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Ira campesina conduce a las urnas

Los agricultores Josef Zahner y Ruedi Gmür preparan las pancartas para la campaña de votaciones. swissinfo.ch

Con poco dinero y mucha fuerza de voluntad, un puñado de ciudadanos consigue someter al voto popular una revisión legislativa aprobada por el Parlamento. Una lección de democracia directa que swissinfo.ch recorre con los interesados principales.

El referéndum irrumpió como un rayo en cielo sereno, porque la modificación de la ley sobre epizootia (LFE) parecía predestinada a entrar en vigor cuanto antes. En un santiamén había superado el procedimiento parlamentario con un resultado triunfal: solamente uno de los 246 miembros que integran las dos cámaras se había opuesto.

¿Cómo han conseguido los promotores reunir más de 51.000 firmas en tres meses para un tema que no atañe directamente a la masa y sin contar con el apoyo de partido u organización grande?  ¿Más aún, sabiendo que los grandes partidos suelen fracasar sobre temas de interés más general?

La oposición a la revisión de la Ley Federal de Epizootia (LFE) surgió esencialmente de las Suizas oriental y central. Es allí, concretamente en la región agraria de Zúrich y San Gall, donde buscamos respuestas.

Contra la obligación de vacunar

 “Este referéndum es consecuencia de la campaña de vacunación contra la enfermedad de la lengua azul” ordenada por la Oficina Federal de Veterinaria en el año 2008 y reiterada en los dos años posteriores, resume Josep “Sepp” Zahner, miembro del comité referendario, a quien visitamos en su granja de Kaltbrunn, San Gall. “Casi todos los agricultores que han promovido el referéndum tuvieron problemas”, señala.

Los ganaderos constataron en sus animales agotamiento repentino, abortos, partos prematuros, enfermedades y decesos inexplicables, relata Thomas Grieder mientras recorremos su granja en Pfäffikon, cantón de Zúrich. Continúa: Los agricultores conversaron y llegaron a la conclusión de que el origen común del problema estaba en la vacunación. Una relación de causa-efecto que, sin embargo, no ha sido reconocida científicamente. No se ha compensado a los dueños del ganado afectado, y quienes rechazaron vacunas a sus animales fueron multados.

Esos mismos agricultores contemplan en la modificación de la LFE -que concentra en las manos de la  Confederación la prevención y el reconocimiento precoz de la enfermedad infecciosa de los animales-, el camino libre para que Berna establezca vacunas obligatorias.

La idea del referéndum nació de Daniel Trappisch, un naturista que preside una asociación bastante crítica a la vacuna y que ha coordinado la operación. Pero son los agricultores quienes han recogido la mayor cantidad de firmas.

Sin experiencia, pero con mucho empeño

 “No teníamos experiencia, pero asumimos el compromiso activamente. Ha sido un intenso ajetreo. Era necesario explicar de lo que se trataba, porque mucha gente ni siquiera sabía de la existencia de una ley sobre epizootia”, señala Thomas Grieder, miembro del comité referendario.

“La gente entiende cuando se explica de modo práctico”, dice a su vez Josef Zahner, recolector de más de tres mil firmas. Un récord que ha “exigido mucha disciplina. Cada día iba un par de horas a sitios concurridos en la región, por ejemplo un mercado o una fiesta popular”.

Los promotores consiguieron crear el efecto avalancha: muchas personas ayudaron espontáneamente. “Cuando supe que faltaba poco para el vencimiento del plazo y aún no habíamos recogido el número suficiente de firmas decidí dar una mano”, dice por ejemplo Pascale Naumann, maestra de la escuela primaria de Pfäfikon.

“Fue un final de suspenso. El mismo día de vencimiento, Sepp Zahnder me informó que faltaban ser autentificadas por las comunas 800 firmas. Esa misma mañana pusimos en marcha una acción intensa: recogimos e hicimos certificar más de mil firmas”, recuerda con emoción Thomas Grieder. La carrera contra el tiempo concluía en la noche con la entrega de las firmas certificadas a la Cancillería Federal en Berna.

La campiña en… campaña política

La votación federal del próximo 25 de noviembre constituye un reto mucho más arduo. Una victoria de los referendarios parece “poco plausible”, pero no se la puede excluir al 100%, señala el analista político y experto en sondeos de opinión Claude Longchamp. En esta ocasión no se ha hecho un sondeo al respecto, pero sobre la base de su vasta experiencia considera que sin una campaña política de gran alcance “amplificada por los medios, será muy difícil movilizar contra la modificación de la ley”.

Los promotores del referéndum no tienen recursos financieros para realizar una gran propaganda. Pero tratan de cubrir esa carencia con la militancia.

“El referéndum parecía condenado desde el principio, pero gracias al enorme empeño de las personas como Sepp hemos tenido éxito”, nos dijo Ruedi Gmür, un agricultor de Kaltbrunn, mientras preparaba afiches para la campaña de votación cuando llegamos a la granja con su colega Josef Zahnder.

“Creí que el referéndum no tenía probabilidad alguna”, confirma Walter Müller, el único que en el Parlamento votó contra la modificación de la ley LFE, pero no participa en la promoción del referéndum.

En el campo, donde el referéndum goza del apoyo popular, han sido colocados carteles en propiedades privadas: granjas, restaurantes, comercios. Pero la mayor dificultad es convencer a la Suiza urbana, donde vive casi el 70% de la población. Es justamente allí donde los promotores no pueden permitirse una acción publicitaria importante. “Los espacios son muy caros”, dice con pesar Thomas Grieder.

A pesar de los obstáculos encontrados, todos esos militantes expresan un fuerte apego a la democracia directa. “Pero debemos ser activos para mantenerla y de esta manera poder discutir y participar en las decisiones”, destaca Pascale Naumann. Y aunque pierdan la consulta federal del 25 de noviembre, su esfuerzo valió la pena. “Eso ha permitido accionar una discusión clara sobre lo que está en juego con esta ley”, sostiene Walter Müller.

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Referéndum

Este contenido fue publicado en El referéndum (facultativo) es un instrumento mediante el que los ciudadanos pueden solicitar que una ley aprobada por el Parlamento sea sometida a votación popular. Los promotores del referéndum tienen que recoger 50.000 firmas a favor en el plazo de 100 días para que se celebre el escrutinio. Las enmiendas constitucionales aprobadas por el Parlamento…

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La concreción de un referéndum lanzado por un grupo de ciudadanos sin el apoyo de un gran partido o de alguna organización enorme es bastante raro. Ocurre además cuando los partidos o las organizaciones grandes fracasan en el intento.

El caso más reciente es el del referéndum contra las tres Convenciones de doble imposición concluidas con Alemania, Gran Bretaña y Austria, referéndum propuesto por Acción para una Suiza Neutral e Independiente (derecha conservadora) y la Juventud Socialista (izquierda).

La Ley federal sobre Epizootia es el único tema de la votación federal del 25 de noviembre.

El especialista en sondeos de opinión Claude Longchamp cree que habrá una marcada abstención: la asistencia a las urnas rondaría el 33%.

La modificación de la Ley Federal sobre Epizootia (LFE) tiene la finalidad declarada de reforzar la prevención y detección precoz de la enfermedad infecciosa en los animales. Para esa meta redefine la distribución de competencias entre la Confederación y los Cantones.

La Confederación asume la dirección para la prevención y la lucha contra la epizootia. El Gobierno federal dicta prescripciones y regula el financiamiento para las medidas de prevención.

Puede aplicar un impuesto temporal a cargo de los dueños de los animales, fijar la parte a cubrir con ese ingreso y la que corresponde a los cantones.

Puede gestionar los bancos de vacuna, obtener vacunas con la epizootia y distribuirlas gratuitamente o a precio módico. Puede también establecer tratados internacionales en el ámbito de la salud animal.

Los cantones se encargan de aplicar las prescripciones federales: control,proceso penal, enjuiciamiento y sanción a las infracciones.

Algunas penas han sido endurecidas con respecto a la LFE vigente.

Adoptada en marzo por el Parlamento, la revisión de la LFE ha sido combatida exitosamente con un referéndum.

Sus promotores temen que entre las medidas de prevención, el Gobierno federal tenga la potestad implícita de ordena la vacunación obligatoria en el área rural.

Traducción, Juan Espinoza

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