«El mercado petrolero funciona con pocas reservas»
La crisis libia ha provocado una escalada en los precios del petróleo. Y aunque los países de la OPEP prevén un alza en su producción, Gilles Carbonnier, profesor del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo (IHEID) de Ginebra, estima que la oferta libia es difícilmente sustituible.
De acuerdo con los operadores de transporte marítimo de Londres, la comunicación con los puertos libios se interrumpió el martes (22.02) debido a la situación que atraviesa el país. La crisis libia provocó también una escalada en los precios del crudo y una caída de las bolsas asiáticas y europeas.
Gilles Carbonnier, director de la Revista Internacional de Política de Desarrollo, participó en las negociaciones de la Ronda Uruguay de la OMC y después fue miembro de la dirección general del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
swissinfo.ch: Libia es el primer productor de petróleo importante sacudido por las revueltas de esta primavera. ¿Qué debemos aguardar?
Gilles Carbonnier: Hemos observado un alza de precios que se ha registrado rápidamente debido al nerviosismo de los actores del mercado. Estos actores anticipan dificultades potenciales para el abastecimiento futuro de crudo y, por ello, presionan los precios al alza. Creo que la evolución a corto plazo de la situación política de Libia y de la región en general, dejará claro si dicho repunte se confirma o si existe un retroceso dentro de una o dos semanas.
Cabe decir que el nerviosismo exacerbado de los actores del sector petrolero es explicable. Esto es, el mercado funciona actualmente bajo un llamado esquema de producción ajustada, es decir, prácticamente sin ‘stock’ de respaldo. Y la demanda es muy importante aunque la producción opere a tope. De ahí que una interrupción en el aprovisionamiento de un productor tan importante como Libia cree obligadamente una coyuntura de escasez relativa que tiene un impacto sensible sobre los precios internacionales del crudo. Dicho en breve, ningún otro productor estaría hoy en condiciones de acrecentar rápidamente su producción para sustituir a la libia.
Para un país importador como Suiza, esta situación evidencia, por una parte, la necesidad absoluta de asegurar una diversificación real en las fuentes de abastecimiento de petróleo y gas. Y por la otra, la conveniencia de reforzar la diversificación de las fuentes de energía de las que dispone, con especial énfasis en aquellas que son de carácter renovable.
Lo que observamos ahora en Libia podríamos verlo dentro de algunos años con el uranio de Nigeria, que es el tercer productor mundial de dicha materia. Y con Al Qaeda en el Magreb islámico también podríamos enfrentar problemas de aprovisionamiento.
swissinfo.ch: ¿A partir de qué momento un posible contagio de esta revuelta a otros países productores generaría una situación crítica de abastecimiento de petróleo y gas para el planeta?
G.C: La situación puede volverse crítica si se frena la producción petrolera de Libia, ya que las reservas estratégicas de los países importadores serían capaces de responder a la falta de abastecimiento durante un periodo breve. Pero si la crisis continúa y afecta a Argelia, la situación se tornaría crítica.
Y si acaso la conflagración tocara también a Arabia Saudí –primer productor mundial de petróleo- entonces nos encontraríamos ante una verdadera crisis petrolera que nos permitiría afirmar que los ‘shocks’ petroleros de 1973 y 1979 no fueron si no pequeñas olas comparadas con el tsunami que estaría por venir en 2011.
swissinfo.ch: ¿Qué cambiaría exactamente en materia de abastecimiento petrolero el hecho de que Gaddafi se quede o se vaya?
G.C. El petróleo en conflicto se encuentra en Libia. E independientemente del quien gobierne –el régimen de Gaddafi, uno democrático o un gobierno de transición-, los libios siempre estarán interesados en explotar y vender su petróleo, ya que estos ingresos son fundamentales para las arcas del Estado y para la economía del país. De hecho, me cuesta imaginar que un nuevo gobierno proponga frenar los abastecimientos o modificar su portafolio de clientes.
El escenario más perturbador para el mercado sería uno en el que la transición entre el actual régimen autocrático y una democracia formal se caracterizara por la inestabilidad y la violencia; por la inseguridad en Trípoli y en las regiones de producción del país; y donde el personal que trabaja como expatriado en Libia se retirara, porque la suma de estos factores complicaría la manutención del aparato de producción.
swissinifo.ch: Si el régimen de Gaddafi cae, se plantearán sin duda cuestionamientos sobre a quién pertenece la producción petrolera. ¿Al sector público? ¿Al sector privado? ¿Cuál sería la solución más racional?
G.C. La respuesta es ideológica. En el terreno práctico he constatado que todos los países productores tienen tendencia a establecer una sociedad pública estatal y, posteriormente, trabajan en asociación con grandes sociedades occidentales, o más recientemente también con grupos chinos o malayos. Y suelen establecer acuerdos con ellos porque son los proveedores de tecnología y técnicas de explotación.
Esto es, excepto los nuevos productores como Níger o Ghana, cada vez observamos menos países donde los grandes grupos petroleros privados occidentales como Exxon Mobil, Total, Shell, Chevron o las grandes compañías chinas pueden operar sin deber pasar por un operador nacional estatal. Y me parece que la estructura actual difícilmente se modificará.
swissinfo.ch: ¿Cómo articular el problema de la democracia, la producción petrolera y la economía misma?
G.C. En los países petroleros, observamos frecuentemente Estados rentistas, es decir, que viven netamente de sus ingresos petroleros. Se ha hablado de la ‘maldición petrolera’, y con frecuencia, quien habla de petróleo habla también de regímenes autocráticos o poco democráticos.
En estos países productores de petróleo, el Estado no tiene necesidad de poner en marcha una administración fiscal que grave las actividades productivas de los ciudadanos. Vive esencialmente de su renta petrolera, frecuentemente pagada por sociedades extranjeras. Y por lo mismo, el Estado no le rinde cuentas a nadie, excepto a las sociedades petroleras. Este tipo de gobiernos no se siente comprometido, como sucede en nuestras democracias, a rendir cuentas al contribuyente sobre la forma en la que se ejerce el presupuesto.
Por ello, estoy convencido de que la democratización de estos países será beneficiosa para su desarrollo económico en el mediano y largo plazos. Grupos de interés fuera del dominio petrolero, poco intensivos en mano de obra, podrán expresarse a favor del sector agrícola, los servicios, etcétera. Una pluralidad que favorece la diversificación del tejido económico y de las políticas económicas.
De hecho, Noruega es un buen ejemplo de ello. En los años 70, cuando comenzó a explotar su riqueza petrolera, al tratarse de una democracia, tuvo que iniciar un largo debate sobre el destino que debían darse a las rentas derivadas de la explotación del crudo.
Y Noruega decidió aprovechar estos ingresos para reforzar el desarrollo económico en otros sectores y para planear a largo plazo: se preocupó por sentar bases de desarrollo y prosperidad para las generaciones futuras, un patrimonio que fuera más allá de la riqueza generada por la explotación del oro negro.
Libia asegura el 2% de la producción mundial de petróleo y el 0,5% de la de gas. La región situada entre Argelia e Irán produce el 36% del crudo mundial.
Cerca del 3,3% de las reservas mundiales y el 0,8% de las de gas se concentran en Libia, según las estadísticas de BP.
En 2008, el petróleo libio representaba el 75% de las importaciones suizas de este energético, lo que equivalía a unos 3.300 millones de francos. En 2011, Suiza importa de Libia solo el 11% del petróleo que utiliza, según la Unión Petrolera.
Después de la crisis de los rehenes en Trípoli, las importaciones petroleras suizas provienen sobre todo de Azerbaiján y de Kazajstán.
El año pasado, las importaciones venidas de Libia sumaron solamente 485 millones de francos suizos.
Por ello, Suiza no teme problemas de aprovisionamiento de oro negro como resultado de la crisis libia.
Las revueltas del mundo árabe y sobre todo las que experimenta Libia han hecho temblar las bolsas asiáticas y europeas, que retrocedieron claramente el martes y provocaron una escalada en el precio del crudo.
Tokio (-1,78%) y Hong Kong (-2,11%), París (-1,54%), Londres (-1,11%) y Francfort (0,5%) y Zúrich (-1,05%) fueron las principales caídas.
El petróleo, por su parte, registra precios históricos desde 2008.
En Londres, el barril de Brent del Mar del Norte se intercambiaba el martes (22.02.) a 106,8 dólares, su nivel más alto desde septiembre del 2008.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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