

Está destinada a financiar los grandes proyectos de las empresas y los gobiernos.

Un banco de inversión toma dinero de sus clientes, que aceptan perder control alguno sobre la forma en la que se invierte, a cambio de la promesa de atractivos rendimientos.

Si la estrategia del banco es errónea, como sucedió con los subprime, el cliente comparte las pérdidas con el banco.

Para lograr premios financieros atractivos, los bancos de inversión suelen operar a gran escala en los mercados bursátiles y de capitales.

Dar un gran paso a estas divisiones le ha costado mucho dinero y desprestigio a bancos como UBS y Credit Suisse.

UBS fue el banco europeo más afectado por la crisis de los subprime, con pérdidas de alrededor de 50.000 millones de francos suizos entre 2007 y 2009.

El banco enfrentó también un serio escándalo fiscal en EEUU que le costó una multa de 780 millones de dólares en 2009. Además, se vio obligado a transmitir información confidencial de 4.450 clientes –de origen estadounidense- sospechosos de evasión.

En 2010, el Parlamento suizo ratificó un acuerdo entre Berna y Washington en el que debió reformarse el secreto bancario para cerrar cualquier posible sendero para la evasión de estadounidenses con cuentas en Suiza.

En septiembre de 2011, el escándalo de operaciones ilícitas realizadas por un solo corredor del UBS –que generaron al grupo pérdidas superiores a los 2.000 millones de francos– provocó la dimisión del consejero delegado Oswald Grübel.

Su sucesor, el tesinés Sergio Ermotti, ha inscrito entre sus prioridades reducir la talla de la banca de inversión.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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