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Todas las miradas siguen puestas en Frontex

Dos policías de fronteras en Bulgaria
Keystone / Vassil Donev

Con el "sí" del pueblo suizo el domingo al aumento de los recursos y el personal de Frontex, Suiza se compromete con la seguridad común europea. Pero no incondicionalmente. Análisis.

En materia de seguridad, Suiza se alegra de seguir el ejemplo de Europa: más del 70% de los ciudadanos votaron a favor de reforzar la agencia europea de protección de fronteras. Esto es más que en la votación sobre la adhesión al espacio Schengen, que fue aprobada por el 54,6% de los votantes en 2005, y en las votaciones posteriores sobre la evolución de Schengen.

>> Nuestro informe sobre Frontex en la votación del 15 de mayo de 2022:

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De hecho, los partidarios del “sí” presentaron la votación del domingo como un voto de principio sobre Schengen. Se trataba de evitar poner a la agencia en el centro del debate en un momento en el que su imagen ha quedado muy dañada.

La gota que colmó el vaso fue la dimisión del director de Frontex, Fabrice Leggeri, a finales de abril. Leggeri fue considerado personalmente responsable de la mala gestión y acoso dentro de la agencia y obstrucción y engaño a las instancias políticas de Bruselas.

Pero eso no es todo. Hubo acusaciones, contundentes y documentadas, de que Frontex había encuebierto o incluso apoyado las devoluciones en las fronteras exteriores de Europa. Más allá del escándolo del director de la agencia, Frontex se convirtió en un símbolo que promueve la “Fortaleza Europa” y que debe ahuyentar a los inmigrantes no europeos.

Como consecuencia de estos acontecimientos, se convocó un referéndum en Suiza y fue la primera vez que la población pudo expresar su opinión sobre la agencia de seguridad paneuropea.

Campaña de voto difuso

La lucha contra la delincuencia y la inmigración ilegal fue el centro de los argumentos de los partidarios de Frontex. En general, los suizos valoran positivamente Schengen y se benefician mucho de él: la amenaza de reintroducir los controles fronterizos y el fin de la cooperación policial en caso de salida de Schengen han jugado sin duda un papel decisivo. Lo mismo ocurre con la nueva situación geopolítica. El ataque ruso a Ucrania ha empujado al continente a estrechar sus lazos y una negativa de Frontex se habría tomado como una afrenta en Bruselas. Las relaciones ya eran tensas y se tensarían aún más.

Sin embargo, la campaña nunca llegó a despegar. Hace tiempo que se sabe que las personas que solicitan asilo son brutalmente devueltas en las fronteras exteriores de Europa. No obstante, apenas se debatió la corresponsabilidad de Suiza. Con la generosa acogida de refugiados procedentes de Ucrania, el país ha confirmado incluso que aplica una política de asilo fundamentalmente humana.

Otra dificultad es que los Verdes y los Socialistas estaban solos en el apoyo al referéndum y se vieron obligados a hacer una campaña aparentemente contradictoria. A diferencia de los activistas de base, estaban a favor de Frontex, pero exigían que el proyecto de financiación volviera al Parlamento para vincularlo a un aumento de las cuotas de reasentamiento de refugiados. Un discurso demasiado complicado y demasiado incierto, que claramente no convenció a su electorado.

La ironía del voto

Este domingo ha sido la primera vez que los ciudadanos tuvieron voz directa sobre Frontex. Fue también la primera votación popular sobre una autoridad de seguridad paneuropea. Que la población de un país no comunitario tenga que votar a una autoridad europea no deja de ser una ironía.

¿Qué pasó después? La crisis de los refugiados ucranianos, la mayor desde la Segunda Guerra Mundial, revela una gran desigualdad de trato entre grupos de refugiados. Ha causado controversia pública y podría reavivar el debate sobre la política europea de asilo.

Como depositaria de los Convenios de Ginebra, Suiza se ocupa especialmente del derecho de asilo. Un derecho que se viola en las fronteras exteriores, también en nombre de Suiza. Tanto los opositores como los pro-Frontex están de acuerdo en esto. Suiza, que está representada en el Consejo de Administración de Frontex, enviará probablemente a sus expertos en derechos fundamentales al nuevo grupo encargado de vigilar el respeto de los derechos fundamentales.

La salida de Fabrice Leggeri se ve ahora como una oportunidad para reformar la agencia desde dentro. El referéndum se ganó con este argumento, y es sobre esta base que se juzgará al Gobierno suizo.

Traducido del alemán por Carla Wolff

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