El 2005, año histórico para la banca suiza
Registró más utilidades que nunca, bonanza que no se reflejó en los salarios de sus empleados ni como reducción de cobros a sus clientes.
Entre los grandes eventos, surge una lista de víctimas del Holocausto, el UBS vendió su división de banca privada, y se avanza en la banca socialmente responsable.
En territorio suizo operan alrededor de 403 bancos, seis de cada 10 son nacionales, y los cuatro restantes extranjeros.
Prácticamente todos experimentaron un año de ganancias extraordinarias durante el 2005 debido a que la economía nacional comenzó a recuperarse, y a que buena parte de su clientela viene de Estados Unidos y Asia, regiones en las que la economía avanza a un ritmo mucho más dinámico que en el Viejo Continente.
Y dentro del panorama bancario helvético, dos instituciones –el UBS y el Credit Suisse Group- llevaron la batuta, ya que concentran más del 50% del negocio crediticio.
Negocios más éticos
A partir del 1 de enero del 2005, los bancos suizos UBS y Sarasin aceptaron de forma voluntaria y unilateral aplicar las reglas del Foro Social Europeo para la Inversión, basadas en inversiones socialmente responsables (ISR).
El objetivo es mejorar el servicio que ofrecen a sus clientes al permitirles elegir libremente los fondos en los que habrán de depositar sus recursos, y al garantizar que estos últimos financien sólo empresas comprometidas con el respeto a los derechos laborales y medioambientales.
Un par de meses después, el 10 de marzo, la Asociación Suiza de Banqueros (ASB) dio a conocer, a partir del resultado de su encuesta anual de servicio, que 79% de los suizos está satisfecho con el servicio que recibe de su banco; y que 78% de ellos apoya incondicionalmente el célebre secreto bancario que protege la privacidad en la información de la clientela.
Venta estratégica
Otro de los grandes hechos registrados durante el año tuvo lugar el 5 de septiembre, cuando el UBS hizo pública su decisión de vender su división de banca privada a su rival, la helvética Julius Bär, quien le pagó 5.600 millones de francos por esta operación.
Así, el UBS vendió cuatro instituciones en un solo paquete: el Banca di Lugano; Ehinger and Armand von Ernst; Ferrier Lullin; y la administradora de activos especializados GAM.
Con esta operación, Julius Bär se convirtió en el número uno de Suiza en materia de gestión de fortunas (con un capital de 270.000 millones de francos) y en el tercer grupo bancario más importante de Suiza.
El rostro humano
Entre los eventos más relevantes que se produjeron en la banca helvética destacan algunos que tuvieron trascendencia en el ámbito humano este 2005:
Tras nueve años de gestiones de familiares de víctimas del Holocausto, quienes interpusieron demandas colectivas contra bancos suizos frente al Tribunal de Distrito de los EEUU, la Asociación de Banqueros Suizos (ABS) publicó el 13 de enero una lista con 2.700 nombres y 400 apoderados de cuentas pertenecientes a víctimas de la persecución nazi, que fueron indemnizadas en su mayoría durante los años posteriores.
El anuncio (02.11) de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) de que liberaría 25 millones de francos suizos depositados en cuentas bancarias a nombre de personalidades angoleñas para canalizarlos a proyectos humanitarios en el país africano.
Los depósitos habían sido realizados por una empresa francesa que sirvió de intermediaria en el proceso de reembolso de la deuda angoleña con Rusia.
En el terreno práctico, los clientes recibieron buenas nuevas. En Suiza circulan un total de 3,4 millones de tarjetas de crédito con las que se realizan transacciones por 15.000 millones de francos cada año. El 14 de diciembre, la Comisión de Competencia de Suiza dio a conocer un nuevo acuerdo tarjetas y bancos para reducir las comisiones que cobran a sus clientes, de modo que no se ‘castigue’ el uso de plásticos con respecto a los pagos en efectivo.
Negocio « redondo »
Con respecto a sus cuentas, los balances de los principales bancos suizos cerraron en toda forma el 2005.
El UBS, el número uno del país, registró casi 10.000 millones de francos suizos de utilidades durante el 2005, es decir, 25% más que en 2004, dato que habrá de oficializarse en febrero próximo, cuando den a conocer su Informe Anual 2005.
El trimestre más importante fue el tercero, en el cual las ganancias del UBS aumentaron 71% con respecto al mismo lapso del 2004, para sumar 2.770 millones de francos suizos. Y la administración de grandes fortunas e inversionistas institucionales (como fondos de pensión) fueron parte de sus principales fortalezas.
En tanto, el Credit Suisse Group ganó más de 6.000 millones de francos suizos, también una cifra extraordinaria. En este caso, durante el histórico tercer trimestre, las utilidades netas fueron 42% superiores a las del mismo lapso del 2004.
Un importante crecimiento y penetración en Asia y Europa fueron la explicación en este caso.
Paradójicamente, la banca no cerró este año de ganancias históricas con buenas noticias para sus empleados. Concretamente, los trabajadores del Credit Suisse y del UBS recibirán exclusivamente un incremento salarial del 2% este 2006, sin importar cuánta relevancia tuvo en los resultados de sus grupos su creciente productividad.
swissinfo, Andrea Ornelas
El sistema bancario helvético cuenta con 403 instituciones. El 60% de ellas son nacionales, y el 40% restante son extranjeros.
Los bancos UBS y Credit Suisse controlan más del 50% del mercado.
El 79% de los suizos se dice satisfecho con el servicio bancario que recibe y defiende el secreto bancario, según la encuesta 2005 de la Asociación Suiza de Banqueros (ASB).
El 2005 fue un año generoso para las cuentas de la banca suiza, debido a que la economía nacional comenzó a recuperarse y a que cuenta cada vez con más clientes de Asia y EEUU, regiones en los que hay mayor dinamismo productivo.
Tanto el UBS como el Credit Suisse, que son el termómetro del sistema bancario, experimentaron ganancias históricas (más de 17.000 millones de francos suizos de forma conjunta en 2005).
En enero del 2005 se oficializaron listas con nombres de víctimas de Holocausto, lo que permitió a muchos familiares comenzar a reclamar fondos en los meses posteriores; también se destinaron 25 millones de francos ‘congelados’ de personalidades angoleñas a proyectos humanitarios en aquel país.
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