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Yoga, fuente de energía para los pilotos del vuelo solar

André Borschberg, uno de los dos pilotos del Solar Impulse, practicando meditación en el Gran Cañón, en 2013. Jean Revillard/Rezo/SolarImpulse/Polaris

Cuando el Solar Impulse 2 se propuso ser el primer avión solar que da la vuelta al mundo tenía claro que su éxito no solo depende de la radiación del astro rey. Los dos pilotos encargados del proyecto se apoyan también en técnicas como la autohipnosis, el yoga o la meditación para lograr su objetivo.

Mucho se ha escrito sobre las tecnologías ‘verdes’ del futuro. En el caso del Solar Impulse 2Enlace externo, se han invertido millares de horas de trabajo en la ingeniería y el diseño de este avión solar cuya talla es superior a la de un Boing 747, pero que posee un peso equivale al de un coche familiar.

Pero toda la parafernalia de tecnología futurista que se ha desplegado en la construcción de esta aeronave contrasta la aventura que implica retroceder a los primeros años de la aviación. Un piloto solitario en la cabina que lidia con condiciones difíciles. Una auténtica prueba para el espíritu y la resistencia física.

Para materializar el desafío de recorrer 35 000 km, los dos experimentados pilotos –el aventurero suizo Bertrand Piccard (56 años) y el expiloto de combate, André Borschberg (62 años) deberán relevarse por turnos en un viaje que durará previsiblemente 25 días y registrará 12 escalas.

Dada la envergadura del proyecto y las características del avión, la hazaña de dar la vuelta al mundo ha exigido una gran preparación para encarar condiciones extremas.

Por ejemplo, las temperaturas podrían oscilar entre los 40 grados centígrados bajo cero y los 40 grados sobre cero. En algunos trayectos se volará a 8 000 metros de altura y en otros, a 3 000. La cabina, que mide 3,8 metros, carece de calefacción y también de presurización. Y en ella está previsto viajar de forma consecutiva un máximo de cinco días con sus noches. Trayectos que exigirán a los pilotos realizar solo pequeñas siestas, un esfuerzo que requiere un gran entrenamiento físico y mental.

“Hemos trabajado intensamente en mejorar la parte tecnológica, así que las limitaciones que hoy enfrentamos son puramente humanas“, dice Piccard.

Piccard y Borschberg intentarán el sueño polifásico, es decir, tenderse a dormir –o descansar– a partir de un esquema de siestas múltiples, que tendrán una duración media de 20 minutos y que sumarán entre 2 y 6 horas de reposo por día. Durante estos periodos de descanso se activará el piloto automático del avión.

Sin embargo, el enfoque y las técnicas que cada aviador ha elegido para conciliar el sueño son diferentes. En el caso de Piccard, este experimentado psiquiatra y fisioterapista prefiere el uso de la hipnosis.

“Necesitas técnicas de hipnosis para mantenerte alerta cuando estás cansado, pero no puedes dormir. Y también las requieres cuando hay que dormir, pero no estás cansado“, explica Piccard.

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Cuando estén en el aire piensa recurrir a ejercicios como concentrarse en su pulgar o contar secuencias de números. Con el fin de perfeccionar sus técnicas para conciliar el sueño ha recibido asesoramiento de colegas como Bernhard TrenkleEnlace externo. El  psicólogo y terapeuta alemán le ayudó con una denominada “distorsión del tiempo”, que acorta la percepción del “tiempo aburrido que transcurrirá sobre el océano“, y para extender al cuerpo y la mente el provecho de las siestas de 20 minutos.

Tanto Trenkle como Piccard insisten en que estas técnicas avanzadas ayudarán al piloto a sumergirse en estados de trance de 20 minutos que le permitirán relajar el cuerpo como si realmente desconectara del cerebro, a pesar de que este último se mantiene siempre alerta. Es un ejercicio que permite un reposo regenerativo.

“Puedes acelerar la relajación y caer dormido utilizando la hipnosis y despertar 20 minutos después con una sensación de estar fresco y alerta. En mi trance hipnótico, el equipo técnico soplaba un cuerno y, después, yo disponía de solo 1,5 segundos para sentarme frente al panel de control de vuelo. Todo fue extremadamente rápido”, declaró Piccard sobre la exitosa experiencia que tuvo en materia de reposo durante el vuelo de simulación de 72 horas que experimentó en 2013.

Raphael HeinzerEnlace externo, especialista en gestión del sueño en el Hospital Universitario de Lausana (CHUV), que ha llevado a cabo pruebas con los dos pilotos, confía en que estén adecuadamente preparados.
“Observamos que incluso si los pilotos dormían menos de lo normal, esta serie de minisiestas repartidas a lo largo de 24 horas les permitían mantener sus reflejos durante las 72 horas que duró el experimento. Las pruebas neurológicas también estaban bien y esto es tranquilizador. A Bertrand Piccard le gusta mucho dormir –unas ocho o nueve horas diarias–, pero André Borschberg duerme una media de cinco o seis horas por noche, y ambos pudieron pasar estas pruebas sin problema“, refiere Heinzer.

Sin embargo, el especialista del sueño admitió que las pruebas no se habían extendido a cinco días y que aún había riesgos desconocidos.

El piloto André Borschberg y su entrenadora personal de yoga, Sanjeev Bhanot. Anna Pizzolante/Rezo/Solar Impulse

Giros de yoga

Más que echar mano de la autohipnosis, Borschberg sacará fuerzas del yogaEnlace externo y de la meditación para mantenerse saludable y poder controlar sus patrones de sueño.

Los resultados son similares a los que obtendrá su colega, según las previsiones de Borschberg. “Utilizo la meditación y las técnicas de respiración para relajarme y desconectar de pensamientos estresantes, lo que me permite relajar los latidos de mi corazón y dormirme en unos minutos”.

Borschberg, quien ha practicado yoga durante más de 10 años, buscó a Sanjeev BhanotEnlace externo, una experimentada yogui india de Rajastán, para que le ayudara a estructurar un programa hecho a la medida de las necesidades que enfrentará en este vuelo histórico. Y la rutina incluye ejercicios de respiración pranayama –para aumentar o reducir la temperatura del cuerpo–, así como posturas clásicas de yoga para mejorar la circulación y el tono muscular, que realiza casi siempre con los ojos vendados.

El asiento del piloto ha sido especialmente diseñado para masajear la espina dorsal del aviado y para convertirse en cama, o en esterilla de yoga, cuando Borschberg realice asanas invertidas y otras posiciones dentro de la estrecha cabina del Solar Impulse 2.

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Inquietudes por un largo vuelo

Bhanot afirma que los dos pilotos están extraordinariamente bien preparados, pese a lo cual persisten aún algunas inquietudes relacionadas con la duración de la aventura aérea que están a punto de emprender.

“No dispondrán de una cabina presurizada ni podrán controlar la temperatura de la misma. Tendrán guantes y zapatos eléctricos. Pero cuando uno se encuentra sentado a temperaturas inferiores a los 40 grados bajo, el cuerpo necesita mucha energía aunque se esté bien cubierto. Si uno puede estar en movimiento, el problema es resoluble. Pero si uno permanece sentado a 40 grados bajo cero, el reto es mucho mayor”, explica.

“Cuando debes permanecer dos o tres días en el mismo lugar sin mucho movimiento y durmiendo solo 20 minutos de tanto en tanto, tu coordinación cognitiva se trastorna. Puedes experimentar alucinaciones y un aumento importante en los niveles de nitrógeno en el cuerpo. A esto se suma el efecto de la falta de circulación sanguínea”.

Bhanot vigilará desde la Tierra cada uno de los progresos y se mantendrá permanentemente conectado con los pilotos a través de Google Hangout, por si cuando estén en el aire necesitan una ayuda extra con respecto a alguna postura de yoga o técnica de respiración.

“Existe la probabilidad de que después del tercer día comencemos a observar algún impacto en el sistema nervioso por falta de sueño o exceso de nitrógeno o demasiada hinchazón en el cuerpo. Todos son grandes retos para nosotros”, puntualiza.

El Solar Impulse 2 en cifras

Recorrido total del viaje: 35 000 km

Horas de vuelo: 500

Altitud máxima: 8 500 metros

Velocidad: de 36 a 140 km por hora dependiendo de la altitud

Duración de la misión: 5 meses (de marzo a agosto de 2015)

Longitud de la cabina: 3,8 metros

Tramos de entre 5 y 6 días de vuelo consecutivo

Temperaturas máximas previstas: 40 grados sobre cero

Temperaturas mínimas previstas: 40 grados bajo cero

Habrá 6 botellas de oxígeno a bordo

1 paracaídas

1 balsa salvavidas

Los suministros por día para los pilotos serán de 2,5 kg de comida y 2,5 litros de agua. Más 2 litros de bebida deportiva

La envergadura del avión es de 72 metros (más grande que un Boeing 747)
El peso de la aeronave: 2 300 kg (peso de un coche familiar)

Llevará 633 kg de baterías de litio
El avión tiene 17 000 células solares, cada una de 135 micras de espesor
La idea se lanzó en 2003
Equipo de 70 personas
80 socios
Presupuesto: 150 millones de dólares

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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