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Syngenta desde dentro: otra mirada sobre su controvertida imagen

plants in test tubes at syngenta
Keystone/Gaetan Bally)

Tras sus modestos inicios a finales del siglo XVIII, Syngenta, con sede en Suiza, se ha convertido en una de las biotecnológicas más grandes del mundo. ¿Cómo es trabajar ahí?


Syngenta proyecta una imagen complicada. Su origen es suizo, pero actualmente es propiedad de una empresa china. Y aunque se autodenomina “empresa de agricultura”, contrata más científicos y químicos que agricultores. Sus empleados la consideran una empresa científica que ayuda a alimentar el mundo. Para los activistas es un grupo productor de pesticidas que amenaza la salud del ser humano y también el medioambiente.

Syngenta tiene su sede central frente a la estación de tren de Badischer, en Basilea. Su aspecto es modesto si se compara con las de otros campus farmacéuticos de la ciudad. Sus cuatro edificios principales se erigen a los costados de una esquina en donde se ubica un restaurante McDonald’s, y detrás de la puerta cerrada del grupo se adivina una construcción de gran envergadura.

Es en estas instalaciones donde swissinfo.ch entrevistó a tres personas clave de Syngenta: Varun Vats, gerente sénior de Políticas Públicas y Asociaciones; Fabricio Peres, director de Protección de Cultivos Empresariales Sostenibles y Responsables (ambos desde hace más de una década en la empresa); y Regina Ammann, responsable de los Asuntos Externos del grupo, que antes de mudarse a Basilea ya había trabajado para diversas multinacionales.

Desde dentro ¿Cómo es trabajar en una multinacional?

Este artículo es parte de una serie dedicada a conocer y dilucidar la vida de los empleados de las empresas multinacionales. Esos gigantes corporativos que desempeñan un papel clave en la economía suiza y que para muchos son solo inmensos edificios de concreto o campus llenos de empleados extranjeros.

Este trabajo busca descubrir la vida laboral cotidiana que se desarrolla dentro de estas compañías y descifrar los problemas que enfrentan sus empleados.

Una empresa, 70 nacionalidades

Varun Vats creció en Delhi, India, donde se licenció en Economía antes de continuar su formación en la Universidad de Lausana, donde inició una maestría en 2005.

Después de realizar investigaciones sobre la sostenibilidad de los biocombustibles, Vats trabajó en organismos como el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), para luego incorporarse al equipo de Agricultura Responsable y Sostenible de Syngenta en 2012.

“Me encontré con esta oportunidad de trabajo en un portal de empleo. No creo que fuera el mejor candidato, pero conocía a la empresa por un trabajo previo y, en ese momento, Syngenta quería una perspectiva externa sobre la sostenibilidad agrícola. Creo que la experiencia con WBCSD y la UICN me convirtió en el candidato con más oportunidades”.

En el caso de Fabricio Peres, su presencia es relativamente reciente en Suiza, pero ya había trabajado durante ocho años para Syngenta en Brasil, su país natal. Antes había laborado en una pequeña consultoría, pero un día un antiguo colega le dijo que había oportunidades laborales en Syngenta y decidió probar suerte. Tras seis entrevistas, se incorporó a la oficina brasileña de la trasnacional y, más tarde, al equipo regional de Latinoamérica, antes de mudarse a Basilea en 2017.

Ambos son parte del equipo de extranjeros altamente cualificados que trabajan en Syngenta. Los empleados con este perfil son una parte importante del equipo de la multinacional, que cuenta con empleados de 70 países distintos. Peres dice que no hay dos personas de la misma nacionalidad en su equipo de trabajo, que consta de 10 personas.

Los empleados extranjeros cualificados son fundamentales para la firma, pero son cada vez más escasos, según Regina Ammann. “Nos enfrentamos a una guerra de talentos. Como la digitalización adquiere cada vez más importancia, realmente nos apoyamos cada vez más en el talento extranjero. Existen múltiples iniciativas en Suiza para animar a los jóvenes a estudiar matemáticas y ciencias naturales, recalcando que son ámbitos de acción que ofrecerán más empleo en el futuro, pero sigue siendo difícil, especialmente en lo relativo a las ciencias de la vida “.

Dos empleados de Syngenta
Varun Vats y Fabricio Peres en las oficinas centrales de Syngenta en Basilea. swissinfo.ch

Conexión helvético-china

Aunque Syngenta tiene su origen en Suiza, fue adquirida en 2017 por ChemChina, compañía química china de propiedad estatal. Si bien los medios de comunicación suelen citar a Syngenta como un claro ejemplo de la presencia de China en Suiza y de la forma de hacer negocios del gigante asiático, Ammann considera que la adquisición “no cambió, en realidad, la forma de operar de la empresa. Y la venta fue muy positiva porque ahora tenemos un inversor de largo plazo que nos proporciona cierta estabilidad”.

En el pasado, los intereses cortoplacistas de un grupo de inversores que no conocía a fondo el negocio químico conducían los destinos de la compañía. “Llevar un producto al mercado es un proceso que requiere entre ocho y 10 años. No se pueden cambiar las estrategias cada tres o seis meses”, dice Ammann. La firma confía en que la adquisición por parte de China también ayude a Syngenta a encontrar nuevos socios que sean adecuados para su expansión en el país asiático, agrega.

Aunque es una empresa global, Syngenta ha sabido preservar su ‘sello suizo’ (swissness) a la hora de conducir el negocio. Vats ha realizado toda su carrera profesional en Suiza y le cuesta trabajo hacer comparaciones concretas con respecto a India, pero destaca que los suizos acostumbran iniciar su día temprano, lo que es muy positivo (aunque sea un poco difícil para los que no son madrugadores). Y añade que valora profundamente cualidades suizas como la precisión o la puntualidad reflejadas en los negocios.

Peres habla de diferencias sutiles que hay con respecto a Brasil. “Encuentro que la forma suiza de hacer negocios es muy democrática. Se pone el acento en el diálogo y en la generación de consensos. Muchas decisiones se discuten exhaustivamente y es importante que las personas que tienen que estar en un proyecto, realmente lo estén”. Esto explica que Peres pase el 70% de su tiempo en reuniones.

Aunque Suiza es la sede de la empresa, representa solo una pequeña porción del mercado de la compañía. Ammann explica que “entre 12 y 13% de los gatos totales de Syngenta se concentran en Suiza que es donde se encuentran sus grandes centros de investigación, desarrollo y producción. Y también el mayor sitio de protección de cultivos que el grupo tiene a nivel global. Pero la facturación en Suiza equivale solo al 0,2 o 0,3% del negocio total que tiene en el mundo”.

¿Por qué mantener una presencia tan grande en Suiza entonces? Esto se explica en gran medida en las bondades que ofrece el sistema de formación profesional dual. Ammann explica que “una formación técnica profesional sumada a un título en una Universidad de Ciencias Aplicadas son una estupenda combinación. Tenemos muchos ingenieros de procesos que han realizado este tipo de estudios y que son fundamentales para la ejecución de procesos químicos altamente sofisticados en los que la seguridad es vital”.

Enfrentando la polémica

Syngenta ha sido fuente de controversia debido a sus productos para proteger cultivos y por las variedades de semilla que comercializa. Hace unos días, la oenegé Public EyeEnlace externo acusó a la empresa de exportar pesticidas prohibidos, a los que atribuye el envenenamiento involuntario de productores de algodón en India. Pero la empresa afirma que no existe evidencia alguna de que sus productos fueran los responsables de este incidente (ver posición de Syngenta).

Más aún, Syngenta considera que sus productos son esenciales para alimentar el mundo de manera sostenible. Según explica Peres, Syngenta proporciona soluciones para ayudar a los agricultores a mejorar los rendimientos y para labrar sus tierras de forma sostenible. Esto ayuda a reducir la deforestación, que agudiza los efectos del cambio climático.

“El 50% de la soja que importa China proviene de Brasil y es un alimento muy importante para los animales. Se necesita seis veces más cantidad para alimentar a una vaca que para un ser humano. Eso es muchísimo. Ahora imaginemos lo que supone en términos de tierras agrícolas: si no hay tecnología para conseguir que los cultivos sean más productivos, se sembrará donde hoy están los bosques”, añade Peres.

Lo que la gente muchas veces no entiende, enfatiza Vats, es que Syngenta está enfocada en la evidencia científica. “Somos una compañía basada en la ciencia. Realizamos fuertes inversiones en investigación y desarrollo. De hecho, entre el 10 y el 15% de los ingresos por facturación del grupo se destinan a investigar. Y es frustrante para nosotros que la mayoría de las acusaciones se relacionen con percepciones emocionales y políticas, y no con verdaderos argumentos científicos”.

Comunicado de Syngenta dirigido a Public EyeEnlace externo sobre el envenenamiento por insecticida en India.

“Syngenta opera en más de 90 países, en todos ellos concede la más alta importancia a la utilización segura de sus químicos y productos.

Además, Syngenta ofrece entrenamientos en los países donde vende sus productos. Durante los últimos cuatro años, la empresa ha capacitado a 25 millones de agricultores de todas las latitudes en el uso y manejo seguro de los productos de Syngenta. Desde el desafortunado incidente de Yavatmal, India, los equipos de Syngenta han impartido programas de protección en este distrito y regiones aledañas. Han capacitado médicos y establecido clínicas móviles, para apoyar en la tarea de atender a los campesinos que hubieran podido resultar afectados.

Estas clínicas móviles han beneficiado ya a más de 25 000 familias de agricultores desde que comenzó el programa, en respuesta a estos incidentes”.

Vats y Peres reconocen que su trabajo se desarrolla en un terreno sensible. “El debate es parte importante del trabajo que realizamos. Estamos muy abiertos al diálogo y a aprender de los otros”, afirma Vats. A finales de agosto, la empresa se comprometió a sostener conversaciones más inclusivas y directaEnlace externos en temas relacionados con la agricultura sostenible para “ayudar a generar confianza entre la sociedad y la ciencia”. Y realizó una serie de “sesiones de escucha” en las que confluyen distintas perspectivas externas sobre lo que es la agricultura sustentable.

Lo que complica las cosas, dice Peres, es que “el desarrollo económico ha ido distanciando a la gente de la agricultura. Se necesita más conocimiento sobre los cultivos y sus complejidades. Los agricultores necesitan manejar múltiples escenarios y a veces realizan inversiones importantes cuyo efecto (positivo) puede ser borrado, por ejemplo, por un problema meteorológico. Es más fácil criticar algo u oponerse cuando no se está cerca de ello”.

Peres subraya que hay responsabilidad de todas las partes en la tarea de comprender a cabalidad los problemas del agro. “Yo vengo de un país donde la agricultura es muy importante, así que conozco el valor de nuestros productos para la gente. Es realmente muy poderoso que una familia, o unos padres, sean capaces de llevar a sus hijos a la escuela porque han logrado mejorar la manera de cultivar”.

¿Qué pasará con las iniciativas sobre los pesticidas que hay en Suiza? Syngenta espera que las prohibiciones no sean adoptadas, dice Ammann. “Es importante concienciar a la gente de que los pesticidas se utilizan para producir comida segura y a un precio asequible, pero siempre bajo principios sostenibles. La gente en Suiza vive en ciudades o en viviendas que están en la periferia de las ciudades, pero no en sectores agrícolas, así que su conocimiento no es muy profundo sobre lo que le cuesta a un agricultor producir su comida”.

Datos clave

Syngenta fue fundada en 2000. Pero sus raíces se remontan a 1758 y están relacionadas con una pequeña empresa de productos químicos fundada por Johann Rudolf Geigy-Gemuseus en Basilea. Nace de una fusión entre Novartis y Astra Zeneca. En 2017 pasa a manos de ChemChina.

Sede: Basilea.

Número de empleados: 28 000 (10% de ellos en Suiza).

Operaciones: Presente en 90 países. Además de su sede central, también tiene otras cinco instalaciones en Suiza dedicadas a las ventas, la investigación global, el desarrollo y la producción, entre otros rubros de actividad.

Sector empresarial al que se dedica: Agronegocios. Provee productos para la protección de cultivos (como fungicidas, herbicidas e insecticidas) y manufactura semillas. Tiene más de 2 500 variedades de semillas de vegetales y cada año añade entre 150 y 200 nuevas variedades.

Contribución a Suiza: Paga alrededor de 200 millones de francos suizos anuales de impuestos y otras cargas tributarias en Suiza.

Dato curioso: Los colorantes fueron inventados en el campus suizo de Syngenta.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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