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UBS, de nuevo frente al Senado de EEUU

Eveline Widmer-Schlumpf, ministra suiza de Justicia, durante la conferencia de prensa en Washington. Keystone

Este miércoles (04.03), Mark Branson, responsable de la administración de fortunas estadounidenses dentro del UBS, comparece en Washington ante la subcomisión encargada de investigar paraísos fiscales y evasión.

Su presentación tiene lugar luego de que las autoridades de Justicia de Estados Unidos subrayaran su intención de “evitar una escalada” en el diferendo con Suiza sobre el secreto bancario.

“La posición de Estados Unidos en este caso de fraude fiscal no debe ser percibida como un ataque contra Suiza”, declaró David Margolis, viceministro de Justicia ad interim a la responsable de la Justicia helvética, Eveline Widmer-Schlumpf.

De visita el lunes en Washington, en el marco del conflicto que opone al principal banco helvético (UBS) con las autoridades estadounidenses, la consejera federal defendió la posición de su país en el caso.

Las autoridades estadounidenses “expresaron su voluntad de negociar con Suiza, de discutir con nosotros”, destacó la ministra suiza de Justicia, que también se entrevistó con su homólogo local, Eric Holder.

En conferencia de prensa, en la Embajada de Suiza ante EE UU, dijo que, en el caso particular del secreto bancario, Margolis subrayó “que no había ningún interés en que el asunto degenerara”.

Una comparecencia espinosa

La cita de Branson con los legisladores estadounidenses será compleja. La embestida del fisco de EEUU contra el banco suizo es cada vez más intensa. Y en territorio helvético, incluso los más férreos defensores del secreto bancario comenzaron a bajar la guardia.

El problema puesto en números: cada año, el Internal Revenue Service (IRS), o fisco estadounidense, pierde alrededor de 100.000 millones de dólares de recaudación “por abusos cometidos por los contribuyentes en paraísos fiscales”.

¿Mucho? ¿Poco? Suficiente para incrementar 30% de un solo golpe la recaudación anual de los Estados Unidos, actualmente cifrada en 345.000 millones de dólares anuales, es decir, 404.078 millones de francos suizos.

La “afrenta tributaria”, pues, no es pequeña. Estas cifras fueron calculadas por el demócrata Carl Levin y el republicano Norman Coleman, entonces senadores clave del Subcomité Permanente de Investigaciones del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales de la Cámara Alta estadounidense, y punto de partida en la cruzada que hoy sostiene EEUU contra el UBS.

Sobre la marcha, el secreto bancario “a la suiza” se debilita incluso en su propia casa. Y esta semana será vital para su futuro, ya que el miércoles (04.03), Suiza y EEUU volverán a medir fuerzas: UBS aceptó comparecer antes el Senado estadounidense, una cita que se antoja todo menos amable.

Informe y primera llamada

Para el secreto bancario suizo, habrá un “antes” y un “después” del 17 de julio del 2008.

Ese día, los senadores Carl Levin y Norman Coleman presentaron, a lo largo de 114 páginas, un minucioso informe llamado “Paraísos fiscales bancarios y cumplimiento tributario en EEUU”. Un documento en el que lanzaban una abierta ofensiva contra Suiza y Liechtenstein por facilitar la evasión de impuestos entre sus clientes estadounidenses.

Entonces, hablaban ya de la evasión de unos 18.000 millones de dólares diseminada entre unos 19.000 clientes del banco.

Ese mismo día, Levin y Coleman habían convocado, vía el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado, a una comparecencia dedicada a hablar sobre paraísos fiscales y cumplimiento fiscal. Y Mark Branson, directivo de UBS encargado de la gestión de fortunas de EEUU, estaría presente.

En aquella cita, UBS tuvo que replegarse, expresó un mea culpa y ofreció disculpas. En voz de Branson, el banco aceptó que había encubierto la evasión y se comprometió a “hacer lo necesario” para evitar que la acción se repitiera en el futuro.

UBS ofreció su colaboración al IRS aunque dejó claro que el secreto bancario era intocable. Como muestra de buena voluntad, Branson anunció que el banco “cancelaría todas las operaciones off shore para sus clientes estadounidenses”, es decir, todo servicio de banca y mercados desde el extranjero.

Nuevamente al estrado

Ocho meses después, Mark Branson es citado nuevamente ante la Cámara Alta estadounidense.

Consultado por swissinfo sobre su asistencia, dado que el Ministerio de Finanzas helvético había afirmado el 22.02 que Suiza no acudiría al llamado senatorial, el UBS respondió:

“El señor Branson, Director Financiero de Administración de Fortunas en EEUU y Banca Suiza, se presentará en nombre del grupo ante el Subcomité Permanente de Investigaciones (PSI) del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado de los Estados Unidos”.

Junto a él, comparecerán también Douglas H. Shulman, comisionado del IRS del Departamento del Tesoro; Barry Shott, subcomisionado de la División de Empresas del fisco de EEUU; y John Dicicco, experto fiscal del Departamento de Justicia de EEUU.

Fuentes del Senado estadounidense confirmaron, por su parte, que la cita está prevista a las 14h30 en el salón 216 del edificio principal de la Cámara Alta en Washington DC.

El encuentro, no obstante, será mucho más ríspido.

El país vivió una metamorfosis histórica. George W. Bush no es más su Presidente y Barak Obama es un enemigo declarado de los paraísos fiscales.

Y el UBS también sufrió una transformación desde entonces. Además de reconocer su culpa, aceptó pagar una multa del orden de los 1.000 millones de francos suizos al gobierno de EEUU y entregó al IRS las coordenadas de alrededor de 300 de sus clientes, que presumiblemente pasaron de la evasión simple a la defraudación.

El secreto se desdibuja

En Suiza, la defensa del secreto bancario también baja la guardia.
El sábado pasado (28.02), el Presidente de Suiza y ministro de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, afirmó durante una reunión con delegados del Partido Radical Democrático que el secreto bancario podría necesitar adecuaciones dentro de poco.

Un día después, la Ministra de Asuntos Exteriores, Micheline Calmy-Rey, aceptó también, en su caso ante el SonntagsZeitung, que la estructura actual de la confidencialidad bancaria suiza ha perdido eficiencia.

Por su parte, el nuevo Director General del UBS, Oswald Grüber, refirió en una entrevista con el SonntagsBlick, también el domingo, que es posible que el secreto bancario se revise pero dejó claro que Suiza no debe ser la única que evolucione en la materia. La premisa es aplicable para todas las plazas financieras que operan esquemas off-shore, agregó.

En el terreno práctico, el IRS es un potente enemigo.

En 2009, ya no va sólo por los 19.000 evasores que visualizaron Levin y Coleman, sino sobre un listado de más de 52.000 clientes presuntamente evasores. Y comparecencia del miércoles será todo, menos sencilla.

swissinfo, Andrea Ornelas

UBS es el banco más importante del sistema financiero helvético. Con sedes en Basilea y Zúrich, se especializa en la administración de fortunas.

El Internal Revenue Service (IRS) y el Departamento de Justicia de EEUU iniciaron en 2007 la investigación sobre clientes del UBS acusados de presunta evasión y defraudación.

En el verano del 2008, Bradley Birkenfeld, ex empleado de alto nivel del UBS, confesó que el banco había promovido e incubierto el incumpliendo tributario entre sus clientes estadounidenses facilitándoles inversiones en paraísos fiscales.

La semana pasada, un grupo de parlamentarios suizos, encabezada por Peter Briner y Lucrezia Meier-Schatz, visitaron Washington. La gira estaba prevista antes de que estallara la noticia de que UBS había revelado 300 nombres de sus clientes al fisco americano, tras confirmarse defraudación fiscal. Los legisladores aprovecharon la cita para pedir que no se confunda a Suiza con el gigante bancario helvético.

El UBS tiene poco más de 77.500 empleados, de los cuales el 35% está en EEUU.

El Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales de EEUU fue fundado en abril de 1921.

Su actual Presidente es el senador demócrata Joseph Lieberman.

En 2006, un joven senador de Illinois, llamado Barak Obama, decidió sumarse a la iniciativa de dos veteranos suyos en la Cámara Alta de EEUU, se trataba de Carl Levin (demócrata) y Norman Coleman (republicano), y juntos encabezaron la inciaitva “Stop Tax Haven Abuse Act”.

Esencialmente, una cruzada contra todos los paraísos fiscales y los evasores. En la mira de su arsenal jurídico estaban 34 destinos, entre ellos, Luxemburgo, Chipre, Gibraltar, Malta, Belice, Panamá, Hong Kong y Suiza.

La iniciativa molestó a George W. Bush y a su gobierno y se desdibujó.

En 2008, Levin y Coleman arremetieron de nuevo, esta vez enfocados en Liechtenstein y Suiza.

Y Suiza enfrenta también las presiones de Alemania y Francia.

El pasado domingo (02.03), desde Bruselas, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó que “en el estado actual de las cosas, posiblemente Suiza sí debería formar parte de la lista negra”, haciendo alusión a los paraísos fiscales señalados cada año por la OCDE.

Más moderada que su ministro de finanzas, la Canciller alemana, Angela Merkel, agregó, por su parte, que “mientras más diálogo exista entre Suiza y la UE, menos posibilidades habrá de que se inscriba en la citada lista negra”.

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