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“Falta deontología” en las maletas de parlamentarios

El diputado Luzi Stamm (izq.) con el presidente de Comisión de Política Exterior del Parlamento iraní, Allaedin Boroujerdi, en Teherán. Screenshot SRF

Los viajes privados de parlamentarios suizos a algunos países pueden ofrecer una buena oportunidad de instrumentalización. Expertos coinciden en que es necesaria una mayor deontología para evitar que tales visitas tengan una apariencia oficial, como sucedió en fecha reciente en Irán.

El problema resurgió abruptamente después de un viaje privado a Irán, durante las vacaciones de Semana Santa, de seis miembros de la Unión Democrática del Centro (UDC/derecha conservadora) entre diputados y exdiputados. La comitiva fue recibida en Teherán por el presidente de la Comisión de Política Exterior del Parlamento, Allaedin Boroujerdi. Durante las conversaciones, el diputado Luzi Stamm criticó las sanciones impuestas por Suiza contra Irán.

Esas declaraciones fueron difundidas por la agencia de noticias IRNA y retomadas por los medios de prensa iraníes, especialmente la web en inglés Teheran Times. La información sugiere que se trataba de una visita oficial y que  Luzi Stamm representaba al Parlamento federal.

En Suiza, el episodio hizo correr mucha tinta durante una semana. Y, sin embargo, a pesar de la avalancha de críticas por parte de medios políticos y de prensa, la cosa quedó ahí, al igual que episodios pasados similares con otros países.

“No hay reglas para los parlamentarios que viajan de forma privada. Cada uno es considerado como un ciudadano cualquiera, no representa al Parlamento ni a ninguno de sus órganos”, afirma el embajador Claudio Fischer, responsable de Relaciones Internacionales de la Asamblea Federal.

La Constitución Federal establece que el gobierno es responsable de la formulación y aplicación de la política exterior.

Pero con la revisión constitucional en 1999, el Parlamento obtuvo el derecho a participar en la elaboración y a vigilar las relaciones con el exterior.

En virtud de la Ley del Parlamento, las cámaras federales siguen la evolución internacional y colaboran en las decisiones sobre los problemas fundamentales y las decisiones importantes en la materia. Por medio de sus comisiones y delegaciones, el Legislativo colabora en las asociaciones parlamentarias internacionales y mantiene relaciones con los asambleístas extranjeros.

El Ejecutivo debe informar regularmente, de manera oportuna y completa, a las Comisiones de Política Exterior (CPE ) de las dos Cámaras sobre los acontecimientos importantes en la política exterior. En el caso de proyectos críticos y antes de establecer o modificar directivas y líneas directrices relacionadas con el mandato de negociaciones internacionales importantes, el gobierno consulta a las CPE.

 

(Fuente: Parlamento suizo)

El sentido de la deontología

Es también la opinión de René Schwok, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra: “Son ciudadanos libres de un país libre. Tienen el derecho de viajar a donde quieran y de decir lo que quieran”, comenta el autor del libro La política exterior de Suiza después de la Guerra Fría. Lo que importa es que “no creen ambigüedad”.

Según René Schwok, “el problema es definir lo que es oficial: se requiere una mayor deontología en ese sentido. Pero es difícil, porque incluso si los parlamentarios suizos se comprometen a establecer claramente que no se encuentran en visita oficial, no hay garantía de que los medios de prensa del país en cuestión lo mencionen”.

Sobre todo porque “algunos países se aprovechan de las visitas de ese tipo para hacer propaganda para sus propios intereses”, anota Claudio Fischer. “Y eso es posible merced a la resonancia en los medios de comunicación”, añade Sacha Zala, director de los Documentos Diplomáticos Suizos.

Además, “un país que instrumentaliza esas visitas está perfectamente consciente de que si quiere concluir acuerdos con un país, tiene que pasar por el Gobierno y el Parlamento, y no por algunos representantes en vacaciones. Sin embargo, la instrumentalización le es útil ante su propia opinión pública”, establece el historiador.

Para René Schwok algunos regímenes dictatoriales consideran que esas manipulaciones contribuyen a “dividir y debilitar a Occidente”. Incluso si de esa manera “se envían a sí mismos informaciones falsas, se autopersuaden de que Occidente se debilita y subestiman su determinación. No logran entender que los Estados democráticos funcionan así, que tienen una oposición interna”.

Características suizas

En el caso de Suiza, hay también dos peculiaridades que complican la percepción exterior, explican los especialistas. Y no solamente en países lejanos con regímenes dictatoriales, sino incluso en Estados limítrofes democráticos. Los parlamentarios son mucho más independientes frente a su propio partido que en otros países.

“En un sistema de milicias, en el que un diputado representa por definición también sus propios intereses profesionales, prevalece generalmente menos disciplina dentro de los partidos y más bien una mezcla de visión ideológica de la política exterior y los  intereses privados, con una prevalencia frecuente de estos últimos. Y esto en todos los ámbitos, no solamente en política exterior”, dice Sacha Zala.

La otra especificidad se deriva del hecho de que casi todos los grandes partidos están representados en el gobierno y, al mismo tiempo, los partidos de la coalición se oponen a ciertas decisiones del Ejecutivo. “En Suiza, por ejemplo, es posible ser miembro de la coalición gubernamental durante cincuenta años y criticar en permanencia la política exterior del propio gobierno, como lo hace la UDC. En otros países no se entiende ese sistema, no parece lógico”, analiza René Schwok, quien ha dictado cátedra en universidades extranjeras.

La diplomacia parlamentaria gana terreno

La instrumentalización de visitas de parlamentarios a países “sensibles” no es un fenómeno exclusivo de Suiza ni está en aumento, coinciden los expertos. Lo que sí está en expansión es la “diplomacia parlamentaria” , o la participación de diputados en la política exterior.

Aunque no hay estudios sobre la influencia del Legislativo en las relaciones internacionales de Suiza, no hay duda de que el Parlamento se ha vuelto mucho más activo en este ámbito. “El rol del Parlamento en la política exterior se fortaleció sobre todo en los años 60”, recuerda Sacha Zala.

Una tendencia que se acentuó más tarde y que continúa. También porque es “indiscutible que cada vez más temas incluyen elementos relacionados con la política exterior”. Hoy en día, la interdependencia entre la política interior y exterior es fortísima”, subraya el director de Documentos Diplomáticos de Suiza.

Los viajes oficiales están regulados

Esta actividad se distingue claramente de las acciones privadas de uno o un grupo de parlamentarios: “la política exterior oficial del Parlamento es disciplinada claramente y coordinada. Para los viajes al extranjero hay reglas precisas, como cuando recibimos diputados extranjeros “, puntualiza Claudio Fischer.

Por ejemplo, una delegación oficial no se compone de miembros de un solo partido. Además, las reuniones tienen lugar entre iguales: el presidente de una Comisión de Política Exterior recibe a su homólogo.

Los Servicios Parlamentarios ofrecen asistencia, información , asesoramiento y acompañamiento: “Trabajamos muy de cerca con la administración federal, en especial con el Ministerio de Exteriores”, precisa el embajador Fischer.

Traducido del italiano, Marcela Águila Rubín

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